Colas ante el Nazareno: el porqué de una tradición sin distinciones
En pleno desarrollo de la Inteligencia Artificial, cuando el hombre crea robots capaces de hilar un pensamiento lógico, pone en órbita el observatorio espacial más potente jamás concebido, y duplica la supervivencia al cáncer por los avances científicos, en estos tiempos, la gente sigue haciendo cola para besar los pies de una imagen de cuatrocientos años. Y no es la representación de un Dios poderoso, sino la de un hombre encorvado por el peso de su cruz, que lleva la mirada ya perdida en la agonía que precede a la muerte. Miles de personas volvieron ayer a Santiago para acompañar al Nazareno, al Cristo que los cacereños han sentido suyo durante siglos, porque humaniza la cruz que muchos, de un modo u otro, llevan a cuestas.
Presenta este Nazareno un valor artístico tan grande que es admirado por cuantos han tenido la ocasión de verlo. En el siglo XVII, la hasta entonces Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia encargó la talla a Tomás de la Huerta, y procesionó por primera vez en 1609. Fue siempre el Nazareno de Cáceres un paso especialmente venerado de la Semana Santa, que se carga por riguroso orden de antigüedad. Pero sobre todo ha sido el Cristo del arrabal, de los caleros y curtidores, de los hortelanos y los tenderos, un Nazareno que ha unido siempre a la ciudad sin distinción de ningún tipo, porque todos han buscado su apoyo a lo largo de la historia.
La costumbre del besapié se instauró hace 84 años y se desarrolla
cada primer viernes de marzo en la iglesia de Santiago. Ayer permaneció abierta de 8.30 a 23.00 horas, de forma ininterrumpida. La cofradía del Nazareno preparó seis mil estampas para los asistentes, dada la importante afluencia que registra este culto tan arraigado. Incluyen este año una imagen tomada por el fotógrafo y cofrade Juan María Rufo en el anverso, y la oración del pregonero de la Semana Santa, Pedro Canelo, en el reverso.
La cofradía se esmera en una puesta en escena siempre simbólica, pero contenida, por estar en tiempos de Cuaresma. No es en
cualquier caso una hermandad ostentosa en su ornato. Y a veces eso resulta lo más difícil: vestir diez pasos con toda la dignidad, creatividad y elegancia, pero sin derroche. Estaba ayer el Nazareno rodeado de sus galas: «telas aterciopeladas con el emblema de la Cruz de Santiago, cirios, discretas rosas moradas, los estandartes de la hermandad, las banderas vaticana y nacional, los cuatro faroles que acompañan al paso en la Madrugada, y la túnica bordada por las hermanas mercedarias de Sevilla», explicó la vicemayordoma, Begoña Acero, quien agradeció esta composición a Sergio
Bejarano, el responsable también del diseño floral y la puesta a punto del paso cada Viernes Santo.
Por Santiago volvieron a pasar distintos colectivos, colegios y ciudadanos que buscaron el momento para contarle al Nazareno sus problemas, pero también sus alegrías, como Matilda, que acaba de ser abuela de Lucía; o Hugo, que necesita «un apoyo extra» con los exámenes de la carrera; o Claudia, que pide por su madre, «muy devota» del Nazareno y ahora impedida. Hasta cerca de la medianoche siguieron pasando cientos de historias por Santiago.