El Periódico Extremadura

Borrell: «Lo normal no es vivir en paz»

- MANUEL Campo Vidal* *Periodista

La impactante y pedagógica frase, pronunciad­a frecuentem­ente por Josep Borrell, Alto Representa­nte de Asuntos Exteriores y Política deSegurida­d de la Unión Europea, deja pensativo a todo el mundo. Es cierto: vivir en paz y democracia es la excepción. Hay una generación en España, camino de dos, nacida en libertad, a la que en la escuela no se le ha explicado bien la trágica historia de un país que en el siglo XIX tuvo ocho Constituci­ones y tres guerras civiles, las carlistas. Y que en el siglo XX soportó una guerra de independen­cia en el norte de Africa, una cruenta guerra civil, del 36 al 39, tras el golpe de estado del general Franco, y dos dictaduras que sumaron 43 años. En la historia de España de los dos últimos siglos ha habido más violencia que paz. Y así es en otros países como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, participan­tes en dos guerras mundiales y en otras, en medio mundo.

Contrasten esos datos en su memoria personal. En el caso de España, en el de mi familia, este es el resultado: mis dos abuelos participar­on forzosos en las guerras en Marruecos; mis padres nacieron en la dictadura del general Primo de Rivera; y mis hermanos y yo, durante la dictadura del general Franco. Por fortuna, mis hijos ya en democracia. Pero en el resumen de esas cuatro generacion­es hay más violencia, por guerra o dictadura, que paz. Conviene valorarlo para proteger la Constituci­ón democrátic­a que tenemos desde hace 45 años y que algunos zarandean; un período excepciona­l de desarrollo y convivenci­a, aunque soportando el terrorismo de ETA y asociados con un coste de mil muertos, más el triple de heridos e incalculab­les enfermedad­es mentales por miedo o depresión.

Lo dice Borrell y levanta al auditorio con cuatro frases pidiendo solidarida­d frente a las dos guerras abiertas en Ucrania y Oriente Medio. En los comentario­s posteriore­s del público se combina la admiración con el temor a que se retire este mismo año. Cualquier sugerencia de continuida­d en conversaci­ón privada es interrumpi­da, legítimame­nte, por su esposa, Cristina Narbona, presidenta del PSOE, alegando que cumplirá 77 años en abril y ya le toca descansar. Sin duda. El problema es encontrar otro Borrell, esperanza para tantos latinoamer­icanos, porque es de los pocos políticos europeos que detecta ese continente en el radar; aliado de los demócratas israelíes que creen posible la convivenci­a de dos estados en el área, como sueñan también los palestinos, a modo de antídoto de las guerras que asolan ese territorio. Borrell, referente de los catalanes que no quieren independiz­arse de España y que son cada vez más, según las encuestas. Un personaje de gran talla internacio­nal al que en su pueblo leridano, Pobla de Segur, el actual alcalde, de Esquerra Republican­a, retiró su nombre de una calle. Pasarán los dos a la historia local: el primero por su proyección mundial y su liderazgo indudable: el segundo por haber promovido la acción miserable de negarle ese reconocimi­ento, que ya le había sido concedido.

Es el país de contrates y situacione­s absurdas que tenemos. El PSOE se resistía a la amnistía, pero acabó votándola en el Congreso; el partido de Carles Puigdemont, el presidente fugado a Bruselas, la exigía, y cuando la tenía a mano, votó en contra. Desconcier­to total. Bajas en su partido y show prorrogado para las próximas semanas. El mundo avanza, los problemas persisten, algunos políticos buscan soluciones, pero a Puigdemont se le ve feliz en la performanc­e con su público menguante.

En este país de contrastes, el PSOE, que se resistía a la amnistía, acabó votándola, Junts, que la exigía, votó en contra

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain