Las lavanderas, el pelele, el burro y los `burros'
Parece ser que corren malos tiempos para las celebraciones futuras de esta fiesta tan querida por cacereñas y cacereños, si la Comisión, o lo que sea, que sea, que se cuida del bienestar animal considera que montar el `pelele' de paja sobre un burro/a, puede causar al animal un mal físico o anímico.
¿Nos estamos volviendo locos? Los burros, animales tantos años al servicio de los seres humanos ayudándolos en sus faenas cotidianas, han sido -salvo excepcionessiempre muy bien tratados, pues de ellos dependían muchas de las faenas que los hombres desarrollaban principalmente en el campo, mejorando como podían la raza para que pudieran vivir más y en mejores condiciones. Hoy están en vía de desaparición, como le está pasando al toro de lidia, animal totémico en España, que está sufriendo la ira de los llamados `animalistas', que no les importaría que un anima tan hermoso desapareciera de España y con ellos una gran riqueza con lo que desaparecerían muchas de nuestras dehesas.
Volviendo a la fiesta de las `lavanderas' y el `pelele', si prohibimos la continuación del burro en la fiesta, muchos de las nuestros niños dejara de conocer un animal que, en cuentos, leyendas y poesías siempre ha sido considerado como gran amigo de ellos y, en Cáceres desaparecería una de las costumbres más arraigadas de la ciudad y perderíamos el conocimiento de lo que nuestras abuelas y bisabuelas tenían que hacer para lavar la ropa de sus casas.
Ellas bajaban a las fuentes que existían en los alrededores de la ciudad en grupo para ayudarse unas a otras. Aprovechaban para ponerse al día de lo que ocurría en los barrios de la ciudad, cantando y contando chascarrillos que han llegado a nuestros días. Pobre del joven u hombre que pasara cerca de ellas cuando estaban en faena, pues entones sacaban su vena picaresca y éstos salían humillados y avergonzados con el «rabo entre las piernas» que solían decirles ellas.
Sigamos respetando nuestras costumbres como recuerdos de la vida de nuestras y nuestros mayores y cuidemos de los pocos burros cuadrúpedos que nos quedan, pues bípedos cada día hay más.
Que nuestros niños y niñas puedan celebrar todos los años la fiesta de Las Lavanderas y el Pelele, vestidos con chambras ellos y ellas con toquillas de mil colores y pañuelo y rodilla en la cabeza, detrás del burro.
Esta es una labor de maestros y maestras: enseñar a respetar y mantener nuestras costumbres.