El Periódico Extremadura

«En los directos nos gusta que la gente mire a los músicos, no a pantallas»

- ÁNGEL H. SOPENA epextremad­ura@elperiodic­o.com Vocalista de M-Clan

El vocalista de M-Clan estrena su segundo disco en solitario, Vol. 2, un álbum continuist­a pero con el que ha reforzado su apuesta por un rock primigenio, instintivo, crudo, honesto...

¿Lo de Vol. 2 es para indicar continuida­d en su carrera en solitario, o no ha querido calentarte mucho la cabeza?

– – Aparte de que es la continuida­d del primer disco, estábamos barajando otros títulos, pero al final no nos convencier­on, y este nos parecía muy clásico. Hay muchos álbumes de bandas, sobre todo de este rollo, que se titulan Volumen 1, Volumen 2... Ahí está, por ejemplo, Black Sabath, Led Zeppelin... Así que aunque es cierto que realmente no tenía un título mejor, este nos convencía, nos parecía que encajaba con el espíritu del proyecto.

– ¿Estas canciones no tenían cabida en M-Clan? ¿Estaban pensadas para su disco en solitario? Me parece que Escapa del amor entraría bien en un disco del grupo, muy Free.

– Las canciones que hago para Tarque no son sobras o canciones que no caben en M-Clan. Este es otro proyecto, con todo lo que eso conlleva. Aparte de que, con MClan, desde 2017 que sacamos Delta, no nos hemos puesto a componer. Así que, ahora mismo, todas las canciones que hago las hago para Tarque, nacen para Tarque; no nacen para ver dónde se encajan mejor. Eso nos clarifica mucho la línea. Y sobre Escapa del amor..., bueno, es una canción muy de rock clásico. Siempre nos fijamos en ese tipo de bandas (hablo en plural porque compongo con Carlos Raya), fue una de las premisas para hacer nuestro primer disco: hacer temas muy en esa línea de los setenta, muy escuetos, muy austeros, pero con mucho power.

– ¿Cómo nace Vol. 2? ¿Cuál es el momento?

– Empezamos a componer justo al terminar la gira de 2020, pero llegó la pandemia y se retrasó todo. También tiene que ver con unas necesidade­s vitales que surgieron con M-Clan, cuestiones casi de subsistenc­ia, que hicieron que nos fuera más difícil cuadrar con Carlos Raya los momentos para componer. Por eso se ha dilatado tanto este proceso. Además de que esto no es simplement­e decir: «Venga, compongo 12 canciones». Nosotros, por ejemplo, igual hemos hecho 35; es un proceso largo...

Algunas canciones como Bombas en son de paz tienen un punto

distópico.

– Bombas en son de paz habla de un mundo distópico pero que en realidad es el mundo real. Solo hay que ver el telediario: lo que está pasando en Ucrania, en Israel... El mundo es ya distópico en sí. Y es difícil de aceptar... En este sentido, esta canción es ironía, una crítica a la guerra, a los dirigentes y a lo que siempre sucede: que al final las bombas caen sobre el pueblo mientras unos señores en unos despachos hablan.

– ¿Qué ha querido transmitir en Vol. 2?

– Básicament­e, el espíritu es reivindica­r, pero no desde una especie de militancia, sino con la intención de reafirmar nuestra condición y nuestro espíritu de rock de guitarras fuertes, de sonido contundent­e, y de algo que a lo mejor suena un poco antiguo, pero que realmente no nos importa en absoluto. No tememos no ser vanguardia. –El primero fue un gran disco, pero creo que en este hemos afinado mejor (nunca mejor dicho). Y es un sonido más duro, más agresivo, más hard-rockero. La presentaci­ón va a ser parecida a la del primer disco: llevaremos algo de luces, pero no demasiado artificio; a nosotros lo que nos gusta es que la gente mire a los músicos, no a pantallas.

Credo es una canción de amor incondicio­nal, el que se puede sentir por una madre o un hijo. ¿Tenía a su madre en mente durante la composició­n del tema?

¿Cuáles diría que son las principale­s novedades que ofrece este disco? ¿Hay alguna referencia a otros discos y grupos clásicos?

– – Hay continuida­d en... todo: desde la producción hasta la banda, que somos Coqui Jiménez, Chapo González, Carlos Raya y un servidor. En un tema toca Chuches, que es el teclista de Morgan. También lo hemos grabado donde el primero: en el estudio de Carlos Raya en Madrid, en su casa. Tiene muchísimo material de alta calidad en cuanto a microfonía de los setenta, previos, instrument­os…, así que era el lugar idóneo. Y está grabado en directo, claro, por lo que hay muy poca edición en las tomas. Básicament­e, cuando conseguíam­os que el tema sonase, hacíamos varias y la que más nos gustaba era la que se quedaba.

– ¿Cree que le ha salido mejor que el primero?

– Por lo menos según mi manera de hacer las cosas, las canciones no siempre tienen que ser autobiográ­ficas o estar realmente basadas en una cosa concreta. Por supuesto que cuando escribí la letra de

Credo pensé en mi madre, pero más en lo que una madre (cualquiera) siente por un hijo; es una canción…, no sé si la palabra es abstracta, pero que no está dedicada a nadie en particular. De hecho, es más una canción de una madre a un hijo que de un hijo a una madre. Y está llegando mucho a la gente porque habla de sentimient­os que todo el mundo ha experiment­ado alguna vez.

– ¿Cuál es el credo de un rockero como Tarque? ¿Es difícil mantenerlo en estos tiempos salvajes?

– Yo no tengo ningún credo. Me gusta mi trabajo en la música, me ha llenado y me llena, y ocupa mi vida de una manera muy importante, pero poco más. Es difícil mantener la calma viendo lo que sucede en el mundo. Te descrees un poco...

Tengo la sensación de que ha hecho un disco que satisfará a los incondicio­nales de Coliseum de MClan... ¿Era esa la intención?

– – Yo no hago discos para satisfacer a nadie. No lo digo desde la pedantería, pero creo que los artistas no debemos estar pensando en agradar. ¿Satisfacer? Si acaso a nosotros mismos, y si luego tenemos la suerte de que además le gusta al público, pues mejor. Pero crear cosas para contentar a otros tiene que ver con otras cosas..., con el marketing y demás. Pero bueno, supongo que a los fans de los primeros discos de M-Clan les gustará, sí.

– ¿Se siente rejuveneci­do con este disco y este sonido?

– Yo no pienso mucho en… Bueno, pienso como todo el mundo, pero no estoy obsesionad­o con el tema del tiempo, la edad y esas cosas. Más que nada porque yo sigo haciendo exactament­e lo mismo que hace treinta años. Evidenteme­nte tienes algunas restriccio­nes físicas, pero ya está. Este álbum, por cierto, es muy exigente a la hora de cantar... Voy a intentar que no se note mucho en el directo –espero poder hacerlo bien–, pero es muy potente.

– Este es un disco de Tarque, pero ¿siente como si hubieras montado otro grupo?

– Sí, totalmente, claro. A pesar de que son músicos con los que yo he tocado en M-Clan, es otra pantalla a todos los niveles, y eso es lo interesant­e.

«No hago discos para satisfacer, si acaso para satisfacer a nosotros mismos. Y no lo digo desde la pedantería»

«Es difícil mantener la calma viendo lo que sucede en el mundo. La verdad es que te descrees un poco»

– ¿Es su disco más honesto y personal?

– Pues hombre, no sé si es mi disco más honesto y personal, pero intento que lo sea. A veces se consigue y a veces no. Todos tenemos ciertas ideas sobre lo que va a pensar la gente cuando lo escuche – porque, aunque diga que no hago canciones pensando en los demás, es inevitable pensar en que la gente las va a escuchar–, y eso a veces te puede dificultar el ser del todo sincero, pero intento que sí.

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