La furcia de las letras
Venancio Rodríguez Zaragoza
No hay un autor de un libro que tenga idea de escribir. Luego, todo aquel que, en un ejercicio de soberbia e ignorancia, elogia al autor de la obra por haberla escrito, no tiene ni repajolera idea de lo que dice. La prueba de lo que digo es que todo autor tiene una obra cumbre y las demás le van a la zaga. La pregunta que debería hacerse, si usted fuera medianamente inteligente, es: una vez escribió su obra cumbre, ¿por qué las obras que le siguen no tienen la misma calidad? Y la respuesta es porque lo que el autor escribe no sale de él. El autor no es más que un negro, un mantenido, que escribe al dictado de lo que le viene y se lo apropia. Y si le viene, ¿quién se lo manda? Jacques Lacan dice que somos hablados por las palabras.
Rainer María Rilke dice que al autor le susurra Dios. Martin Heidegger asegura acerca del lenguaje y exige adentrarse en su hablar para establecer nuestra morada en él, es decir, en su hablar y no en el nuestro. Picasso decía que la inspiración existe, pero te debe coger trabajando. Por otra parte ¿Cuál es la diferencia entre escritor y autor? La primera diferencia que hay entre un autor y un escritor es que el autor crea, desarrolla y escribe una historia o una idea propia, mientras que el escritor plasma, a través de la escritura, las ideas o historias de los demás. Pero como dicen Lacan, Rilke, Heidegger y otros, el artista es un mandado. Luego, el único mérito del autor es ser la fulana complaciente de quien le da de comer...