El Cacereño sigue atascado en casa
El equipo verde no pasa de un triste empate ante el Mensajero en un encuentro en el que no tuvo ideas en ataque
El Cacereño no sale de su monumental atasco en casa y continúa en el fango clasificatorio. Sumó un punto de valor pobre ante el Mensajero (0-0) en encuentro en el que los verdes apenas amenazaron a su rival, que incluso tuvo las dos mejores ocasiones en la recta final para llevarse los tres puntos, salvadas ambas por Izan. El equipo de Julio Cobos pisa zona de peligro lastrado por sus enormes carencias cuando juega ante su público, que despidió a los suyos con mensajes de desesperanza. Solamente dos partidos ganados y tres empates es un bagaje ridículo para mirar hacia arriba para un equipo que debería aspirar a más.
El primer tiempo prometía bastante tras un muy buen inicio del decano, que se asoció bien e incluso tuvo sus opciones de adelantarse. Fran Viñuela la tuvo en una buena contra entre Jorge Barba e Iván Fernández, pero se estrelló con la defensa palmera.
El Mensajero, muy tranquilo, muy de ritmo canario de mojo y picón, muy de su filosofía clásica de sobar la bola hasta la extenuación, durmió a partir de ahí el partido con su toque continuado y juego combinativo sin riesgo ni otras aspiraciones que el control del tempo. Puro ejercicio de cloroformo fútbolístico. Y por ahí se acababan las expectativas de ver partido de ocasiones o, cuando menos, de ida y vuelta.
El Cacereño, muy seguro atrás, solamente con Lobato como jugador con inicio de temporada en el club, perdonó el primero tras un error del portero visitante, el ba
lón cayó a Tellechea, que no concretó en solitario y en inmejorable posición para enchufarla dentro tras no esperar que lo tuviera tan fácil. En cualquier caso, escaso babaje: pasaba la media hora de juego y había pocas noticias reales y palpables en las áreas.
El Mensajero, encomendado a la calidad de Tana y con el inicio a cámara lenta de cada jugada desde atrás del exverde Ruymán, espléndido a la hora de llevar a su antojo la temperatura del partido, no flirteaba con el gol por entonces en momento alguno y sus ataques eran repetitivos: mucho toque y nada de profundidad. Claro que el CPC tampoco iba mucho más allá de las salidas a la contra con Iván Fernánez o Viñuela y el juego directo con Tellechea. Consecuencia: cerocerismo más que cantado y al vestuario.
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SEGUNDA PARTE En el segundo tiempo dominó el CPC de inicio, con idénticas sensaciones que en el comienzo. Cobos esperó diez minutos para introducir a Iván Breñé y Joserra, con el aseado Emi de inicio debutantes en el equipo.
La tuvo Tellechea, sin duda el mejor, en plena hegemonía del Cacereño, que gobernaba ya clara
mente el duelo, al menos en acercamientos ante la puerta contraria. Pero ahí sus ganas morían por inanición. El último pase se convertía siempre una montaña infranqueable, y así no se podía ganar porque las oportunidades no llegaban, pese a la brega de Brené, Tellechea y Viñuela y el oxígeno de Deco y Telles.
Antes al contrario, donde rondó el gol fue en la meta del decano. El Mensajero, a la contra, tuvo el 0-1 en pase sensacional de Edu Salles que remató abajo el virtuoso Tana, que se encontró con un inspirado Izan (min. 73).
Salió un activo Diego Díaz por Iván Fernández como penúltimo cartucho de Cobos, pero lo que llegó fue otra salvadora mano de Izan ante otro tiro envenenado de Tana. También la tuvo Malick, un verdadero incordio en banda derecha desde que salió al campo.
El Mensajero dominaba entonces el partido e iba descaradamente a por el triunfo. No lo logró, pero tampoco lo hizo el CPC, a vueltas con su impotencia en el Príncipe Felipe, una enfermedad que parece incurable en esta temporada que no hay quien la entienda y en la que el sufrimiento apunta a ser un martirio hasta el final.