Escenarios

Esta vez falló la audacia de Pedro Sánchez y la Moncloa. Las elecciones gallegas no fueron la tumba de Alberto Núñez Feijóo. Sino más bien, un más que serio aviso a su política de subordinar la política del partido socialista en los territorios a la de sus socios de gobierno en Madrid. Una suerte de neocentralismo con apariencia de federalismo. Mirar el mapa electoral por bloques no siempre entrega el poder a la galaxia de Sánchez, especialmente si el PP desactiva a Vox y la izquierda se presenta dividida en cuatro listas. Pero nada impedirá a los alquimistas del presidente seguir como si nada hubiera ocurrido porque que Feijóo conservara Galicia estaba descontado, excepto en los sondeos del CIS. Pero se van a abrir nuevos escenarios. Veamos cuáles pueden ser.

Feijóo va a endurecer el ardor de su oposición a Pedro Sánchez con dos objetivos inmediatos: que los de Puigdemont no voten la ley de amnistía y ganar abrumadoramente las elecciones europeas del 9 de junio. Se trata de dejar al actual gobierno en minoría de manera que su única posibilidad sea malvivir en la Moncloa mientras se genera una ola de cambio con Vox reducido a su mínima expresión. Para seguir por este camino tiene tres retos inmediatos: gestionar sus escarceos con Junts hasta el punto de que hagan caer a

Sánchez a cambio de unos futuros indultos, sortear la mediación europea en la renovación del CGPJ y seguir emancipado de la prensa conservadora de Madrid como ha hecho en esta última semana de campaña que ha convertido la victoria en suya y de Rueda, única y exclusivamente.

Lo que le pide el cuerpo a Sánchez sería hoy dar otro volantazo como el del 28M. Es su manera de no rendir cuentas por sus malas decisiones. Pero, de momento, ni tiene ya a Miguel Barroso para alentarlo ni puede jugar con el calendario electoral hasta después de las europeas. Por delante tiene: la necesidad imperiosa de que Puigdemont le vote la amnistía al precio que sea, unas elecciones vascas con un resultado muy similar al de Galicia con el PSOE en tercer lugar; y unas elecciones europeas en la que no puede esperar nada bueno. Y, mientras, con los presupuestos prorrogados a la espera de la margarita de Junts solo el anuncio de un doble pacto con los de Puigdemont le permitiría una nueva pirueta. Siendo como es, igual se planta esta misma semana en Waterloo. Nadie se atreverá a decirle que igual el volantazo podría ser en la dirección contraria: en intentar bajar el precio a los socios ante la fortaleza del PP.

Lo de Sumar y Podemos se comenta por sí solo. Vuelve la atomización a la izquierda del PSOE, y en el País Vasco la película puede ser igual o peor. El 15M llega a su fin.

Lo que le pide el cuerpo a Sánchez sería dar otro volantazo como el del 28-M. Es su manera de no rendir cuentas