«La sequía se soluciona en los años de lluvias, sin planificar todo son parches»
Catedrático de Análisis Geográfico de la Universidad de Alicante y director del Laboratorio de Climatología
Lleva años estudiando los efectos del cambio climático y reclamando medidas para paliar sus efectos. Considera que España debe acostumbrarse a la sequía y adaptarse al hecho de que el agua es un bien escaso del que hay que hacer una gestión eficaz
– ¿Por qué hay una España con pantanos llenos y otra vacíos?
– Es lo que supone el efecto de la orografía y la propia posición geográfica sobre el mapa de España, de unos territorios y otros respecto a los patrones principales de la circulación atmosférica. El norte es lluvioso porque es el más expuesto a las borrascas atlánticas. A partir de ahí y hacia el sur y el este, las lluvias van siendo menores, salvo en zonas de montaña. Y siempre con matices regionales o comarcales, en función de la circulación de vientos en superficie y la disposición de las montañas.
¿Esta sequía se puede revertir?
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– Sí, por supuesto. Aunque tenemos que acostumbrarnos a que estas secuencias secas van a ser cada vez más frecuentes. Uno de los aspectos que estamos estudiando en el Laboratorio de Climatología es la duración de las sequías y su intensidad. La tendencia es que vamos a tener más secuencias, pero más cortas y más intensas, que pondrán en jaque el sistema de abastecimiento agrario de agua y en aquellas zonas no preparadas, también el urbano.
– ¿Habría que hacer más embalses en España?
– Habrá que gestionar mejor los que tenemos. Y mantenerlos, porque en 50 años, debido a la acumulación de sedimentos en su interior, hemos perdido un 15% de su capacidad inicial de almacenamiento. Y eso son muchos hectómetros cúbicos. Y sobre todo habrá que gestionar mejor el agua y buscar fuentes alternativas. No se trata de construir más, sino de gestionar mejor y adelantarnos a las condiciones climáticas venideras.
¿Cómo valora que en algunas comunidades se esté teniendo que ti
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rar agua de los embalses, mientras en otras no haya agua?
– El agua no se tira. El agua va a los ríos, que son su lecho natural. Y sirven para mantener sus ecosistemas. Ese discurso de que el agua se tira es propio de la ignorancia geográfica. Sabemos que hay territorios en España con falta de lluvias y de recursos de agua superficiales. Y otros en los que las lluvias son regulares, abundantes, y tienen mucha agua. Si lo que se quiere insinuar es si tendríamos que trasvasar agua, la respuesta en el contexto actual de cambio climático y en la coyuntura política de nuestro país es que no va a ser posible, ni viable. Cuanto más tardemos en abandonar los esquemas de planificación de agua basados tradicionalmente en políticas de oferta continuadas, al coste que sea, más problemas tendremos de adaptarnos al cambio climático.
– ¿Qué consecuencias puede tener la falta de nieve de este invierno?
– Para las zonas que tienen actividades económicas relacionadas con la nieve, un desastre económico. Pero no es un fenómeno nuevo, de este año. Llevamos dos décadas notando cómo los inviernos son más templados y como las precipitaciones de nieve en la montaña son menores. Lo que no quita que podamos tener fenómenos como Gloria o Filomena, que fueron gotas frías de invierno y generen mucha nieve en apenas uno o dos días. Eso es un síntoma del cambio en la circulación atmosférica que se señalaba anteriormente. Pero si tomamos una serie de 20 o 30 años y analizamos los días con nieve y las cantidades acumuladas, comprobaremos que son regresivas. En algunas comunidades se está recomendando a las estaciones de esquí que comiencen su reconversión a estaciones de montaña, donde la nieve deje de ser lo principal de su negocio.
– ¿Llegaremos a ver más restricciones de agua en otros lugares como en Barcelona?
– Seguramente, sí. Especialmente, en Andalucía. Las restricciones siempre comienzan por el campo y si la sequía es muy aguda, como ahora en Cataluña y Andalucía, llega a la ciudad, allá donde no hay planes alternativos de abastecimiento que no dependan de la lluvia exclusivamente.
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¿Qué otras medidas deberían aplicarse?
– Las medidas que se toman en momentos de sequía son siempre parches, actuaciones de emergencia para solucionar lo antes posible el abastecimiento en las ciudades. La sequía se soluciona en los años de bonanza de lluvias, cuando es posible reflexionar con calma sobre lo ocurrido y tomas las medidas necesarias, con tiempo. Pero en España no estamos acostumbrados a planificar a medio y largo plazo. Por eso, nos pilla siempre la fase de agobio de la sequía sin haber hecho los deberes. Miremos lo que está pasando en Cataluña o Andalucía ahora. ¿Qué se ha hecho desde la última sequía intensa? La respuesta la tenemos ahora, ¿verdad? Se ha aumentado el gasto de agua y no se ha planteado ningún aumento de recursos que no dependan de la lluvia. Y ahí están los efectos.
– ¿Qué tiene peores efectos contra el medio ambiente, los trasvases o la desalación de agua?
– Las dos son políticas de oferta de agua. Desde el punto de vista ambiental, tan malo es uno como otro. Pero a partir de ahí hay que valorar cuál de las dos tiene mayor impacto territorial y ambiental. Y a partir de aquí entra la política, que ensucia todo en materia de agua. La derecha, partidaria de trasvases, con excepciones; la izquierda, partidaria de desalación, también con excepciones. Y nadie se sienta a reflexionar con seriedad sobre las necesidades reales de los territorios. Y las posibilidades existentes, más allá de trasvases y desaladoras. Reducir el debate a esta cuestión es seguir en los parámetros de planificación hídrica del siglo pasado.
«Ni en Cataluña ni en Andalucía se ha hecho nada desde la última sequía»
– ¿Qué deberían hacer los agricultores?
– Adaptarse al cambio climático. Comenzar a reflexionar sobre sus posibilidades de presente y futuro a la vista de los cambios que ya registra la atmósfera. Adaptar sus calendarios de producción, adaptar los cultivos. Y confiar en la investigación agronómica que se lleva a cabo en España, que es de las mejores del mundo.