Adiós a `Larry David', obra maestra de la misantropía
Ya se acabó en otras ocasiones para acabar regresando, pero todo parece indicar que esta vez es la definitiva: tras seis años de paréntesis, el lunes llegó a HBO Max la temporada final de Larry David, explícita traducción española de Curb your enthusiasm (No te entusiasmes tanto), celebérrima serie urdida por el cocreador de Seinfeld para encarnar una versión ligeramente ficcional de sí mismo. Solo ligeramente.
«Con el final de Larry David tendré por fin la oportunidad de dejar atrás al personaje Larry David y convertirme en la clase de persona que Dios quería que fuese: ese ser humano reflexivo, amable, cariñoso y considerado que siempre había sido hasta que perdí el rumbo encarnando a esta creación maligna», ha escrito en un irónico comunicado. Todo empezó en 1999 con un especial de igual nombre a medio camino entre el stand-up y el falso documental. Tampoco era exactamente la primera vez que se ponía a sí mismo en pantalla: ya lo hizo en Seinfeld, solo que a través del neurótico George Costanza (Jason Alexander). Con Larry David quería dejar de esconderse y mostrar y enfatizar su lado más asocial, egoísta, rebelde e hilarante. Haciendo gala de una misantropía sin límites, David se ha servido de la ficción para comentar todas las cosas que le cansan e incomodan en su, por otro lado, privilegiada vida diaria.
Después de un paréntesis de seis años, Larry David regresó en 2017 con una novena temporada que fue atrevida, pero no buena. Tampoco resultaron del todo convincentes las dos siguientes, ni parece que vaya a serlo la que ahora empieza. De entrada, David se mete en un problema legal por un trabajo impropio de él: ¿quién se cree a estas alturas que un misántropo de su categoría aceptaría participar como reclamo en la fiesta de un ricachón?.