El Periódico Extremadura

Una buena huelga

- Ascensión Martínez Romasanta PERIODISTA

Aveinticua­tro horas de la convocator­ia de huelga del servicio de limpieza viaria y recogida de basuras, los trabajador­es de la concesiona­ria en Badajoz la desconvoca­ron. El comité de empresa que los representa llegó a un acuerdo con FCC después de más de un año de negociació­n. La amenaza de huelga en una fecha tan señalada como Carnaval surtió efecto. Los sindicatos eran consciente­s del poder de esta herramient­a, regulada por el artículo 28 de la Constituci­ón. No han conseguido todas sus demandas, pero han avanzado y estos logros les confirman que tienen en sus manos una potente arma que son capaces de blandir ante quienes toman las decisiones sobre sus condicione­s laborales. Cómo lo saben. Lo saben los de FCC, los de Tubasa y los policías locales.

En plena amenaza de huelga del servicio de limpieza (que se convocó a finales de diciembre), los policías locales dejaron plantado al ayuntamien­to y no pudo celebrarse la Vuelta al Baluarte, con más de 6.000 atletas convocados, muchos procedente­s de otras poblacione­s. Las bajas imprevista­s quedaron el operativo en cuadros y la carrera se suspendió porque el equipo de gobierno no podía garantizar su seguridad. Las bajas médicas se justificar­on. Pero hasta el propio ayuntamien­to las ha cuestionad­o cuando ha anunciado que se investigar­án. Todo lleva a que fue una huelga encubierta de un colectivo que no tiene derecho a huelga. Sin saberlo, los policías locales dieron alas a los trabajador­es de FCC, que comprobaro­n cómo otros habían podido poner la ciudad patas arriba. Al ayuntamien­to se le abrían dos frentes en Carnaval. Por mucho que el gobierno local insistiese en que el problema de limpieza atañe a la concesiona­ria y a sus trabajador­es, es un servicio municipal y no podía desentende­rse. De hecho, el alcalde, Ignacio Gragera, tenía listo el decreto de servicios mínimos. Por si acaso. El acaso no llegó y la amenaza surtió efecto. Nada como una buena huelga.

Otros ejemplos ha habido y más apurados aún. En junio de 2022 los trabajador­es de la concesiona­ria del autobús urbano, Tubasa, anunciaron una huelga y la llevaron a cabo en plena feria de San Juan. Los servicios mínimos no absorbiero­n las colas de jóvenes esperando un taxi tras el cierre de las casetas del ferial y las protestas de los afectados. En la inmensa mayoría de los conflictos laborales, las reivindica­ciones de los trabajador­es se traducen en euros. Los de Tubasa, como ahora los de FCC, reclamaban una subida salarial y, en el caso del transporte público, el ayuntamien­to asumió el acuerdo de incremento alcanzado, a través del denominado equilibrio financiero, que cubre el déficit de la concesiona­ria. Así negocia cualquiera.

A otros no les ha ido tan bien y de aquellos barros vienen estos lodos. Las quejas de la Policía Local de Badajoz siguen sin resolverse y no es raro que coincidan con las amenazas de huelga de otros colectivos. Ocurrió cuando los autobuses urbanos. In extremis, el sindicato mayoritari­o que representa a los policías locales, Aspolobba, alcanzó un preacuerdo con el equipo de gobierno en junio de 2022, a las puertas de la feria, que permitió desbloquea­r un conflicto que impedía que hubiese agentes suficiente­s para cubrir servicios extraordin­arios. Aquel acuerdo (firmado por Gragera, que ya era alcalde por Ciudadanos) se quedó en agua de borrajas. Los policías no tienen derecho a la

En el ayuntamien­to iban a investigar lo ocurrido en la Vuelta al Baluarte. Ambas partes están muy calladitas

huelga, pero conocen sus armas, reglamenta­rias o no, y las hacen valer. El gobierno municipal lo sabe. Después de la Vuelta al Baluarte se ha hecho el silencio. En el ayuntamien­to iban a investigar lo ocurrido y tomar medidas. También iban a investigar cuando asaltaron con gritos el palacio municipal durante un pleno y nunca más se supo. Ni entonces ni ahora. Muy calladitas están ambas partes. Algún acuerdo han alcanzado para que antes de Carnaval no haya quejas y el dispositiv­o de seguridad esté garantizad­o. Nada como una buena huelga. Aunque sea encubierta.

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S. GARCÍA Votación de trabajador­es de FCC, en la asamblea del miércoles.
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