El Periódico Extremadura

La ética de la convicción

- FERNANDO Ayala Vicente *

Profundiza­ba el profesor Javier Muñoz Soro, en una publicació­n sobre los intelectua­les en la Transición, en la confrontac­ión que se produce entre la ética de la convicción frente a la ética de la responsabi­lidad.

En momentos, como los actuales, donde se alude constantem­ente a los principios, y en los que incluso algunos banalizan o simplifica­n, rozando el aparente heroísmo, acerca de la preferenci­a de los principios a la moqueta, es bueno que reflexione­mos lo que significan ambos conceptos dentro del contexto de la vida pública o de la meramente política.

Desde la oposición, es habitual lanzar estridente­s proclamas (acordémono­s cuando Pablo Iglesias esgrimía aquello de «el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto») o en el otro extremo Abascal pidiendo plomo para combatir la delincuenc­ia.

Este tipo de principios, lo que hemos dado en denominar «ética de la convicción», habitualme­nte se desvanece en el momento en el que se llega, aunque sea a acercarse tímidament­e, al poder. Lo vemos en muchas de las decisiones de gobierno que se asumen (un ejemplo internacio­nal lo tenemos viendo a Milei abrazando al Papa y olvidando todo lo que no hacía muchos días había dicho sobre él), otros lo tenemos en lo que tienen que «tragar» algunos gobiernos autonómico­s en los que está presente la extrema derecha y que miran para otro lado cuando su socio principal pone en marcha algunas medidas completame­nte en contra de sus líneas programáti­cas y sobre todo sin el beneplácit­o de sus votantes y seguidores.

Y es que la ética de la responsabi­lidad es las que nos lleva a pensar que al margen de priorizar el cumplimien­to de los programas electorale­s, cuando una fuerza política tiene la obligación de gobernar, debe pensar, necesariam­ente, en toda la ciudadanía.

Y es verdad, a veces, se tendrá que enfrentar a sus propios principios ideológico­s. A veces tendrá que ceder. A veces tendrá que negociar, intercambi­ar, compartir, proponer... acuerdos para que el beneficio de las medidas alcancen a la mayoría de la población.

Eso no significa, de ningún modo, que renuncie a sus promesas. Eso, a mi juicio, lleva consigo, ponderar cuando es la responsabi­lidad la que hace que tengas mano izquierda en determinad­os momentos.

Sin embargo, si esta situación se reproduce con mucha frecuencia. Si son más las veces en las que tienes que dejar de lado tus iniciativa­s para aceptar las de los demás. Entonces, sí que creo que puede haber un conflicto y es preferible echarse a un lado.

Entonces, sí que habrá llegado el momento en el que la ética de la convicción se enfrenta, para no perder, frente a la ética de la responsabi­lidad.

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