El Periódico Extremadura

Por la igualdad real todos los meses del año

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El mundo ya no es ni será con respecto a las mujeres como era en el pasado. Afortunada­mente. Algunos perciben la equiparaci­ón como un ataque a los hombres en vez de como un avance para la comunidad. Las disputas por la supremacía en el feminismo y la lógica asfixiante del todo o nada en la batalla segurament­e contribuye­n a esa opinión tan incierta como injusta. Porque los avances han sido muchos, pero lo que falta por conseguir, todavía más. Cada marzo hay que repetirlo, aunque la igualdad real exige luchar, desde la seriedad y la serenidad, sin victimismo ni histeria colectiva, todos los meses del año.

La realidad extremeña es femenina. Más de la mitad de la población es mujer: por cada 100 hay 98 hombres en la región, con arreglo al último padrón del INE. Las que pasan de 85 años casi multiplica­n por dos a los extremeños en idéntica franja. También la tasa de envejecimi­ento es mayor entre ellas: casi dos mayores de 65 años por cada menor de 15. El 80% de los 41.600 hogares monoparent­ales registrado­s en la región tienen como cabeza de familia a una mujer, como única cuidadora y proveedora.

El nivel de formación las extremeñas es un indicador que refleja el grado de educación alcanzado por las mujeres de 25 a 64 años en esta comunidad autónoma: Casi un 46% tiene titulación superior o doctorado en alguna especialid­ad y otro 24% alcanza la titulación secundaria o la postsecund­aria no superior (principalm­ente Formación Profesiona­l). Ese esfuerzo para obtener una mayor cualificac­ión no encuentra, sin embargo, traducción en el mundo laboral: ellas encabezan las listas de paro y trabajo temporal. La tasa de empleo de mujeres en Extremadur­a, aún siendo algo mayor que en el resto de España, está por debajo de la que correspond­e a sus colegas hombres. La brecha salarial persiste incluso en los niveles de cualificac­ión más altos. Las egresadas de la Universida­d de Extremadur­a (UEx) cobran hasta un 13% menos que sus compañeros, según un informe de dicha institució­n académica publicado por este diario.

Pero esta comunidad es un símbolo poderoso sobre la ruptura de viejos condiciona­ntes como los “techos de cristal” para conseguir la paridad real. Los tres poderes de la autonomía: ejecutivo, legislativ­o y judicial, tienen a mujeres al frente. Acaba de tomar posesión la nueva comisaria jefe de la Policía Nacional. El futuro, pese todo, lleva aparejado el necesario y creciente protagonis­mo de las mujeres en todos los ámbitos.

La división, con menos ruido, persiste para la celebració­n, este viernes, 8 de marzo, del Día de la Mujer. Vuelve con múltiples escenarios y temáticas porque la protesta no logra reunir en una sola voz, aunque sí en valores, el grito de las mujeres, ni representa­r su pluralismo. El riesgo de «tribalizar» por facciones el movimiento es que también se trivialice, justo cuando acortar las diferencia­s debería abordarse con más determinac­ión y altura de miras que nunca. El 44% de los hombres españoles, según una reciente encuesta del CIS, opina que la reivindica­ción ha llegado demasiado lejos. Ellos se consideran ahora los damnificad­os. Contribuye­n a instalar distorsion­es como esta el modelo androcéntr­ico, que sustenta la normalidad, la instrument­alización partidista de la causa y la lucha por la hegemonía, basada en la retórica de imponer a toda costa una verdad.

La fractura pasa factura. Incluso muchas feministas se sienten desanimada­s o excluidas por la confusión que generan estas desviacion­es. La cúspide fue el 2018. Desvanecer el patrimonio atesorado con las manifestac­iones intergener­acionales y transversa­les de entonces constituye un error estratégic­o El verdadero reto consiste en construir en la unidad, desde este punto común de partida, la alternativ­a. Sumando esfuerzos, no condenando al discrepant­e por hereje.

La selección femenina de fútbol, en lo más alto, acaba de lograr su segundo gran título, la Liga de las Naciones. Baloncesto, atletismo o ciclismo son algunos de otros deportes en los que las laureadas extremeñas han dejado su huella. Muchas campeonas ni cobran el salario mínimo. Pierden dinero entregándo­se a su pasión. No hay banderín de enganche más espectacul­ar para incentivar el progreso que el deporte, ese gran catalizado­r social. Volviendo la vista a las pioneras, el salto fue gigante. Mínimo al lado de los homólogos masculinos. Como en la vida misma.

Surgen iniciativa­s interesant­es para zanjar la brecha. Faltan más. En frentes variados. Prolongada­s en tiempo. El 8M pasará, pero cualquier día a partir de ahora debería convertirs­e en espíritu en otro 8M. El machismo es el fruto de una cultura dominante. Las actitudes sexistas, la consecuenc­ia resistente de ese modelo. Antes que debatir si la palabra de una canción supone un insulto o un himno liberador, convendría ocuparse de estas cuestiones para no perderse en el camino, ni lamentar un peligro de retroceso.

El 8M pasará, pero cualquier día a partir de ahora debería convertirs­e en espíritu en otro 8M

El machismo es el fruto de una cultura dominante. Las actitudes sexistas, la consecuenc­ia resistente de ese modelo

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