Un día cualquiera
José Antonio Barquilla
Huertas de Ánimas (Trujillo/Cáceres)
Se me ha ocurrido este título, no sé por qué, como algo al azar y sobre ello escribo, porque un día cualquiera en el que parece que todo sigue lo mismo, hay siempre cambios más o menos significativos. Vivo en un pueblo, las Huertas, que es más bien un arrabal de Trujillo, pero nunca nos ha gustado a los vecinos de Huertas que consideraran arrabal a nuestro pueblo, será porque nos hemos considerado bastante independientes y también porque la palabra `arrabal' nunca ha sido de nuestro agrado, así que decidimos no ser arrabaleros.
Pero lo que quería decir es que poco a poco, a través de los años, nuestro pueblo ha ido acercándose a Trujillo, vivienda a vivienda, con muchos chalet adosados, y barriadas relativamente nuevas que empezaron a construirse por los años setenta del siglo pasado. El día a día parece inconmovible, nada se mueve aparentemente, pero en el universo por lo visto nada está quieto, y la rutina llega a ser sólo un concepto. Y esta idea me viene un poco a las mientes al ver las persianas de una casa vecina definitivamente echadas, porque su último ocupante, una señora mayor, a la que conocí, cuando dicha señora tenía menos de veinte años, (yo tenía seis o siete), ha ingresado en una residencia de mayores, y ahora la casa se queda sumida en ese silencio triste, con la tristeza de la hiedra de una casa abandonada.
Un día cualquiera se acaba la juventud casi sin darnos cuenta y, generalmente, no hemos aprendido a vivir.