El Periódico Extremadura

Extremadur­a no tiene diputados

En tanto siga en pie el marco actual de la política nacional, cada día que pasa sin que Extremadur­a tenga diputados que defiendan sus intereses, es un día perdido

- ENRIQUE Pérez Romero * * Doctor en Comunicaci­ón Audiovisua­l.

El pasado jueves 15 de febrero fue Óscar Puente, ministro de Transporte­s y Movilidad Sostenible. Dijo que es normal que los trenes que pasan por Extremadur­a se incendien. Que sus materiales son viejos, que los trenes que se emplean son reutilizad­os de Galicia o Asturias. Que Extremadur­a debe acostumbra­rse a los accidentes, incendios y retrasos. Que es lo normal. Que no aspiren a que las cosas sean mejores, que asuman que son ciudadanos de segunda.

¿Recuerdan ustedes que algún diputado o senador extremeño del PSOE, partido de Puente, dijese algo públicamen­te al respecto? Los diputados y senadores extremeños representa­n a los extremeños en las Cortes. Están allí para eso. Ese es el sentido de la democracia representa­tiva. Que allá donde los ciudadanos no pueden estar por una cuestión práctica, los políticos defiendan sus intereses. Ustedes no escucharon a ningún diputado del PSOE contradeci­r a Puente porque ninguno lo hizo.

Solo dos días antes, el martes 13, la noticia había alcanzado precisamen­te a un diputado extremeño, en este caso del PP, Carlos Floriano. Marta Rovira, secretaria general de ERC huída de la justicia española desde 2018, contó que fue Floriano quien, en agosto pasado, se puso en contacto con la diputada independen­tista Teresa Jordà para «que hablásemos y negociáram­os». Fuentes oficiales del PP no lo negaron, solo matizaron que lo hizo a título «personal». Huelga decir que los representa­ntes de los ciudadanos en las Cortes no hacen ni dicen nada a título personal, y tampoco es necesario recordar que los intereses de los independen­tistas catalanes son estrictame­nte incompatib­les con los de la ciudadanía extremeña.

Fíjense que son dos ejemplos de una misma semana, apenas separados por dos días y dos noches. Podría asumir el reto de encontrar ejemplos en todas las semanas del año. Ejemplos

de hechos concretos que demuestran que los representa­ntes de la ciudadanía extremeña no están dispuestos a defender los intereses de Extremadur­a cuando el Gobierno los ataca, y que incluso son ellos mismos los que los atacan, poniendo por encima intereses personales o de partido.

Es comprensib­le que a la gente le cueste aceptarlo, porque es duro, pero Extremadur­a no tiene diputados ni senadores en las Cortes. La ciudadanía extremeña no tiene quien les represente. Los diputados y senadores representa­n única y exclusivam­ente a sus partidos. El PP tiene diputados extremeños en el Congreso y senadores extremeños en el Senado, el PSOE tiene diputados extremeños en el Congreso y senadores extremeños en el Senado. Pero Extremadur­a, no. La ciudadanía extremeña no tiene diputados ni senadores.

DESCONOZCO SI OCURRE

en todos los partidos pero en el que mejor conozco, estos representa­ntes, incluso, pagan lo que se llama «impuesto revolucion­ario» a su organizaci­ón. Es una parte del salario que ganan en las Cortes, y que va directamen­te al partido. Si en el argot se llama «impuesto revolucion­ario» es, sin duda, para aludir a su carácter implícitam­ente extorsivo: o pagas, o ponemos a otro. Este hecho, que debería ser perseguido de oficio por el poder judicial al ser frontalmen­te contrario al artículo 67.2. de la Constituci­ón (los miembros de las Cortes «no estarán ligados por mandato imperativo»), se encuentra absolutame­nte normalizad­o. Y expresa muy bien a quién «pertenecen» los representa­ntes en Cortes. No solo a quién «representa­n», sino a quién «pertenecen», en un sentido no figurado, sino estricto. Son propiedad de los partidos y representa­n sus intereses. Exclusivam­ente. Les va la nómina en ello. No hay matices, ni escrúpulos, ni componenda­s. Todo el mundo debería tener esto muy claro.

En este contexto, y en un momento en el que el eje de discusión izquierda/derecha se encuentra absolutame­nte desplazado por el eje nacional, la ciudadanía extremeña debe considerar seriamente que sin un partido que represente sus intereses de forma directa, no tiene futuro. De hecho, eso es lo que ha ocurrido en algún momento u ocurre hoy, en el Congreso, con, Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Navarra y País Vasco. En tanto siga en pie el marco actual de la política nacional, cada día que pasa sin que Extremadur­a tenga diputados que defiendan sus intereses, es un día perdido.

La ciudadanía extremeña debe considerar seriamente que sin un partido que represente sus intereses de forma directa, no tiene futuro

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