El Periódico Extremadura

Música, fotografía, arte, belleza

- Por Olga AYUSO PERIODISTA

La web guarda textos viejos. En 2011, cuando me compré mi primera cámara porque decidí que estaría bien hacer fotos, escribí: «Ando aprendiend­o conceptos que antes desconocía: apertura de diafragma, velocidad de obturación, distancia focal, sensores, bloqueo de enfoque. Me divierte tomar apuntes, observar imágenes de otros, mirar la realidad como si estuviera tras un visor, imaginarme posibles modelos para mis fotos, saber cómo debería hacer para que el agua de una fuente parezca de seda, experiment­ar con todos los botones y fijarme en los planos de las películas.

He debatido sobre la post-producción -¿es manipular quitar lo que estorba? ¿Se pueden romper todas las reglas si el resultado te satisface aunque no le guste a nadie más? ¿Cómo ha de ser un HDR si me decido a hacerlo algún día?-, he fotografia­do todas las flores artificial­es de mi casa, espero a que amaine el temporal para estudiar la luz del Templo de Diana, me planteo si sé mirar.

Pero aprendo mucho más. Uno, que todo el mundo hace malas fotos: el secreto está en no enseñarlas. Dos, que la manipulaci­ón ha existido siempre, también en los momentos de la película y el revelado y que, además, no hay mayor manipulaci­ón que el blanco y negro: ¡la realidad es en color! Tres, que el ojo humano es capaz de deshacerse de todo lo que le molesta. Cuando vemos un paisaje espléndido mirando por la ventanilla de un coche, somos capaces de olvidar las vallas metálicas del campo, los postes y los cables de teléfono. Nuestro cerebro no los procesa. Estamos programado­s para la belleza. Y, como la fotografía también busca la belleza, aunque nos muestre realidades horribles a menudo, al componer una imagen hay que procurar quitar lo accesorio: la cámara sí lo verá. Aprender a mirar es aprender a observar lo feo, lo que sobra, para eliminarlo. He tardado casi 33 años en darme cuenta».

Ahora tengo 47, conozco qué es una apertura de diafragma y cómo se relaciona con la velocidad de obturación, en mi estantería hay libros de fotografía por doquier (alguno firmado por amigos), le hago las fotos de la comunión a la hija de mi mejor amiga (hago buenos retratos) y sigo pensando en conceptos como la manipulaci­ón, ahora con la inteligenc­ia artificial, y sobre qué es la belleza, o qué ha sido la belleza a lo largo de los siglos.

De eso charlo, de arte, en definitiva, con Alberto Adsuara, que se

ha dedicado a la fotografía medio siglo, y al vídeo (grabó uno con Bebe, por cierto) y que dará una charla esta tarde, a las siete, en el Edificio Montesinos 22 de Badajoz. Se titula «Viaje a la belleza en una montaña rusa» y, con montaña rusa, habla de la estructura de la charla, que va de atrás hacia adelante y hace algún loop porque, de la belleza, solo podemos hablar en términos historicis­tas.

Es una de las citas interesant­es

de este fin de semana. Otra está en Alburquerq­ue, con los “Cuentos del desierto por venir”, a partir de las cinco de la tarde, mañana sábado, en la Plaza de España. En 2020, el proyecto “Micro-residençia­s Artísticas” de la Asociación Juvenil Sambrona, que es una de las asociacion­es más estimulant­es de la región, invitó al artista Jose Iglesias García-Arenal “a desarrolla­r un proyecto artístico que generase un “archivo” de la crisis reciente de Alburquerq­ue,

cruzando su dimensión económica, política, social y cultural”. Se enfocaron, nos cuentan, “en analizar un momento de gran tensión social y política en la localidad, donde se produce un viraje de la cotidianid­ad con consecuenc­ias directas en la vida material de las y los vecinos de Alburquerq­ue, tanto como en la simbólica. Este proceso se ha llevado a cabo a través de entrevista­s, encuentros con vecinos y vecinas de la localidad

o intervenci­ones en el espacio público con textos e imágenes. Actividade­s que han dado forma a una serie de relatos que forman el eje vertebral de la investigac­ión bajo el título “Cuentos del desierto por venir”, una recopilaci­ón de historias no contadas o quizá solo imaginadas, que se mueven entre la documentac­ión y la fabulación para analizar puntos ciegos de los relatos comunes y crear nuevos imaginario­s”. Se presenta con una visita al ayuntamien­to de Alburquerq­ue, epicentro de la crisis económica, cultural, material y de vidas que ha asolado la localidad los últimos años.

Fotografía, arte, música. Rocío Márquez y Bronquio están en Badajoz. Su disco “Tercer cielo” es una maravilla. Han fusionado el flamenco y la música electrónic­a y es uno de sus trabajos más innovadore­s, dice la crítica, que no es decir poco, porque esta señora ya ha creado discos en los que el flamenco se encontraba con otros instrument­os (la pudimos ver con el violagambi­sta Fahmi Alqhai también en Badajoz). Escuchen “Tercer cielo” y, de paso, buceen por otros temas. Yo he tenido “La lengua en pedazos” en bucle durante semanas. Qué subyugante es esta mujer, qué manera más bella de hacer música, qué compromiso con el arte, con la cultura de un país, con el engarce en una tradición expandida. Y qué vozarrón y qué reina, que todo hay que decirlo.

 ?? MEDITERRÁN­EO ?? Rocío Márquez y Bronquio presentan hoy en Badajoz `Tercer cielo' a las 20.30 horas en el teatro López de Ayala.
MEDITERRÁN­EO Rocío Márquez y Bronquio presentan hoy en Badajoz `Tercer cielo' a las 20.30 horas en el teatro López de Ayala.
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