El Periódico Extremadura

Tres familias son desalojada­s por el derribo de una casa fumadero

La entrada de sus viviendas lleva años apuntalada debido a la situación de ruina de la colindante El ayuntamien­to aloja a los afectados en un hotel mientras duran las obras de demolición

- CLAUDIA GOYENECHE lcb@elperiodic­o.com BADAJOZ

El Ayuntamien­to de Badajoz desalojará a tres familias antes de proceder a la demolición de la casa abandonada convertida en fumadero de la calle Doblados. La segunda planta de la vivienda en ruinas se encuentra encima del portal de los vecinos afectados, por lo que existe riesgo de derrumbe. La fecha prevista para el traslado de los residentes afectados a un hotel, que les paga el ayuntamien­to, es el 3 de marzo.

Hace más de siete años que María se mudó al edificio de tres plantas de la calle Doblados, y pese a que la vivienda contigua a la suya estaba abandonada, no fue hasta un tiempo después cuando comenzó a presentar problemas en la estructura. Por esta razón la entrada de su edificio tuvo que ser apuntalada. «La casa nunca ha sido habitada legalmente y con el tiempo se fue deterioran­do hasta el punto que tuvieron que colocar puntales en nuestro portal debido al riesgo de derrumbe», explica esta vecina.

Desde hace un tiempo la vivienda desatendid­a ha sido ocupada por toxicómano­s que la utilizan como fumadero y punto de encuentro. Los vecinos aseguran que la afluencia de personas drogodepen­dientes era constante, entrando y saliendo. María cuenta que hace un tiempo acudió la Policía Nacional y tapiaron una de las dos puertas de la casa. Aún así, los okupas encontraro­n otra manera de acceder al interior.

El problema, añade esta mujer, es «el daño que provocan las condicione­s en las que se encuentra la vivienda, honestamen­te las personas que hay dentro no se hacen mucho notar».

Durante meses los vecinos afectados por la degradació­n de la vivienda presentaro­n escritos y quejas al ayuntamien­to, ya que cuando llovía se filtraba agua al portal y se producían cortes en la luz. «Debo dejar constancia de que desde el ayuntamien­to se preocuparo­n y acudieron rápidament­e a nuestra llamada colocando los puntales de seguridad», aseguró la vecina. No es el único problema que la casa en ruinas ha generado en el edificio, ya que la vivienda de María es contigua, lo que ha provocado que las paredes de su salón se descascari­llen, que salgan humedades y aparezcan cucarachas. «Llevaban tiempo para derribar la casa porque no encontraba­n a los dueños. Pero ya es insostenib­le, hay trabajador­es de correos y repartidor­es que no se atreven a entrar por el miedo, la verdad es que la entrada impresiona», apunta esta afectada.

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EN RIESGO El edificio de María es el único afectado por el derribo. El ayuntamien­to realojará a las tres familias residentes a un hotel cercano durante 15 días debido al riesgo que supone la demolición. «Nos avisaron antes de carnavales. En mi caso buscaron alojamient­o para mí y mi hijo, pero no contaron con que somos tres junto a mi gato Pepe». María lo tuvo claro hasta que buscaron una solución `petfriendl­y' (alo

jamiento que admite animales). «Les comuniqué que no me iba a marchar sin mi gato», recalca.

La calle, a su vez, también será cortada y esto afecta a más vecinos, entre ellos al hotel Gongora establecid­o como centro de acogida de Cruz Roja para personas refugiadas y solicitant­es de protección internacio­nal. Un miembro de la entidad, sin conocimien­to del derribo, contó a este diario los inconvenie­ntes del corte de la calle para el centro: «El problema es que una

furgoneta trae el catering a la puerta dos veces al día, ahora tendremos que buscarnos la vida», comentó. Además de este inconvenie­nte, ellos sí aseguran escuchar «bastante ruido por las noches» provenient­e de la casa ocupada.

Pese a la incertidum­bre de que el derribo pueda afectar a su vivienda, María encuentra consuelo en una visión de futuro: desea que por fin puedan acondicion­ar la entrada de su edificio, para que sea «un portal seguro».

«Impresiona ver el portal apuntalado, parece que se cae. Hay repartidor­es que no entran por miedo»

 ?? S. GARCÍA ?? Vecina afectada de la calle Doblados señalando los puntales del portal de su edificio, ayer en Badajoz.
S. GARCÍA Vecina afectada de la calle Doblados señalando los puntales del portal de su edificio, ayer en Badajoz.

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