La tristeza de Las Lavanderas se cura con esta receta de coquillos
El desfile de comparsas, aún en duda: «Espero que pueda hacerse por el gran trabajo que hacen durante meses», indica el alcalde Rafael Mateos «El disgusto de dar la noticia fue muy grande», lamenta la edil Jacobi Ceballos
«Hemos andado ya el camino que teníamos que recorrer. El disgusto de dar la noticia de la suspensión fue muy grande pero la seguridad de todos los participantes era lo primero. Cáceres se está llenando de Lavanderas y el año que viene lucirá el sol para que se declare a esta fiesta de Interés Turístico Regional», aseguraba con un profundo pesar en la mañana de este jueves la concejala de Participación Ciudadana, Jacobi Ceballos. Vestida con los atavios típicos de la ocasión, acudió al Edificio Garaje 2.0 para disfrutar junto al resto de participantes de la Universidad Popular de una mañana de fogones para cocinar los tradicionales coquillos.
Tanto Ceballos, como el alcalde Rafael Mateos, se enfundaron el mandil y se unieron a un grupo de cocineras que, entre cantos y palmas, disfrutaban de una mañana culinaria preparando los dulces que se repartirán este viernes tras el pregón de las Lavanderas, trasladado por la previsión de lluvia al Salón de Plenos del consistorio: «¡Qué pena el tiempo! Pero ahí sí que no mandamos. El agua también es muy necesaria», recalcó Mateos.
Plan alternativo
El consistorio se vio obligado a diseñar un plan alternativo tras la suspensión del evento y durante la semana han celebrado actos en distintos centros de la ciudad. Por ejemplo, visitaron las residencias de mayores Ciudad Jardín y Cervantes. Además, todos los centros escolares que confirmaron su presencia en la quema del Pelele están recibiendo la visita de las Lavanderas: el jueves se dividieron en grupos y fueron a 14 colegios y este viernes irán a los restantes antes del inicio de la lectura del manifiesto. «Está teniendo una acogida espectacular, hay centros escolares en los que nos han recibido hasta 300 niños», subraya Ceballos.
«Está claro que es una fiesta que tiene mucho recorrido en la ciudad, mucha tradición. Pero sobre todo que tiene un gran futuro, creo que se está recuperando y la ciudadanía la está viviendo. Cada año está más consolidada», indicó también Mateos. Ante el temor de las personas que
más disfrutan de estas jornadas por ver su posible fin cerca, Mateos destaca que «estamos intentando sacar la celebración de la Casa del Mayor y de la Universidad Popular para acercarla a toda la sociedad cacereña. Una vez que lo empiezas a llevar a los colegios, también se lo estás mostrando a los padres de los alumnos, a la comunidad educativa. Estamos creando un relevo generacional y quiero aprovechar para agradecer el cariño y el trabajo de todos los que hacen posible que esta fiesta salga adelante porque no han tenido ni pereza, ni horarios».
El desfile, aún en duda
Todo apunta a que los desfiles programados para el fin de semana no se verán afectados por la lluvia, según indican las previsiones metereológicas. Pero la duda sobre si finalmente se podrán celebrar se desvelerá el mismo sábado: «Yo espero que pueda llevarse a cabo, sobre todo por el trabajo que han realizado en los últimos meses las distintas comparsas de la ciudad.
Espero que puedan lucir todo el esfuerzo de todos estos meses. Parece que no lloverá, pero hay que esperar. De todos modos, también existe la posibilidad de que salgan el martes».
Sobre las quejas que emiten los vecinos y apartamentos de la parte antigua, Mateos expone que «estamos intentando mantener un equilibrio entre el ocio y el descanso de los vecinos. El Carnaval se ha desarrollado siempre en la plaza y les pido un poco de comprensión. Hemos solicitado también a la empresa adjudicataria que, a partir de las 2.30 horas, reduzcan un poco el sonido».
¿Cómo hacer coquillos?
Para cocinar esta tradicional receta cacereña de las Lavanderas, los ingredientes necesarios son: medio kilo de harina de trigo, 250 ml de vino blanco, 250 ml de agua, 250 de aceite de oliva, un trozo de cáscara de naranja, un trozo de cáscara de limón, una hoja de laurel, una cucharada de anís en grano, cinco clavos de olor, una rama de canela, una pizca de sal, abundante aceite para freír y azúcar y canela para rebozar.
En primer lugar, hay que infusionar el agua y el vino y aromatizarlos con la cáscara de naranja, limón, el laurel, el anís y clavos. Aunque en esta parte de la receta, cada cocinero guarda sus trucos. Se cocerá a fuego moderado para que se concentren todos los sabores y reduciendo durante cinco minutos. Cuando el líquido se haya quedado en la mitad, hay que retirarlo del fuego y filtrarlo para quedarnos solo con el caldo. Después, se añade el agua y, aún en caliente, se incorpora el aceite de oliva para que se mezcle todo. Lo obtenido es la sustancia verdadera del dulce, ya que es lo que aporta el sabor tan característico de los coquillos.
Llega la hora de añadirle la harina a la infusión, y se hace poco a poco porque no es recomendable echarla toda de golpe. Una vez alcanzado el punto, hay que mezclar hasta que la masa obtenida sea manejable.
Para formar las bolas, hay que laminar la masa con el rodillo y dejarla lo más fina posible para que salgan burbujas al freírla. En una sartén con abundante aceite, se fríen y se rebozan en una mezcla de azúcar y canela. Así se hacen los dulces típicos de la fecha carnavalera.
Tanto Ceballos como Mateos disfrutaron de una mañana culinaria con las Lavanderas