El Periódico Extremadura

Un aborto constituci­onal

El Estado francés puede convertirs­e en el primero del mundo en incluir en la carta magna el derecho de las mujeres a interrumpi­r el embarazo El parto legislativ­o se prevé complicado

- ENRIC BONET

Es una posible primicia mundial. La Asamblea Nacional y el Senado debaten este invierno en Francia la inclusión del aborto en la Constituci­ón. La Cámara baja ya aprobó por unanimidad (493 votos a favor y 30 en contra) en primera instancia el 30 de enero el hecho de añadir un nuevo artículo en la carta magna sobre «la libertad garantizad­a de las mujeres» para interrumpi­r voluntaria­mente el embarazo. La Cámara alta tiene previsto votar esa medida el 28 de febrero. Esta segunda votación se augura decisiva, teniendo en cuenta que los representa­ntes de Los Republican­os –el partido más reacio a esta reforma constituci­onal, incluso más que la ultraderec­hista Reagrupaci­ón Nacional– resultan mayoritari­os entre los senadores.

Para reformar la Constituci­ón francesa, hace falta que la Asamblea y el Senado voten una versión idéntica de esa modificaci­ón. Luego, se necesita el respaldo ciudadano en un referéndum o de dos tercios de diputados y senadores. En el caso del aborto, está previsto que ese escrutinio en formato Congreso (diputados y senadores reunidos en un mismo hemiciclo) tenga lugar el 5 de marzo en Versalles. Tres días antes del Día Internacio­nal de la Mujer, Francia podría convertirs­e en el primer país en el mundo en dar un valor constituci­onal a la posibilida­d de interrumpi­r el embarazo. Pero todo este proceso dependerá de los senadores, quienes ya postergaro­n una primera reforma parecida hace un año.

Más allá de la complejida­d de este parto legislativ­o, esta reforma constituci­onal sobre el aborto genera ciertos interrogan­tes, incluso en el seno del feminismo galo. ¿Cuál es su finalidad? ¿Se trata de un avance feminista histórico? ¿O una decisión más bien simbólica que corre el riesgo de dejar de lado las mejoras concretas (plazos, atención médica…) para las personas que quieren abortar?

El hecho de inscribir el aborto en la carta magna «significa que pasa a formar parte de la pirámide normativa francesa. Resulta mucho más complicado modificar la Constituci­ón que una ley», destaca la abogada Violaine de Filipis-Abate, portavoz del colectivo Osez le Féminisme! Esta jurista lamenta que finalmente la reforma no hable de «derecho» –como sucedía con una primera versión votada en noviembre de 2022–, sino de «libertad garantizad­a». Un cambio hecho para contentar a la mayoría de la derecha republican­a en el Senado. «El reconocimi­ento del derecho al aborto hubiera resultado mucho más exigente para el Estado, que tendría que garantizar los medios para ejercerlo. El concepto libertad

es menos protector», explica esta activista.

«Es una medida básicament­e simbólica para decir que Francia no es como EEUU», explica la socióloga Laurine Thizy. Según la autora del libro Sociologie de l'avortement, tanto la izquierda como los partidos afines al presidente Emmanuel Macron pusieron en el centro de la agenda esta medida en reacción a la sentencia en junio de 2022 de la Corte Suprema estadounid­ense. Ese fallo ha permitido que al menos 14 estados norteameri­canos hayan ilegalizad­o el aborto.

No obstante, la situación en Francia tiene diferencia­s evidentes respecto al otro lado del Atlántico. La mayoría de los franceses no solo apoyan que el aborto sea legal, sino también el hecho de darle un valor constituci­onal. El 81% de ellos asegura estar a favor de incluirlo en la Constituci­ón, según un sondeo reciente del instituto Ifop. Tanto el partido ultra de Le Pen como el de Zemmour defienden la ley Veil, que legalizó el aborto en 1975.

«La interrupci­ón voluntaria del embarazo no está amenazada en Francia», afirmó el presidente del Senado, el conservado­r Gérard Larcher, para justificar su oposición al hecho de inscribirl­a en la carta magna: «La Constituci­ón no es un catálogo de derechos sociales y societales». «A los que afirman que del aborto no está amenazado en Francia, les digo que no escribimos la Constituci­ón para el presente, sino sobre todo para el futuro», respondió el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti.

«Rearme demográfic­o»

«Hasta hace unos meses me parecía inverosími­l la posibilida­d de que hubiera retrocesos en Francia, pero ahora empiezo a estar más preocupada cuando veo que resurgen en el debate público discursos natalistas más bien propios de finales del siglo XIX», afirma Thizy, refiriéndo­se a la controvert­ida expresión de «rearme demográfic­o» utilizada por Macron durante su rueda de prensa del 16 de enero para reivindica­r políticas que aumenten la natalidad. La tasa de fecundidad disminuyó de manera significat­iva durante los dos últimos años en el país vecino, hasta caer al 1,7 (un índice superior a la media de la Unión Europea.

Según esta experta, «el hecho de darle un valor constituci­onal debería servir para mejorar el resto de los aspectos», como los plazos o el acceso a clínicas. «Pero me temo que esta medida simbólica sirva para justificar una política que no invierte lo suficiente en la sanidad pública», añade refiriéndo­se a los precarizad­os hospitales en Francia.

El feminismo se pregunta si la reforma supone un avance histórico o un gesto simbólico

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Una mujer defiende el derecho al aborto en una manifestac­ión en el sur de Francia, en 2023.
BOB EDME / AP Derecho Una mujer defiende el derecho al aborto en una manifestac­ión en el sur de Francia, en 2023.

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