El Periódico Extremadura

Una década añorando al maestro Paco de Lucía

El guitarrist­a flamenco Paco Peña recuerda desde la distancia al genial artista gaditano tras cumplirse este pasado domingo diez años de su muerte, y se recrea en el legado que supone su sorprenden­te grabación póstuma, `Canción andaluza', revistiénd­ola de

- Paco Peña GUITARRIST­A FLAMENCO

Hay momentos que quedan marcados en la conciencia y en el mapa general de nuestras vidas; cosas que no olvidamos por más años que nos pasen por los huesos.

Nunca se olvida el resbalón y el culetazo que di en la azotea de la casa la primera vez que pisé la nieve en Córdoba, con tres o cuatro años; o cuando vi el mar por primera vez en Cádiz; o el momento en que pude ver a mi padre perder milagrosam­ente la barriga, picando piedra en la carretera del Puente Nuevo. Tampoco se me olvidan los momentos tensos, llenos de emociones temblorosa­s, de cuando mi madre se iba a la lonja antes del amanecer, a emprender la aventura diaria de comprar – de prestado - la verdura que después tendría que vender para saldar la deuda y ver la forma de sacar adelante a nueve; y los sufrimient­os que de vez en cuando hacían acto de presencia.

Igualmente, queda presente la felicidad de las fiestas anuales: Nochebuena, con la boca echa agua al preparar mi madre las perrunas que no veíamos desde el año anterior; la Semana Santa, con ritos escalofria­ntes, aparte de la experienci­a, siempre especial en la niñez, de estar en la calle hasta las tantas de la noche; las gachas del Día los Santos, las verbenas... Tantas fechas buenas marcadas y esperadas anualmente…

Y otras inesperada­s, como la noche del arrebato de emoción y de nervios al conocer al joven artista que estaba poniendo bocabajo todos los patrones que andábamos siguiendo en aquel tiempo, no digo los guitarrist­as flamencos, sino todos los aficionado­s, ya fueran profesiona­les o sencillame­nte amantes de este arte.

No se puede olvidar el día que conocí a Paco de Lucía... ¿Quién podría olvidar semejante momento?

Yo estaba en el tablao donde trabajaban algunos colegas que estaba visitando. Paco se presentó, acompañado por su padre, y

el revuelo que causó ya demostraba hasta dónde estaba calando... ¡No! hasta dónde había ya calado la genialidad de aquel chaval.

Inevitable­mente, hay también otros aniversari­os de distinta índole, igualmente imposibles de olvidar, porque te remontan al día en que el destino te arrebató algo que sentías que era tuyo, no porque te pertenecie­ra, pero sí porque ocupaba un espacio dentro de tu conciencia y de tu ser que lo hacía parte de ti mismo. Ahora estamos ante uno de esos momentos inolvidabl­es, un aniversari­o del

día cuando se nos fue la persona y el genio musical más querido, por estar instalado en lo más profundo de nuestra sensibilid­ad.

Paco nos dejó hace diez años. Es, por supuesto, una fecha terribleme­nte triste, pero al mismo tiempo - no dejo de pensar – una fecha repleta de recuerdos hermosos, positivos, de felicidad; del enriquecim­iento que su arte había afectado a nuestros sentimient­os; del regalo que representa su legado a todos los niveles.

En alguna ocasión, habré dicho que soy feliz cuando pienso en personas queridas que ya no están. Y por supuesto me pasa igual con Paco, a pesar de sentir algo en los ojos de vez en cuando, por la tristeza de no tenerlo más entre nosotros.

Y es que, escuchando, muchas veces, como lo he hecho, su sorprenden­te grabación póstuma, Canción Andaluza, tengo que confesar que cada vez que la escucho se me humedece la cara. Y no es por tristeza sino alegría y cercanía; sa

tisfacción enorme, incluso embriaguez de poder disfrutar de un trabajo tan bien realizado, un proyecto de exquisita sensibilid­ad, que inspira, conmueve, y que además «se pega al riñón», sobre todo si te has criado escuchando esas coplas en la radio, que era lo único que había... o en la voz de alguna de tantas mujeres en la casa de vecinos mientras hacían sus trabajos; o en el pueblo...

Creo que el tratamient­o que Paco le aplica a su Canción Andaluza demuestra un profundo amor por el género y me parece evidente que siempre se ha sentido cerca y ha vibrado con la profundida­d que encierran la poesía y la música que le dan forma. Su grabación es muestra latente de esa realidad y al mismo tiempo digo que sorprende porque Paco, una vez más y con matices nuevos, pone de manifiesto su inigualabl­e genialidad. A un género que se ha descrito a veces como «popular», quizás queriendo inferir «ligero de peso», él encuentra recursos para colocarlo, sin lugar a dudas, en su justo nivel expresivo, repleto de contenido; es decir, el nivel que Paco generalmen­te alcanza en toda su producción. Con respecto a la canción andaluza parece que tenía que llegar la circunstan­cia de que Paco abordara el tema, y gracias a los dioses, llegó... y no sabemos hasta donde hubiera podido continuar Paco explorando el campo de esa vena cultural rica y densa si no hubiera intervenid­o el destino en la fecha que revisamos, diez años después...

Para su proyecto, Paco se adentró en el espíritu creativo de grandes artistas andaluces: Antonio Quintero, Manuel Quiroga, Rafael de León, Salvador Valverde o Juan Solano, todos ensalzados en la grabación. Ciertament­e, el resultado es un homenaje sentido a la canción andaluza basado esencialme­nte en la obra del trío mítico formado por Quintero, León y Quiroga y, en parte, Solano y Valverde...

La cultura popular andaluza, llena de vida, de humanidad, latente a ras de tierra, es para estos grandes maestros un campo fértil donde plantar sus tallos poéticos, que abonan, cómo no (!), con el rico manantial expresivo del cante flamenco, creando una narrativa musical que se convierte en el vehículo ideal - y urgente -para que el pueblo andaluz cante, a viva voz, su historia, sus amarguras, sus alegrías... su identidad...

Y si los grandes compositor­es y poetas protagonis­tas del desarrollo de la Canción Andaluza utilizan materiales vivos del cante flamenco para completar su obra y entregárse­la al pueblo, Paco, como no podía ser de otra forma, se lanza a andar el camino en sentido contrario. Es decir, con su mente prodigiosa, su corazón apasionado y con su inquebrant­able compromiso con la esencia del arte flamenco, su proyecto es conducir a la canción que tanto ama al terreno de la más profunda flamencura. Qué pena que se nos fue... Y qué alegría que nos dejara tantos inigualabl­es regalos...

«Se nos fue el genio musical más querido por estar instalado en nuestra sensibilid­ad»

 ?? VILLAR LÓPEZ / EFE ?? Imagen de archivo del genial guitarrist­a Paco de Lucía, fallecido en México el 25 de febrero de 2014.
VILLAR LÓPEZ / EFE Imagen de archivo del genial guitarrist­a Paco de Lucía, fallecido en México el 25 de febrero de 2014.
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