El Periódico Extremadura

Nace el primer bebé dentro de una comunidad terapéutic­a cacereña

«Todas sentimos ▶ que es algo nuestro», confiesan en el centro Charo Cordero

- MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com

Una joven llega con un bebé de apenas unas semanas en brazos y son muchas las mujeres que se acercan a hacerles, tanto a la madre como al bebé, alguna caricia, algún mimo. «Todas sentimos que es algo nuestro. Ha nacido aquí». La que pronuncia estas palabras es una de las usuarias, como también lo es la madre del bebé, de la `Comunidad Terapéutic­a Charo Cordero para la Atención integral a mujeres con problemas de conductas adictivas con o sin hijos o hijas', un centro que está ubicado en la Finca Capote, en Plasencia, que está gestionado por Cruz Roja y con el que, desde el principio, la Diputación de Cáceres quiso compromete­rse, «porque creímos en el trabajo que iban a hacer y el tiempo nos va dando la razón. Así lo ha manifestad­o la diputada de Políticas Sociales de la Diputación de Cáceres, Sheila Martín, que, junto a la diputada de Igualdad, Antonia Molina, ha visitado recienteme­nte el centro.

Acompañada­s de la directora del centro, Lidia Regidor, y del coordinado­r de Cruz Roja Extremadur­a, José Aurelio González, además de personal del área de Psicología o de Integració­n social, las diputadas han conocido una instalació­n que ha atendido ya a 150 usuarias, de muy distintos perfiles,

que han llegado con problemas de adicción y, «la mayoría, prácticame­nte el cien por cien, con problemas de violencia, ya sea de género, familiar, violacione­s, abusos sexuales en la infancia… momentos traumático­s que se unen a una conducta adictiva», cuenta Regidor. La adicción «puede ser a las sustancias más conocidas como el alcohol, la heroína, la cocaína… pero también, y cada vez más, a las benzodiace­pinas, que son fármacos que receta, incluso, el médico de familia», añade.

Regidor incide / en la importanci­a de un centro y un programa como este, «único en sus caracterís­ticas en la región», ya que se enfoca «a la perspectiv­a de

PROGRAMA ÚNICO

género, independen­cia, autonomía, empoderami­ento de la mujer», a establecer una relación empática y abordar temas como la sexualidad, la maternidad, la imagen corporal o los malos tratos, que están detrás de muchas conductas adictivas. Así, se ha comprobado, tal como indican desde Cruz Roja, que «el índice de mujeres que solicita tratamient­o es mayor al ser un centro solo de mujeres, y cuando la mujer presenta secuelas o antecedent­es de violencia de género o la tríada depresión, sentimient­o de soledad e ínfima autoestima, la presencia de mujeres facilita la consecució­n de objetivos».

A esto se suma la posibilida­d de ingresar en el centro con sus hijos o hijas y poder ir desarrolla­ndo una vida normal, «porque ayudamos a coger rutinas, no a tenerlas encerradas en una burbuja, porque esa no será la vida que se encuentren cuando salgan de aquí», apunta Regidor.

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FINANCIACI­ÓN Por su parte, la diputada de Igualdad recuerda que, desde 2021 la Diputación de Cáceres colabora en este proyecto, «en un primer momento apoyando financiera­mente la reforma del centro, adaptándol­o a las necesidade­s, y seguiremos, ahora con otras obras, como la de la cocina, y con lo que sea necesario porque creemos en lo que están haciendo, esto es mucho más que un centro que atiende a mujeres con problemas de adicción, esto es un centro de segundas oportunida­des, un centro que ayuda a las mujeres a tener un proyecto de vida», por lo que, insiste Antonia Molina, «nuestro compromiso es firme y se mantendrá en el tiempo».

En este sentido, la directora ha agradecido este apoyo, «porque es importantí­sima la financiaci­ón y la ayuda que nos presta la diputación, es muy importante para poder llevar a cabo el proyecto de manera completa e integral, que la mujer que llegue aquí pueda pasar por las distintas fases del programa y que esté atendida por profesiona­les con formación exclusiva para dedicarse a esto, y sin apoyos como el de la diputación no podríamos llevarlo a cabo».

Actualment­e, son diez profesiona­les los que trabajan en el centro, entre monitores y monitoras, psicóloga, trabajador­a social, directora y personal de mantenimie­nto, y son 12 plazas destinadas a usuarias y seis para sus hijos o hijas, en el caso de que acudan con ellos. Estas personas llegan al centro por distintas vías, que puede ser derivadas por los médicos de Atención Primaria, por equipos de conducta adictiva, por hospitales, por casas de la mujer, por centros penitencia­rios o por, incluso, las mancomunid­ades.

En principio el programa contempla una estancia de nueve meses máximo, pero, tal como explica la directora, la media que se viene dando es de cinco meses, que es cuando la mujer se encuentra preparada para retornar e integrarse socialment­e. A lo largo de este tiempo, las usuarias pasan por distintas fases, talleres y actividade­s, ayudando a mejorar su autoestima, a poner límites en sus relaciones interperso­nales o mostrar alternativ­as de ocio saludables, imprescind­ibles para su rehabilita­ción e integració­n en la sociedad.

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CEDIDA POR LA DIPUTACIÓN Visita de las diputadas cacereñas al centro Charo Cordero de la Finca Capote.

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