La murga más pequeña de Badajoz
Carlos y Daniel, dos pacenses que se unen para hacer Carnaval «En la calle no hay normas» ★
Sabido por todos los pacenses es que las murgas cada vez `son más de la calle'. La libertad que permite no ceñirse a las normas de un concurso convence año tras año a cada vez más grupos, que abandonan el López de Ayala para lanzarse a las calles -como La Galera, Ese es el espíritu o Las Sospechosas- o que directamente nacen para cantar en la vía pública.
Este Carnaval deja también una historia para el recuerdo: la de la murga más pequeña de Badajoz. Si bien hace ya más de un lustro que varios artistas pacenses como Pedro Wichard y Francis Lucas se unieron a otros colegas carnavaleros para hacer un romancero, hay quien les gana la partida en eso de cantar en versión reducida.
Carlos Vargas y Daniel Ponte son dos pacenses aficionados al Carnaval. El segundo de ellos actuó el pasado año con el ya citado grupo de Wichard y Lucas. «Me llamaron los Beatles de las murgas callejeras para cantar con ellos como artista invitado. Este año no me han renovado el contrato, como era de esperar, pero ya me habían metido el gusanillo de cantar por las calles», explica Ponte. Al verse huérfano de agrupación llamó a su amigo Carlos y le convenció para hacer una actuación callejera. «Hemos ensayado lo justo y necesario. Nos reunimos para ver el asunto hace un mes exactamente». Así nació Dan Dos (la murga). «Es un juego de palabras con la expresión `Dándoos la murga'. Somos dos y damos la murga», explican. Hasta el nombre elegido tiene pocas complicaciones.
Su actuación es cortita, «para no saturar», dicen. Dos voces, una guitarra y un clarinete que en realidad es una turuta es todo lo que necesitan para hacer su Carnaval. «En la calle no hay normas, por eso nuestra actuación es todo popurrí, como Los Agüitas en el 91». Cultura carnavalera no les falta.
Siendo su primer año como
formación, su intención es cantar a pie de calle en zonas del Casco Antiguo. Tienen 14 actuaciones en todo el Carnaval, más que algunas de las agrupaciones que suben al teatro. Les han llamado incluso de algunos bares para que presenten allí su repertorio. La lluvia no les da miedo. «Si vemos
que diluvia y las alcantarillas no hacen correctamente su función habrá que pensar en cancelar algunas aunque nos duela pero como sea cosa de cuatro gotas haremos como la orquesta del Titanic, sólo que este barco es más bien una piragua zozobrando en el Calamón», afirman, divertidos.
Por ahora la calle es su casa, no se plantean cambiar de formato. «No nos apetece ponernos a ensayar en septiembre y no no nos entusiasman las exigencias del concurso. Respetamos e incluso admiramos a sus múltiples participantes pero preferimos el pueblo y las esquinas».