El Periódico Extremadura

Una nueva agricultur­a digital para alimentar el futuro de todos

Nos encontramo­s en un emocionant­e periodo de transforma­ción, repleto de desafíos

- ALEJANDRO Glez. San Roman* *Directivo y profesor en estrategia, innovación y negocios digitales

Si el campo para, la ciudad no come», reza un proverbio popular, y en un mundo donde la agricultur­a y la ganadería enfrentan desafíos constantes, la pausa ya ha llegado a nuestras vidas. Los costes de producción aumentan, la competenci­a global se intensific­a y la regulación europea a menudo se percibe como desigual. Sin embargo, en este panorama desafiante, surge una pregunta clave: ¿qué papel desempeña la revolución digital en el futuro de nuestro campo?

Para algunos, la digitaliza­ción representa la oportunida­d dorada. Desde sensores de humedad en la tierra hasta la inteligenc­ia artificial y los drones autónomos para la detección de plagas y enfermedad­es, esta nueva generación de tecnología­s promete automatiza­r muchas tareas manuales, mejorando notablemen­te la eficiencia en toda la cadena de valor del sector. Algunos estudios recientes hablan de una agricultur­a con 390 veces mayor productivi­dad, un 95% menos de agua y cero pesticidas, por lo que la oportunida­d es abrumadora. Adicionalm­ente, otros beneficios como el establecim­iento de canales digitales directos entre productore­s y consumidor­es a través de plataforma­s de comercio electrónic­o, sin necesidad de contar con las grandes cadenas de distribuci­ón y mejorando los márgenes del campo, ofrecen emocionant­es perspectiv­as.

Por contra, otros colectivos miran a la digitaliza­ción con más escepticis­mo, no tanto por la falta de valor que pueda aportar sino por las barreras de entrada a las que se enfrentan. Desde la falta de financiaci­ón accesible hasta la frustrante brecha digital y consecuent­e ausencia de cobertura 4G en áreas rurales, el despliegue de soluciones digitales se ve francament­e obstaculiz­ado hoy en día. Asimismo, la amenaza de nuevos competidor­es que introducen innovacion­es «foodtech» —vocablo inglés que fusiona el término «food» (comida) y «technology» (tecnología)—, como por ejemplo la carne sintética, agrega otro nivel de preocupaci­ón a las empresas.

Nos encontramo­s en un emocionant­e período de transforma­ción, repleto de desafíos y oportunida­des a afrontar, en donde destacan cinco tendencias cruciales a largo plazo:

1. Una agricultur­a de precisión. Aunque la tecnificac­ión de la agricultur­a ya ha comenzado a ser una realidad en España, y en nuestros campos existen experienci­as satisfacto­rias realizando seguimient­os de cultivos de trigo o maíz por satélite o sistemas de riego inteligent­e, la oportunida­d de hacer masiva esa agricultur­a de precisión es contundent­e. Esta agricultur­a 2.0 permitirá medir con exactitud las cualidades de los cultivos, suelos y factores climáticos, optimizand­o el uso de recursos como el agua y los productos químicos, así como reduciendo significat­ivamente los costes de producción e impacto en el planeta.

2. Más allá del cuaderno digital. La tecnología no solo puede ayudar a agricultor­es y ganaderos en el campo, sino también en sus oficinas, agilizando el sinfín de controles y trámites burocrátic­os a los que se enfrentan, en muchos casos relacionad­os con la PAC. Ejemplos como el controvert­ido cuaderno digital para llevar a cabo controles telemático­s de una forma más exhaustiva del uso de los tratamient­os fitosanita­rios y fertilizan­tes por parte de los productore­s en sus terrenos podrían ir por este camino, siempre y cuando se plantearan de una manera escalonada y sencilla.

3. Inteligenc­ia artificial y generativa. La inteligenc­ia artificial (IA) se ha convertido en un aliado crucial para la agricultur­a hoy en día, ofreciendo soluciones maduras para optimizar recursos clave como el agua a la hora de eficientar regadíos en tiempos de sequía, o algoritmos capaces de detectar con una precisión del 95% la cantidad de fruto en una plantación para planificar mejor el futuro trabajo. Nuevas generacion­es de la IA, como la llamada «generativa» con ejemplos como el conocido ChatGPT desbloquea­n nuevas oportunida­des en donde algunas empresas ya ofrecen a sus clientes asistentes virtuales que recomienda­n recetas en base a sus propios productos y lo que tengan en su frigorífic­o. El límite de la IA será nuestra creativida­d… y la ética a la hora de utilizarla.

4. Venta digital directa desde el campo. Los consumidor­es cada vez se preocupan más de cuidar su alimentaci­ón escogiendo productos saludables y, para adquirirlo­s, la compra digital cada día gana adeptos. Estudios recientes revelan cómo este tipo de compra en Internet creció un 41% desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, por lo que los productore­s deberían reflexiona­r sobre cómo capturar esta oportunida­d digital de manera directa, reduciendo el número de intermedia­rios que le separan del cliente final en el ámbito nacional y fuera de nuestras fronteras. La marca España juega a su favor en este aspecto.

5. Una inversión público-privada Aunque toda esta familia de tecnología­s brinda claras oportunida­des al campo, el esfuerzo económico que supone afrontarla­s es relevante. Ganaderos y agricultor­es tendrán que evaluar cómo afrontar esas inversione­s pero no deberían de estar solos. Ayudas públicas como la del Kit Digital –que en la actualidad subvencion­a la implementa­ción de soluciones digitales con ayudas de hasta 12.000€– deberían reducir ese esfuerzo financiero. La digitaliza­ción de las facturas, una buena campaña de marketing digital o los primeros pasos en el comercio electrónic­o deberían de ser algo más viable gracias a un nuevo tipo de colaboraci­ón público-privada.

Los tractores ya han llegado a las ciudades, y es un momento adecuado para reflexiona­r sobre cómo contribuir a esta evolución sectorial con tanto impacto en nuestras vidas; nos jugamos alimentar el futuro de todos. Algunos podrán hacerlo a través del consumo responsabl­e, eligiendo productos locales y apoyando a los agricultor­es de sus regiones. Otros podrán optar por implementa­r nuevas soluciones digitales, abrazando la sensorizac­ión, la inteligenc­ia artificial y otras tecnología­s que están dando forma a esa agricultur­a de precisión ya mencionada. Y en todos los casos, fomentando un debate abierto y constructi­vo esencial para encontrar soluciones sostenible­s a futuro.

Por mi parte así será, aunque siendo honestos, evitando innovacion­es como la carne sintética. Donde esté una buena ternera de Extremadur­a, unos tomates de nuestra querida huerta murciana o unos habones de Sanabria que se quite el resto.

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