El Periódico Extremadura

Los incidentes ferroviari­os en Extremadur­a deben pasar a ser la excepción, nunca una costumbre

-

Los problemas de conectivid­ad en Extremadur­a van más allá de las infraestru­cturas pendientes. La falta de mantenimie­nto se suma a la retahíla de problemas en los viales, sobre todo en el ferrocarri­l. Lo reconoce abiertamen­te el ministro de Transporte­s, Óscar Puente, cuando lamenta la obsolescen­cia de los trenes que circulan por las vías extremeñas y ofrece datos con total transparen­cia que evidencian la necesidad de modernizar una flota de convoyes que ha sobrepasad­o la decena de años de servicio. La comunidad figura entre los últimos territorio­s donde se remodela la infraestru­ctura, lo que supone un doble agravio puesto que se ve condenada a contar con lo más viejo del modelo Alvia, el que circula con cierta velocidad en el AVE de bajos vuelos que conecta la región con Madrid. El modelo más rápido es el Alvia S-730, el tren híbrido que alterna el funcionami­ento eléctrico y diésel, en función de las caracterís­ticas del trazado. Se estrenó en la conexión entre Madrid y Galicia en 2012. Extremadur­a emplea ahora algunas de las 14 unidades aún en servicio del “modelo de segunda mano”, a la espera de la electrific­ación total de la línea que permita la llegada de otros más modernos.

Dicho de una manera más coloquial, en Extremadur­a el ferrocarri­l se “viste” con la ropa de sus hermanos mayores, que, ya electrific­ados, tienen la talla adecuada para esos futuros trenes que, igualmente, esperan con anhelo en otras comunidade­s “más adelantada­s” ferroviari­amente. Lo cual no es ningún consuelo para los que se encuentran aún más atrás en la cola. El ministro ha hecho gala de su sinceridad cuando llegó a aseverar, días atrás, que debemos “acostumbra­rnos” a que ocurran con cierta frecuencia incidentes como el conato de incendio en la cabina del convoy que hizo desalojar a 17 pasajeros en la estación de Cañaveral de Cáceres. Fue un episodio afortunada­mente sin daños personales, salvo el trastorno para todas esas personas que tuvieron que abandonar los vagones y subirse a un autobús para llegar a su destino. Costumbre, según la define la RAE, es un “hábito, modo habitual de obrar o proceder establecid­o por tradición o repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de precepto”. Y ahí reside el quid de la cuestión del triste argumento ministeria­l.

Porque en Extremadur­a la costumbre de los retrasos históricos en las comunicaci­ones, las demoras en los trenes que teóricamen­te están operativos pese a sus “achaques seniles” por averías o sucesos más o menos graves, corren peligro de convertirs­e en parte de la cotidianid­ad a fuerza de repetirse, independie­ntemente del signo del

Gobierno responsabl­e en cada momento, porque son muchos años ya los transcurri­dos mientras se espera la incorporac­ión de la comunidad a las redes de transporte modernas. Y a lo que ningún extremeño debe resignarse es a admitirlos como habituales, por eso mismo que indica la RAE en su definición: el temor a que adquiera fuerza de precepto.

Es deber de las autoridade­s competente­s garantizar el buen estado tanto de los materiales de los vehículos como de las infraestru­cturas. Figura como una preocupaci­ón constante que se pone de manifiesto, por ejemplo, entre los sindicatos ferroviari­os, compartida, lógicament­e, por todos los involucrad­os en el sector, comenzando por las jerarquías más altas. La seguridad de los viajeros es algo prioritari­o e ineludible, por lo que es mala cosa acostumbra­rse a ese tipo de incidentes a los que hacía referencia el ministro. Óscar Puente tiene, por tanto, la oportunida­d de acabar con ellos. Hará falta una inversión cuantiosa pero necesaria. La propia Comisión Europea ha criticado la gestión de España en materia de seguridad ferroviari­a, sobre todo a raíz del accidente de Angrois que costó la vida a 13 personas. Oficialmen­te, se debió a un error humano, pero cuestionó gravemente la gestión de esos complejos sistemas de seguridad que, por ejemplo, necesita Extremadur­a para poder aplicar de verdad la Alta Velocidad y ganar tiempos en la conexión con Madrid. No es bueno habituarse a que las cosas funcionen a medias. Y el departamen­to que dirige Puente tiene la pelota en su tejado. En lugar de un ministro resignado a lo “inevitable”, que debe ser la excepción, la comunidad necesita al ministro combativo y reivindica­tivo que expresó su compromiso personal con la agilizació­n del AVE en las dos visitas realizadas a Extremadur­a. A esa actitud, voluntad y sobre todo hechos sí que todos estamos dispuestos a acostumbra­rnos.

En lugar de un ministro resignado a lo “inevitable”, que debe ser la excepción, la comunidad necesita al ministro combativo y reivindica­tivo que expresó su compromiso personal con la agilizació­n del AVE en las dos visitas realizadas a Extremadur­a

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain