Las otras cuatro opciones descartadas
Nicolás Cifuentes, comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) explicó que sobre la mesa ha habido decenas de alternativas para luchar contra el nenúfar mejicano, que se han ido descartando hasta dejarlas en las cuatro analizadas desde el punto de vista técnico, económico, ambiental y social (cinco si se cuenta que una de ellas era no llevar a cabo ninguna actuación y mantener la situación actual). «Todas tienen ventajas y desventajas. A lo mejor es una más respetuosa con el medio ambiente, pero es mucho más cara y tarda más; u otra es más barata, pero bastante menos eficaz. Esto no es fácil», reconoció.
Una esas alternativas era la remos tirada de todos los lodos en toda la extensión del río, que incluiría también el vaciado parcial de los azudes. Esta es la opción con un coste más elevado: 41 millones de euros y un impacto ambiental mayor que el de la seleccionada por la CHG, al actuar en una zona más amplia y durante más tiempo.
Tampoco se ha optado por el desbroce del sistema foliar, que requeriría una actuación «de por vida» sobre la especie, sin erradicarla por completo, y con un coste anual estimado de unos 290.000 euros, aunque con el menor impacto ambiental y paisajístico.
Otra propuesta es la retirada de sedimentos continuo con los azudes lleno en zonas con presencia de nenúfar mejicano. Su coste superaría los 14,5 millones de euros y se podría actuar en cualquier momento cumpliendo condicionantes medioambientales, pero no garantizaría la posible recolonización en otras zonas aledañas, requeriría maquinaria muy específica y los trabajos durarían más.
La posibilidad de no actuar como mejor opción se ha descartado porque ha quedado patente durante los últimos años que eso supone un crecimiento exponencial de la planta a lo largo del río: entre 2009 y 2018 la superficie cubierta por el nenúfar mejicano pasó de 2,5 hectáreas a 44,16 en el tramo urbano de Badajoz. En 2023, era de 134,33 hectáreas.