Dorsal 1952
Belén tenía la mañana del domingo reservada para el 39 Cross Vuelta al Baluarte en Badajoz. Ha faltado a pocas ediciones y cuando no ha estado ha sido por causa mayor. La 39 no se celebró. Más de 2.500 corredores, entre ellos casi 80 patinadores, se quedaron compuestos y con dorsal. La mayoría acudió puntualmente a la cita deportiva, porque la decisión de suspenderla llegó tarde, cuando ya estaban en la avenida Ramón y Cajal. Un grupo de patinadores viajó desde Plasencia, casi dos horas de carretera. Decepción fue la palabra más suave que se escuchó entre los deportistas. No entendían cómo se había podido llegar a esa situación. El motivo que le explicaron fue que no había policías locales suficientes para garantizar la seguridad de la prueba. A los patrocinadores les contaron que 16 se habían dado de baja. Estaba claro hacia dónde apuntaba el dedo acusador. La decisión de no acudir a su puesto de trabajo se interpretó inmediatamente como una huelga encubierta (los cuerpos y fuerzas de seguridad no tienen derecho a la huelga), una forma extrema de hacerse valer a la hora de reclamar mejoras laborales que vienen de lejos.
Belén hizo su análisis, aderezado de comprensión y sentido común y no exento de lógicos reproches: «Yo respeto las opiniones de todo el mundo, nos dicen que se han dado de baja los policías. Algún motivo habrá. Yo me mantengo al margen, soy una deportista neutra, ni me voy para un lado ni para otro, defiendo el deporte extremeño y la verdad es que hay gente que ha venido de fuera y es un fastidio. ¿Quiénes son los responsables? Pues que busquen responsables. Porque si se han dado de baja tendría que haber una organización y las cosas hay que preverlas. Si no hay 16 municipales, que se busquen otros 16, porque si están malos no van a venir a la fuerza, ¿no? Los que nos hemos fastidiado somos los que amamos el deporte».
Belén no pudo hacer una valoración más certera. La cuestión está en cómo ha podido llegarse a esta situación. El origen sin discusión está en la escasez de policías locales de Badajoz, que los sindicatos que los representan llevan denunciando y la ciudad sufriendo desde hace años. El equipo de gobierno no dudó el domingo en echar todas las culpas al cuerpo municipal. Lo hizo en caliente y lo siguió haciendo en frío los días siguientes. A nadie se le escapa que es mucha casualidad que tantos agentes se diesen de baja al mismo tiempo; una decisión que pone en tela de juicio su compromiso como servidores públicos con la ciudad, que está muy por encima de sus reivindicaciones, por muy legítimas que sean. Alguna reacción debería haber, aunque sea para evitar que vuelva a repetirse. Pero el equipo de gobierno no está exento de culpa. Es increíble que con una plantilla de más de 200 agentes (una treintena en segunda actividad) no exista un sistema de respuesta o un protocolo de localización para, en caso de imprevistos que conlleven la ausencia de efectivos convocados, se pueda avisar a otros compañeros, como lo hay en el servicio municipal de bomberos.
La concejala de la Policía Local, Gema Cortés, ha desvelado que están negociando un complemento de disponibilidad, que permitiría resolver bajas súbitas e inesperadas. La portavoz aseguró que lleva meses negociando. Antes que ella, sus predecesores también lo hicieron. Incluso llegaron a firmar un acuerdo de equiparación salarial con la Policía Nacional cifrado en 2 millones de euros. Lo firmó el alcalde, Ignacio Gragera, cuando era de Ciudadanos. Firmó el PP, que se retractó porque el resto de funcionarios se le echó encima. Gragera sigue siendo alcalde, pero Cortés hace borrón y cuenta nueva y para ella no existe aquel acuerdo, que ella no firmó. Ella no, pero su alcalde, sí. Los policías tienen memoria y el sindicato mayoritario que los representa, Aspolobba, se debe a sus representados, con quienes cumplió cuando firmó una subida salarial de la que nunca más se supo. Lo dijo Belén: que busquen responsables.
El origen está en la escasez de policías locales, que la ciudad lleva sufriendo desde hace años