Medalla para las Josefinas
De las hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad nació en la ciudad hace 138 años por España y el mundo y el ayuntamiento ha pedido para ellas el reconocimiento regional
En Plasencia, todo el mundo conoce el colegio comúnmente llamado Las Josefinas. Lo que seguramente desconocen es que la congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad, que lo gestiona, nació en la ciudad hace 138 años, es decir, en 1886. La labor que han hecho las hermanas desde entonces en la ciudad, la región, otros municipios de España y países de varios continentes han hecho que el ayuntamiento haya solicitado a la Junta para ellas la medalla de Extremadura.
Fue Eladio Mozas Santamera, que llegó a Plasencia para vivir con su tío, quien fundó la congregación. «14 chicas en una casa en la calle Zapatería» fueron quienes la iniciaron y a una de ellas, Margarita Delgado, se la considera cofundadora.
Lo explica Sor María Luisa Sánchez, directora del colegio Santísima Trinidad, que señala que aquellas mujeres llevaban una vida espiritual, hasta que «abrieron una escuelita».
Para esta congregación «la vida de familia es lo más importante», en concreto, su modelo es «la familia de Nazaret», es decir, Jesús, María y José.
Su objetivo ha sido siempre también estar cercar de las personas vulnerables, «donde la persona te necesita porque tenemos
La vida de familia es lo más importante y en el colegio han añadido la educación a través del arte
Va camino de seis años ya, que los pasos de un placentino se encaminaron al norte y allí fijó su residencia hasta el día de hoy, pero con sus raíces siempre presentes.
Natural de Plasencia, en cuya escuela de cocina dio sus primeros pasos, implementa su enorme corazón extremeño con todo lo bueno que Asturias le aporta y, más concretamente, Gijón. Este paraíso norteño rodeado de verde y agua como el nuestro, donde una Nube te acompaña diariamente y un Rayo de sol te devuelve la luz perdida, le regalan esa pura vida que siente y transmite a sus cocinados. Su esencia reúne la fusión perfecta entre sus tierras natal y de adopción, cuya fuerte química conforman su autodefinición: asturmeño, original identidad cargada del sentimiento de pertenencia y arraigo a sus orígenes, de los que se siente orgulloso y abandos,
Con el fundador que ser semilla y luz», subraya Sor María Luisa.
Con este fin, la congregación se expandió a otros municipios de la región, como Hervás, Garrovillas o Cáceres y dio el salto también a Santander o Madrid.
En el extranjero, empezaron en Portugal y llegaron a América, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Méjico, Chile, Perú, Honduras e India. En estos países, su labor se ha centrado en ayudar a niñas de la calle, a la promoción de la mujer, la protección de la infancia y la salud con consultorios o un cen
Pequeños tro nutricional, sin olvidar la educación, ya que han creado numerosos colegios.
En el Santísima Trinidad de Plasencia, con casi 800 alumnos desde el primer ciclo de Infantil hasta segundo de Bachillerato, han añadido al valor de la familia la educación «a través del arte y la belleza», ligado a Extremadura, de ahí su proyecto ExtremARTE.
En Plasencia la congregación cuenta también con la casa madre, donde residen las hermanas más ancianas y otras han estado en el colegio Escuela Hogar hasta que se han jubilado, aunque siguen dando apoyo.
Con todo, la propuesta de la medalla regional supone para la congregación «una satisfacción, nos ha dado mucha alegría porque es un reconocimiento y también tenemos mucho agradecimiento porque la congregación le tiene un cariño especial a Plasencia, que fue donde nació».
El que quiera adherirse a la petición puede hacerlo a través del correo electrónico adhesionmedalla@plasencia.es o en el registro municipal.