El Periódico Extremadura

«¿Cuándo me toca operarme?»

Lleva tres años en lista de espera de neurocirug­ía ósea 1.080 días pendiente de ser intervenid­a de ★ una estenosis foramidal, con dolores permanente­s que no calma la medicación y cuatro preoperato­rios en su historial

- A. M. ROMASANTA badajoz@extremadur­a.elperiodic­o.com

Merche Cáceres cumple hoy 54 años. Lleva los tres últimos en lista de espera de neurocirug­ía ósea. 1.080 días pendiente de ser intervenid­a de una estenosis foramidal, que es como se denomina a una obstrucció­n del canal lumbar. Una afección que le provoca dolores continuos para los que toma a diario gran cantidad de calmantes y no le permiten llevar una vida normal. No puede trabajar. Le aprobaron la incapacida­d permanente a los 18 meses del diagnóstic­o. No consigue dormir. Ha presentado tres reclamacio­nes, se ha sometido a cuatro preoperato­rios, el último en noviembre y no ha recibido respuesta a su pregunta: «¿A mí cuándo me toca operarme?». Según cuenta, sólo le dicen que si no controla el esfínter o tiene fiebre, acuda inmediatam­ente al hospital porque tendrían que operarla de urgencia. Serían síntomas de que la médula se le habría infectado. A ese extremo tendría que llegar.

Este diario preguntó ayer al Servicio Extremeño de Salud (SES) por este problema, sin citar el nombre de la paciente, y la respuesta fue que «lamentamos mucho este tipo de situacione­s. Por eso, el SES trabaja de forma permanente para cubrir las necesidade­s sanitarias de todos los extremeños. Sin embargo, no informa sobre casos particular­es».

Merche vive en Badajoz. Sufre fibromialg­ia y empezó con lumbalgias. Sus médicos de cabecera le recetaban calmantes y fue a traumatólo­gos hasta que la doctora que tenía antes consideró que debía haber algo más «porbien,

que no era normal». Siguiendo el protocolo, le pidió una radiografí­a y a la vista del resultado la remitió al neurociruj­ano, que le mandó una resonancia. Comprobó que tenía el canal lumbar obstruido (estenosis foramidal), que provoca que la columna se cierre y los nervios opriman. El 21 de marzo de 2021 firmó el consentimi­ento para ser intervenid­a. Casi 3 años. Le empezó a afectar a la pierna izquierda y ahora también a la derecha. «Son unos dolores horribles, no puedo hacer esfuerzos ni coger peso, cada vez tengo menos posibilida­des de poder andar, intento esforzarme porque soy muy activa y me comen los nervios, pero llega la una y media o las dos de la tarde y estoy agotada». Trabajaba, pero le dieron la incapacida­d permanente. «Han tenido que ver que no estoy muy

porque si no, no me la dan».

Su vida diaria está muy limitada. «Hago lo que puedo en casa, tengo tres hijos, dos están estudiando, el mayor trabaja, y colaboran en lo que pueden, están siempre riñéndome porque intento hacer más de lo que debo, pero me tumbo en el sillón y no puedo, me corta la respiració­n el dolor tan fuerte». La semana pasada fue al médico de cabecera porque empezó a notar un dolor en la mitad de la espalda seguido de un picor que deriva en escozor cuando se rasca. Se asustó. «El médico me dijo que tengo el sistema nervioso muy afectado y cualquier cosita me repercute». La respuesta del médico fue que «se sentía muy impotente porque no puede hacerme nada, tomo mucha medicación y ya no puede mandarme nada más». A

diario ingiere Lyrica, Valium 5 y 10, un antidepres­ivo, Tramadol 75, Voltarén, Nolotil (2 cada ocho horas) y paracetamo­l. «¿Qué más me puede mandar? Es una bomba y no me está haciendo nada». Para ella, esta situación es «muy incapacita­nte» porque le condiciona cualquier actividad. Si sale a comer, «estoy deseando terminar y volver a mi casa, por el dolor». También por las noches. «Duermo fatal, intento aguantar lo máximo posible antes de irme a la cama, tomo primero el Tramadol y cuando me voy a dormir Valium, Lyrica y Nolotil. Si me acuesto a las 12, a las 3 de mañana tengo los ojos abiertos, con un dolor fuerte, empiezo a dar vueltas, me pongo la manta eléctrica, no la aguanto tampoco, me paseo por el pasillo, vuelvo a la cama, a la hora me despierto y a las siete de la mañana estoy levantada porque no aguanto, es un dolor impresiona­nte, me coge las piernas, la cintura, las nalgas, tengo los tobillos hinchados, ya no aguanto más».

Asegura que su neurociruj­ano no ha vuelto a verla. En diciembre de 2022 le hizo una resonancia. En mayo del año pasado tuvo que presentar una reclamació­n a la secretaría de Neurocirug­ía para pedir una consulta porque no sabía el resultado. «A base de mucho insistir me dio cita, fui a la consulta y me dijo que había mucha lista de espera». Le contestó que «hay muchas tumoracion­es». Es comprensiv­a, pero insiste en la pregunta: «¿A mí cuándo me toca? Porque estoy que no puedo más». Le cumplió el preoperato­rio y se lo repitieron en noviembre. Está vigente 6 meses. Se han negado a realizarle otra radiografí­a de tórax porque es demasiada radiación «y a la espera estoy». Ha perdido mucho peso. Se ha quedado en 55 kilos. «Mis nervios me están comiendo, no descanso de día ni de noche. No puede coger el coche porque me tiemblan las piernas». Limitación tras limitación. «Me gustaría salir y pasear, pero no puedo y yo no quiero estar así». Además, su fibromialg­ia avanza. Ha acudido a una fisioterap­euta pero se ha negado a tocarla. Tampoco puede hacer deporte. «¿Entonces qué hago?». Ha perdido musculatur­a en las piernas. «Es mi día a día». Le dicen que está la segunda en la lista de espera. Sabe que hay 17 neurociruj­anos. El suyo pasa consulta un lunes cada quince días. A Merche le da igual quién la intervenga, «pero por favor, que me operen ya». Es un ruego.

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S. GARCÍA Paciente Merche Cáceres firmó hace tres años el consentimi­ento para ser intervenid­a. ▷

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