`Shogun': la mejor serie del año para la crítica es un `remake'
Hablamos con los creadores de la adaptación de la novela de James Clavell que inspiró la miniserie de 1980
Hace ahora 44 años, NBC registró sus mejores datos de Nielsen hasta entonces, una media de 26,3 millones de espectadores, con la miniserie Shogun, adaptación de la novela de James Clavell de 1975 . Fue uno de los títulos que, entre finales de los setenta y principios de los ochenta, convirtió a Richard Chamberlain en el llamado `rey de las miniseries'; a su lado brillaba el legendario Toshiro Mifune como una versión de Tokugawa Ieyasu, el shogun que unificó Japón. Ahora, el inevitable remake llega a nuestras pantallas. Pero quien dice «inevitable» dice, al menos esta vez, insuperable: Shogun es actualmente la serie con mejores críticas del año en el mundo anglosajón. Cuando hablamos con sus responsables, Justin Marks y la escritora Rachel Kondo, marido y mujer, todavía no parecen muy conscientes. «Vivimos en Hawái, sin apenas conexión con el resto del mundo, y simplemente el hecho de que alguien esté viendo nuestro trabajo ya nos parece increíble», señala Marks.
La acción se desarrolla en el Japón de principios del siglo XVII, en la recta final del periodo Sengoku (`estados combatientes'), caracterizado por las constantes luchas entre daimios. El marinero inglés John Blackthorne (Cosmo Jarvis), sosias del verdadero William Adams, es arrastrado por una tormenta a un pueblo pesquero cerca de la zona controlada por Lord Yoshii Toranaga (Hiroyuki Sanada), que está viendo como el resto de señores del Consejo de Regentes se sienten amenazados por su poder e independencia. Con ayuda de la enigmática Toda Mariko (Anna Sawai) como intérprete, Toranaga tratará de sacar provecho a las armas, en más de un sentido, de Blackthorne para hacer valer su autoridad.
¿Qué tiene Shogun (2024) que no tuviera Shogun (1980)? O, en otras palabras, ¿cómo se justifica el remake de algo bien conocido y querido? Kondo nos da una razón importante: «En nuestra serie puedes entender lo que dicen los personajes japoneses [en la anterior serie no se usaron subtítulos]. No sé si será un incentivo para
quienes ya vieran la primera, pero creemos que es un gran contraste». Marks subraya la importancia del cambio: «Poder subtitular lo que dicen los personajes japoneses y contar la historia desde una variedad de perspectivas, en lugar de solo la del hombre blanco, te permite hacer una serie que puede decir mucho más que la anterior».
En la nueva Shogun, esa barrera del lenguaje se usa con fines dramáticos. Según Kondo, toda la serie, su tensión, se basa en el concepto de la traducción, que va más allá de la parte del idioma. «Cuando empezó la producción, pensé que todo iba a ser muy complicado. Tener tantas escenas en las que se tuviera que traducir todo una y otra vez. Sin embargo, Justin tuvo la sabiduría de apoyarse precisamente en ello y de decir: `La historia se basa en esa idea'. Es decir, en lo que conlleva traducir no solo un lenguaje, sino también una cultura y un pasado, o incluso traducir de masculino a femenino… Es complejo». El equipo de la serie trató de ajustarse todo lo posible a la realidad histórica. Explica Marks: «Era la razón para querer hacer la serie. ¿Qué podemos conseguir si traemos a un equipo japonés para trabajar con nosotros en la Columbia Británica [donde se rodó la serie]? ¿Y a un maestro de gestos para que ayude a los actores japoneses a moverse apropiadamente, como lo habrían hecho en 1600? Esa clase de
expertos llegó al proyecto del brazo de Hiroyuki Sanada, productor además de actor. Era gente de su confianza del sistema de cine japonés».
«LO NUNCA VISTO»// Esta atención a los pequeños detalles, combinada con la pasión por la grandeza, da como resultado una serie simplemente abrumadora. En su reseña para Time, Judy Berman se atreve a catalogarla de «genuina obra maestra». Marks y Kondo se habrían conformado con mucho menos. «Cada vez que hago una película o serie -explica el primero-, me conformo con que la gente no la odie. Llegamos a la serie con ganas de hacer algo diferente. Todo lo que el público busca, o al menos lo que Rachel y yo buscamos, es exactamente lo mismo: lo nunca visto. Hoy en día el público sabe detectar enseguida que se encuentra ante una versión reciclada de algo ya hecho. Y aunque esto es una readaptación, se hizo con unos principios diferentes».
Si el público sabe apreciar lo propuesto, este matrimonio de creadores tendrá material de sobra para seguir expandiendo el universo Clavell: la `saga asiática' del escritor se compone de otras cinco novelas. Cronológicamente, la siguiente sería Tai-Pan, sobre la fundación de la colonia británica de Hong Kong, llevada al cine en una película algo olvidada de 1986. Suena a (otro) interesante desafío.