«Si los pellets de madera cayeran al agua, se hundirían sin daños»
La diferencia es que los vertidos por el buque Toconao son de material plástico
Los pellets comenzaron a invadir las playas del norte de España hace varias semanas. El buque Toconao perdió hasta seis contenedores en aguas portuguesas y también vertió en el Atlántico productos como pasta de tomate, neumáticos, barras de aluminio y rollos de papel film. Según indicó la Delegación del Gobierno en Galicia, el navío --que tenía bandera de Liberia-perdió un total de 1.050 sacos de pellets, de 25 kilos cada uno. Esto supone 26.250 kilos de pequeñas bolitas que aparecido en una treintena de costas gallegas. Además, unos días después llegaron también a Tenerife.
Pero, ¿es este material el mismo que se utiliza para las estufas? El gerente de la empresa de recur
sos naturales EcoSalor, Eduardo Sánchez, que se dedica desde el polígono las Arenas (Malpartida) a la venta de estos calentadores que funcionan a través de combustión y de los propios pellets, cuenta las diferencias: «Los que están lleganque
do a las costas tras el vertido son restos de plástico que iban a ser reciclados para convertirlos en botellas o cualquier otro elemento».
Sin embargo, los que se utilizan como productos de combustión, están fabricados a partir de
madera de pino descortezada. «La gente quizás pueda interpretar que es lo mismo, aunque se trata de una equivocación. Simplemente presentan un formato similar, pero el uso y su composición no tienen ninguna relación. Lo único comparten es que ambos miden unos 4 centímetros de largo y 5-6 milímetros de grosor», explica con detalle Sánchez.
«Si tirásemos al mar los pellets que empleamos para las calderas, se hundirían y no pasaría nada porque no tienen ningún añadido químico, sólo se trata de madera de pino comprimida. Son los residuos que siempre se tiraban y ahora se están utilizando», aclara.
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TENDENCIA AL ALZA En la provincia de Cáceres, la instalación de estufas que utilizan este tipo de combustible se ha convertido en una tendencia al alza. Durante el último año, la Junta de Extremadura ha concedido numerosas subvenciones para montarlas, lo que generó también un incremento de los puntos de venta.
«Este boom se extendió a Europa y provocó un desabastecimiento en la región, lo que supuso un aumento considerable en los precios. Hace tres años no valía ni 4 euros cada saco y han llegado a costar 8, aunque se ha normalizado en los últimos meses», indica.
La presencia de pellets en las costas gallegas inquieta a las instituciones. Sin embargo, la bióloga Zulema Varela indicó en una entrevista con el PERIÓDICO que «lo más preocupante no es la propia presencia de este compuesto en los arenales, sino la forma en la que se están eliminando». «Con el tiempo se irán haciendo más pequeños y se convertirán en nanoplásticos, lo que hará más difícil la retirada».