El termómetro de Fiestas Kike's «Pensé que Barbie iba a pegar fuerte, pero la gente quiere ahora lo exclusivo»
«Tengo más de treinta años de experiencia en el Carnaval y todavía no sé lo que va a venderse de una edición para otra». Kike Sáez, el propietario de la tienda de disfraces de Cáceres por excelencia (Fiestas Kike's), el máster de las máscaras, las pelucas y los artificios, no para estos días en su negocio del barrio de San Francisco. Lo mismo vende un mandaloriano, que una Mary Poppins, que un legionario, que un hombre-ataúd... «Si han entrado veinte personas en media hora, las veinte han pedido cosas distintas. Esta vez pensaba que iba a pegar la Barbie por esto de la película, y no creas, tampoco tiene tanto tirón».
Kike es el verdadero termómetro del Carnaval. «Ofrecemos 5.000 variedades de disfraces de niños y otras 5.000 de adultos, 700 modelos de pelucas, miles de accesorios… Y lo que más se vende es lo imprevisible, jamás lo he conseguido saber, si los supiera sería la leche», bromea con su humor característico. Este año, el público prefiere lo exclusivo, «vienen, nos dan la idea y les vamos preparando un traje con distintos complementos, una mezcla muy original al estilo de cada uno…», explica.
Kike es sin duda el mejor asesor. Desde niño iba con un carrito de la familia vendiendo sombregente ros, juguetes y otros artículos en ferias y otros eventos de Cáceres. Durante el Carnaval acompañaba a sus tíos con el puesto que ponían en las calles de Tenerife. Luego abrió su propio negocio. Mientras empaqueta y cobra un pirata, un pistolero, una bombera, un piloto, una oveja, un aguador y una Pippi Langstrump, hace su pronóstico de la nueva edición del Carnaval cacereño que hoy comienza: «llevamos treinta años esperando que se vuelva a animar (sonríe), pero vamos, esta semana ya no paramos porque la viene a última hora, y aquí les atendemos en todo lo que necesiten. No cerramos hasta las diez o las once de la noche, cuando se va el último cliente».
Y eso que 2024 viene «rarito», con un Carnaval temprano, muy cerca de la Navidad, «que siempre retrasa las compras, porque los bolsillos quedan tocados en los Reyes Magos y hay que esperar a febrero». Pero la ampliación del programa cacereño a cinco días «es una buena idea para impulsar la fiesta, lo estamos notando poco a poco, porque hay que intentar que los jóvenes se queden aquí a disfrutar su Carnaval».
El público que entra en la tienda es variopinto: escolares, familias, personas que acuden a fiestas privadas de asociaciones o clubes… «Hay que tener un surtido para todas las edades y también para cada economía. Aquí puedes salir disfrazado desde 10 euros hasta 60. La media son unos 20 euritos», precisa Kike Sáez, que parece un catálogo abierto, y su tienda, un mundo de posibilidades. «Cuando miro alrededor, me digo ¿de dónde ha salido todo esto? Luego lo pienso, ya son 32 años de constancia diaria», concluye, sin perder el ritmo de trabajo y sin tiempo para reflexiones. Está en plena temporada alta.
Cuenta Kike Sáez, rodeado de diez mil disfraces distintos, que lo que más vende «es lo imprevisible»