«Stephen Hawking era un aventurero»
El cosmólogo Thomas Hertog (Lovaina, Bélgica, 1975) fue el colaborador más estrecho de Stephen Hawking durante 20 años. Con solo mirarle a los ojos, era capaz de completar su pensamiento y ser el brazo operativo de los cálculos de su última concepción del universo, la que encierra el libro Sobre el origen del tiempo (Debate) y que explicó en Cosmocaixa (Barcelona) el pasado miércoles.
– ¿Cómo era Stephen Hawking en la distancia muy corta?
– Tenía alegría de vivir. Era un aventurero. Sin embargo, durante los últimos 15 años de su vida, corría un alto riesgo de aislamiento y creo que conseguí evitarlo, nutriendo su curiosidad. Le exponía nuevas preguntas, le presentaba paradojas. Estábamos en la misma longitud de onda.
– Debió hacer un esfuerzo para entenderle.
– No era fácil, pero ahí estaba la magia. Nos comprendíamos muy bien con cada vez menos palabras. Hacia el final de su vida, las adivinaba, completaba sus frases. Él tenía una intuición sublime, y yo la desarrollaba.
– ¿Cuál fue el momento más luminoso?
– En agosto de 2002 -yo viajaba con mi mujer por la ruta de la seda- me envió un correo apremiándome a que lo fuera a ver a Cambridge. Al llegar, clicando con una velocidad más rápida de lo habitual, me dijo: «Breve historia del tiempo [su libro, de 1988] está escrita desde una perspectiva errónea». Admitir eso demuestra su humildad.
– ¿Dónde estaba el error?
– Para elaborar su teoría había adoptado una perspectiva del universo como la de un dios. Se dio cuenta de que las leyes físicas no son eternas e inmutables, sino el resultado de una evolución.
Eche un poco más de luz.
–
– Nos preguntamos: «¿Por qué el universo es biofílico [habitable]? ¿Por una verdad matemática? ¿Un Dios? ¿El multiverso? Stephen y yo sostenemos que nosotros y el universo estamos conectados por una gran evolución que solo puede comprenderse retrospectivamente. Cuando viajas hacia el big bang, las leyes de la física - incluido el tiempo- desaparecen en el origen, como las leyes de la biología desaparecen en el origen de la vida.
Todo tiene una causa última.
–
– Con el big bang hemos descubierto algo sin causa. ¿Descontenta?
Bastante.
–
– Hay determinadas cosas que no podemos conocer. «De lo que no se puede hablar es mejor callar», dijo Wittgenstein. Si reconstruimos el árbol de la vida, al aproximarse al origen, las leyes de la biología desaparecen. Hay quien dirá que es un fracaso. Yo digo que no hay que olvidar la condición humana, que no somos Dios.
– Copérnico y Newton sacaron al hombre del centro.
– Cuando decides no dar una explicación a priori, tratas de estudiar la historia del universo desde nuestra perspectiva. Proponemos remeternos en el universo y reconstruir su historia, en lugar de predecirla basándonos en los principios puramente matemáticos. Y como observadores, volvemos a entrar en las ecuaciones.
Al final de su vida, Hawking desconfió de lo humano.
– ¿...?
– Dijo que la inteligencia artificial podría «conducir al fin de la humanidad».
– – La ciencia y la tecnología deben anclarse en nuestra humanidad o nos destruirá. La pregunta del millón es: «¿Será posible?». Y yo respondo que lo será gracias a esta nueva cosmología. Lo central es el futuro de la humanidad y hay que poner la tecnología a su servicio.
– Hay entusiastas del posthumanismo. Gente que defiende nuestra irrelevancia.
– Pero aún permaneceremos humanos durante un tiempo... Tengo la impresión de que hay mucho que descubrir y explorar, en una escala grande y pequeña, que nos ayudará a comprender la unidad de todo.
¿Qué somos, pues?
– No existe ninguna indicación de que haya vida extraterrestre. Eso significa que la vida avanzada es muy rara. Ha encontrado muchos obstáculos para conseguirlo. Solo por esta constatación hay que salvar lo que existe. Somos la manera en la que el universo se vuelve consciente.
– Cuando mira las estrellas, ¿qué ve?
–
– Pienso en la unidad del cosmos, no en un gran plan.
– Y sin Hawking, ¿adónde dirige sus pasos?
– Mi obsesión es encontrar fósiles de la fase primordial del big bang, que creó las ondas gravitacionales que lo atraviesan todo. La evolución del universo desde el big bang adquiere significado a través de la observación. Funciona como un cuadro de Mark Rotko. No es abstracto, solo exige el compromiso del observador.