Anciano contra psicópata
Estados Unidos se debate electoralmente entre un anciano que parece haber perdido facultades y un delincuente psicópata del poder. El informe del fiscal que investiga la sustracción de documentos oficiales y que hace hincapié en la memoria errática de Biden está siendo utilizado en la campaña por el trumpismo, que quiere aprovecharlo con el viento favorable de las encuestas.
Algunos analistas de prestigio coinciden en que la vida económica del coloso americano parece volverse menos sombría y más llena de posibilidades. Pero el asunto no se acaba de ver con suficiente nitidez. Los sondeos muestran un grado perceptible de insatisfacción y, aunque últimamente se han publicado unos cuantos propicios al candidato demócrata, en los estados indecisos muchos otros se alinean con Trump, lo que indica que no son pocos los estadounidenses que confían en él para mejorar la economía sin importarles su condición delictiva.
Ambos candidatos son impopulares, Biden espera que Trump ocupe el centro del escenario para recordarles a los americanos qué clase de sujeto es. En cierto modo, Biden ha dejado a Biden solo clamando por lo que el mundo se juega con una elección equivocada, pero expuesto a los gatillazos propios del que supuestamente no rige como es debido por causa de la edad. Su discurso inaugural demócrata generó una cobertura limitada en comparación con el ruido del espectáculo de la disputa de Trump con Nikki Haley. Biden está obligado a que se identifique su elección con el progreso experimentado estos años, o bien con el potencial destructivo de un segundo mandato de Trump.
Para ello puede necesitar tanto del futuro como del pasado y actuar no únicamente a la defensiva frente a las artimañas del trumpismo, que quiere hacerle pagar por la senilidad de la memoria. Con las lagunas que cita el fiscal en su informe o el hecho de haber confundido a Macron con el fallecido Miterrand, un error que no habría cometido seguramente su rival. Dudo que Trump sepa quién fue Miterrand.