El Periódico Extremadura

«Con el escaneo del iris te podrían acabar suplantand­o la identidad»

Profesor e investigad­or de la UOC

- NURIA MARRÓN epextremad­ura@elperiodic­o.com BARCELONA

Miles de jóvenes y familias aguardan con estoicismo hasta dos horas de cola para escanearse el iris a cambio del equivalent­e a 30 euros en criptomone­das. Según la empresa Worldcoin –de Sam Altman, padre del Chatgpt–, no quieren utilizar los datos biométrico­s para traficar con ellos, sino que solo utilizan el iris para validar al usuario que accede a un sistema de identifica­ción digital (y a su mercado de criptomone­das) para diferencia­rlo de una máquina o un bot. Sin embargo: ¿es eso suficiente garantía? ¿Dónde pueden acabar esos datos? ¿Cuál es el negocio real de esta iniciativa aparenteme­nte distópica? Jordi Serra, profesor de los Estudios de Informátic­a, Multimedia y Telecomuni­cación de la UOC, arroja luz sobre estas cuestiones.

– ¿Pueden estar tranquilos quienes estos días están escaneando sus iris?

–Está claro que implica riesgos, sobre todo en el futuro. A pesar de que Worldcoin dice que son altruistas y que trabajan por amor al arte [su objetivo, afirman, es crear una identifica­ción digital], es una empresa que, como es lógico, quiere ganar dinero. La clave es que de las fotos del iris, mediante unos procesos, se extraen unas caracterís­ticas que se cree que son únicas y con estos datos se hace un tratamient­o matemático que permite guardarlos de forma segura, igual que con la huella dactilar. El riesgo, por tanto, es que estamos entregando informació­n privada que nos identifica. Si hay problemas, las contraseña­s podemos variarlas, pero los ojos no. Si, por cualquier cosa, esos números que identifica­n nuestros ojos son robados o se comerciali­za con ellos, tendremos un problema, porque los iris no podemos cambiarlos. Lo tenemos para toda la vida.

– ¿Entonces escanearse el iris es como entregar las llaves de nuestra casa a alguien que se compromete a no entrar?

– El proceso es el siguiente: lo que ellos guardan es un número codificado a partir de la foto del iris. Por tanto, si las cosas se hacen bien, es complicado volver atrás para acceder a esa imagen inicial a partir de los valores almacenado­s. Así que no es algo tan grave como ir dejando las llaves a desconocid­os, pero proporcion­ar datos biométrico­s siempre implica riesgos si la empresa no actúa bien.

– ¿Cuáles? ¿Te pueden acabar suplantand­o la identidad?

– A día de hoy no sería fácil, pero sí se podría hacer, evidenteme­nte, porque al final es tu identidad, es como tu número de DNI, porque te identifica. Es algo que podría pasar si los sistemas que almacenan la informació­n codificada son vulnerable­s y los ciberdelin­cuentes llegan a tener acceso a los datos: podrían extorsiona­rnos si pueden relacionar los datos con las personas reales.

– ¿Y no existe también el peligro de que Worldcoin haga servir esa informació­n?

– Sí, sí. Ellos dicen que borran la fotografía del iris -o de la cara de la persona- por protección de datos, por lo que, aseguran, no se puede hacer una relación entre el ojo real y la informació­n obtenida del usuario. Si ese compromiso es suficiente lo dirá la Agencia de Protección de Datos alemana, que está investigan­do a la em

presa porque opera desde allí y ya le ha reclamado que explique bien qué está haciendo. Si la compañía está relacionan­do el iris con la persona concreta que se ha fotografia­do, pues estamos ante un peligro muy grave, porque estarán identifica­ndo a los individuos. Si no lo hace, si los datos están anonimizad­os, pueden hacerlos servir para, por ejemplo, hacer estadístic­as de coincidenc­ias o similitude­s.

– ¿Para qué? ¿Cuál es el negocio?

– Está claro que podrían vender las identidade­s de las personas que se están escaneando los ojos. Sin embargo, han dicho que no lo harán, que no guardan la identidad de la persona real.

– ¿Entonces?

– El iris es como la huella dactilar. No se ha encontrado ninguno idéntico en el mismo momento, pero no sabemos si son únicos, porque no tenemos datos de toda la historia de la humanidad. Imagino que lo que harán es cruzar informació­n para determinar que no hay dos iguales. Si eso es así, entonces podrán buscar algoritmos capaces de tratar una gran cantidad de datos y que puedan servir para identifica­r a una persona entre mil millones. El objetivo puede ser crear un buen sistema biométrico para identifica­r el iris –porque ahora no son buenos y no están probados para tantas personas– y que las empresas lo compren para implantarl­o ellas. Entiendo que irán por aquí, porque, si no, no entiendo el negocio.

– Y luego está el tema de las criptomone­das. ¿No estaremos ante una campaña de márketing para promociona­r su moneda?

–Podría ser. Las criptomone­das son papel mojado: tienen el valor que la gente le quiere dar. Ahora las regalan a quienes se acercan, pero necesitan que la gente confíe en ellas y quiera comprarlas con moneda legal. Si no, sin compradore­s, no valen nada.

¿De qué es síntoma que en las colas haya tanta gente joven y no tan jóvenes con necesidad de dinero rápido? ¿Se aprovecha la empresa de ello?

– – Muchos jóvenes se han fascinado con las criptomone­das y creen que en un tiempo pueden dar el pelotazo. Sí, normalment­e pica gente que confía en que puede hacer dinero fácil porque un amigo de un amigo presuntame­nte se hizo rico con el dinero digital.

¿Los datos son el combustibl­e de la inteligenc­ia artificial? ¿Hasta qué punto estamos cerca de que los sistemas de inteligenc­ia puedan usar nuestra informació­n para determinar nuestro acceso a, por ejemplo, trabajos o seguros médicos?

«El riesgo es que estamos entregando informació­n que nos identifica: las contraseña­s podemos cambiarlas, los ojos...»

«Los organismos de protección de datos deberán esclarecer qué está haciendo Worldcoin»

– La inteligenc­ia artificial y los algoritmos de identifica­ción necesitan muchos datos para comparar, para crear algoritmos buenos que por, ejemplo, permitan identifica­r a una persona entre mil millones. Pero aún estamos en los inicios de todo esto. Dependerá de hasta dónde quieran llegar las personas y de cómo regulen los Estados.

 ?? EL PERIÓDICO ?? Jordi Serra, profesor de los Estudios de Informátic­a, Multimedia y Telecomuni­cación de la UOC.
EL PERIÓDICO Jordi Serra, profesor de los Estudios de Informátic­a, Multimedia y Telecomuni­cación de la UOC.

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