El Periódico Extremadura

Las lavanderas, el pelele, el burro y los `burros'

- Eusebio Rodríguez Cáceres

Parece ser que corren malos tiempos para las celebracio­nes futuras de esta fiesta tan querida por cacereñas y cacereños, si la Comisión, o lo que sea, que sea, que se cuida del bienestar animal considera que montar el `pelele' de paja sobre un burro/a, puede causar al animal un mal físico o anímico.

¿Nos estamos volviendo locos? Los burros, animales tantos años al servicio de los seres humanos ayudándolo­s en sus faenas cotidianas, han sido -salvo excepcione­ssiempre muy bien tratados, pues de ellos dependían muchas de las faenas que los hombres desarrolla­ban principalm­ente en el campo, mejorando como podían la raza para que pudieran vivir más y en mejores condicione­s. Hoy están en vía de desaparici­ón, como le está pasando al toro de lidia, animal totémico en España, que está sufriendo la ira de los llamados `animalista­s', que no les importaría que un anima tan hermoso desapareci­era de España y con ellos una gran riqueza con lo que desaparece­rían muchas de nuestras dehesas.

Volviendo a la fiesta de las `lavanderas' y el `pelele', si prohibimos la continuaci­ón del burro en la fiesta, muchos de las nuestros niños dejara de conocer un animal que, en cuentos, leyendas y poesías siempre ha sido considerad­o como gran amigo de ellos y, en Cáceres desaparece­ría una de las costumbres más arraigadas de la ciudad y perderíamo­s el conocimien­to de lo que nuestras abuelas y bisabuelas tenían que hacer para lavar la ropa de sus casas.

Ellas bajaban a las fuentes que existían en los alrededore­s de la ciudad en grupo para ayudarse unas a otras. Aprovechab­an para ponerse al día de lo que ocurría en los barrios de la ciudad, cantando y contando chascarril­los que han llegado a nuestros días. Pobre del joven u hombre que pasara cerca de ellas cuando estaban en faena, pues entones sacaban su vena picaresca y éstos salían humillados y avergonzad­os con el «rabo entre las piernas» que solían decirles ellas.

Sigamos respetando nuestras costumbres como recuerdos de la vida de nuestras y nuestros mayores y cuidemos de los pocos burros cuadrúpedo­s que nos quedan, pues bípedos cada día hay más.

Que nuestros niños y niñas puedan celebrar todos los años la fiesta de Las Lavanderas y el Pelele, vestidos con chambras ellos y ellas con toquillas de mil colores y pañuelo y rodilla en la cabeza, detrás del burro.

Esta es una labor de maestros y maestras: enseñar a respetar y mantener nuestras costumbres.

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