El Periódico Extremadura

El Madrid gripa el tractor de Michel

La incontesta­ble exhibición blanca frente a un tierno Girona supone un golpe a la Liga que puede resultar definitivo

- FERMÍN DE LA CALLE deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com MADRID

El Real Madrid es un equipo diseñado para las grandes noches. Y este partido ante el Girona tenía aroma a encuentro de Champions, a uno de esos duelos con vértigo, sin red, en los que hay algo más en juego que el resultado. A todo eso se sumaba que los de Ancelotti tenían enfrente un equipo audaz, de esos que proponen con la pelota en los pies aún a riesgo de destaparse atrás. La víctima propicia para un Madrid que acabó goleando a los de Míchel con un Vinicius desequilib­rante y un Bellingham decisivo y que deja la Liga encauzada para los blancos, que acumulan cinco puntos de ventaja sobre su perseguido­r. Y eso hablando de un equipo, el de Carletto, que solo ha perdido un partido en 24 jornadas, es demasiada ventaja.

Carlo Ancelotti había hablado durante toda la semana con enorme respeto del Girona a sus jugadores. La exhibición de los de Míchel en Montjuic fue una buen coartada para ello, advirtiend­o además que, a día de hoy, los blancos son el único equipo que ha ganado en Montilivi a los de Míchel. Así que los madridista­s estaban con las orejas tiesas.

CENTRALES IMPROVISAD­OS // Y eso se plasmó en la pizarra, donde los blancos trataron de taparse atrás con una dupla en el eje defensiva circunstan­cial con Carvajal y Tchouameni. Tienen en común Carletto y Míchel que los problemas los resuelven, en lugar de airearlos, y eso es agradecer. Esa seriedad y ese respeto al Girona se concretó a los cinco minutos, cuando Vinicius recibió una pelota en la izquierda y después de recortar hacia adentro, en lugar de seguir caracolean­do, le pegó con tres dedos, cogiendo la pelota una comba que terminó clavada en las redes del Girona. El martillo madridista volvía a aparecer en un combate de primer nivel.

La pelota corría nerviosa por los pies de los `gironis', pero a la media hora de partido Lunin no había tenido trabajo. Ancelotti mantenía el partido donde quería, sin exponerse atrás y eligiendo bien las llegadas para generar la suficiente incertidum­bre como para tener atemorizad­o a un Girona menos alegre de lo habitual. La movilidad arriba de Rodrygo y el dinamismo de Camavinga en el medio, apareciend­o en el área pese a ser el mediocentr­o, descolocab­a a los visitantes.

/ DOBLETE DE BELLINGHAM Pasada la media hora el Girona volvió a mostrar su impacienci­a y se desordenó, lo que el Madrid aprovechó para desplegar un contragolp­e en el que apareció Bellingham para finalizar quirúrgica­mente la jugada. Dos golpes había lanzado el Madrid y dos veces había mandado a la lona al Girona, al que se le volvía a hacer bola el partido ante los de Ancelotti.

Y la sensación de ver cómo Tyson peleaba con un semipesado se acrecentó a los diez minutos de la segunda parte cuando Vinicius, una vez más Vinicius, retrató a Yan Couto y terminó su jugada con un centro envenenado que tocó Gazzaniga y la pelota quedó muerta en el área pequeña, donde apareció Bellingham para empujar el tercero. El gol cerraba el partido, sentenciab­a el choque y teñía de blanco la Liga, abriendo brecha con un Girona que queda a cinco puntos de los de Ancelotti.

Retiró Carletto a Jude por una molestia metiendo a Brahim, lo que devolvió la electricid­ad a los blancos, que apenas seis minutos después redondeaba­n la goleada con otro contragolp­e que desnudaba las carencias defensivas de los catalanes y permitía a Rodrygo sumarse a la fiesta. El vendaval blanco ponía fin al sueño del Girona de seguir peleando por un título de Liga que no es su empresa y que no mancha, de ninguna manera, una brillante temporada que les puede abrir la puerta de la Champions la próxima temporada. Joselu desperdici­ó un penalti a Arda Güler con el partido ya decidido.

El Girona sufría como la pegada blanca gripaba el tractor de Míchel, que veía el partido desde una cabina en la parte alta. Rezaba el cartel un patrocinad­or del Girona ha colocado estos días en Madrid: «Cuando el currículum no lo es todo». En el Bernabéu quedó claro que aún les queda grande tutear a un Real Madrid que se relame cuando ve al rival amasar los partidos con la pelota en los pies. Ahí saca su colmillo.

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EFE Bellingham y Vinicius festejan uno de los goles.

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