Extremadura necesita Jeito
La víspera del día de Extremadura del pasado 2022 el prolífico escritor Luis Landero ofrecía a los extremeños uno de los discursos más comprometidos que se recuerdan. Durante su declamación compartía el mejor consejo que le dio su padre “haz las cosas con jeito”. De esta manera universalizó esta palabra tan nuestra que alude a la manera adecuada y precisa de hacer bien las cosas.
El gobierno de María Guardiola hace tiempo que necesita consultar el diccionario de términos extremeños o recordar las palabras de Landero para poder ser verdaderamente útiles a la región cimentando las bases del desarrollo de Extremadura. Es muy preocupante la sucesión de noticias que conocemos por la prensa cada semana y que traen consigo el declive de las posibilidades de creación de riqueza y generación de puestos de trabajo.
Al retraso señalado en la apertura del centro logístico de Amazon en Badajoz, se unen las dudas en el desarrollo del Ecopolígono industrial de Cáceres, la falta de acompañamiento a los promotores del Elyseium en Castilblanco y un auténtico esperpento de la desinformación que ha sumido a los regantes de Tierra de Barros en una profunda preocupación ante las dudas sobre su puesta en marcha aún disponiendo de la financiación necesaria.
Toda esa sucesión de acontecimientos deja su reflejo inmediato en la parte más sensible de nuestra pirámide poblacional en forma de desempleo. Las cifras son tremendamente preocupantes ya que desde que María Guardiola llegó al gobierno de la Junta de Extremadura fruto de esta política de tierra quemada, donde todo proyecto del ejecutivo anterior se entiende como una amenaza, los datos son alarmantes. Entre los meses de junio y diciembre de 2023 se han destruido más de 3000 empleos con un impacto inquietante sobre el empleo autónomo donde se destruyeron 770 puestos de trabajo.
El discurso de la atracción del talento, la generación de una tierra abierta a nuevas posibilidades y la mano tendida al emprendimiento suena a tambor destemplado cuando realmente no va acompañado de trabajo y un proyecto ambicioso de región. De hecho, el gobierno de Guillermo Fernández Vara precisamente se caracterizó por eso. Un gobierno donde se buscaban acuerdos con los grupos políticos de diversas tendencias, los agentes sociales y se acompañaba al empresario a la hora de atraer oportunidades a nuestra tierra. De esta manera grandes proyectos se cimentaron en esta etapa como la gigafactoría de baterías de litio de Navalmoral de la Mata, el complejo Elysium City en Castilblanco, el Centro Ibérico de Investigación del Almacenamiento Energético de Cáceres, la planta de biomasa de Logrosán o la azucarera de Mérida.
Lo verdaderamente importante es el camino para hacer posible esas inversiones, algunas muy complejas, porque generan una imagen atractiva para una región a la que se le negó la revolución industrial y rompió los techos de cristal a partir de la atracción de talento y la apuesta decidida por la energía limpia y sostenible. En resumen, un auténtico programa de industrialización y generación de oportunidades para la región donde se traslade confianza, eficacia y profesionalidad.
Aún están a tiempo de rectificar esta tendencia con una actitud amigable con el inversor y por ende mejorar los preocupantes datos de empleo, pero para ello deben tener fe en las posibilidades de Extremadura, trabajar cada proyecto con tesón y hacer, en definitiva, las cosas con jeito.