Sufridísima clasificación blanca
El Leipzig planta cara hasta el último minuto a un Real Madrid que nunca estuvo cómodo
No fue una de esas noches de glamour y champán en el Bernabéu. Fue una velada cargada de suspense en la que Ancelotti no acertó en su planteamiento y sus jugadores adolecieron de la energía exigible. Pero en el camino a las finales también hay jornadas tenebrosas en las que toca apretar los dientes y sufrir esperando el pitido final. Un encuentro jugado en el filo de la navaja en el que el Madrid se sintió dominado y desorientado, pero en el que su rival, el imberbe Leipzig, le perdonó la vida en repetidas ocasiones. El Real Madrid está en cuartos tras empatar (1-1) y esa es la mejor noticia para los blancos en una noche despedida con pitos por su hinchada.
Ancelotti regresó de la ida en Leipzig incómodo con un partido ante un rival especialmente peligroso en las transiciones. Cada pérdida era una puñalada a su mediocampo, por lo que para esta vuelta en el Bernabéu Carletto ideó una disposición tan novedosa como conservadora. Apostó por el músculo con un once con cinco mediocampistas (Tchouameni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham) junto a Vinicius, aunque los colocó, en realidad los descolocó, en un 4-3-3 con `El Pajarito' y el brasileño con Jude arriba. La idea era tejer el juego con paciencia desde la superioridad en la medular con la prioridad de no perder balones comprometidos, porque el Leipzig sacaba petróleo de cada recuperación.
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EL LEIPZIG, A LOS PUNTOS Y el primer tiempo, especialmente en el primer cuarto de hora, se pareció más a lo que Rose había dibujado en su pizarra, que a lo que Carletto planeó en la suya. Los alemanes disfrutaron de un par de ocale
siones que no supieron definir, pero sembraron la inquietud en un Bernabéu que pitó más que aplaudió en la primera parte.
El italiano recapacitó y apostó por naturalizar su once con Rodrygo entrando por Camavinga, lo que devolvió un equipo más reconocible al campo para la segunda mitad. Sin embargo, al Madrid
faltaba colmillo, parecía sedado ante el juego de trileros de los trescuartistas alemanes. regaló Lunin una salida incomprensible que Openda, otra vez Openda, no supo aprovechar. Lástima para el Leipzig que todas le cayesen al delantero y ninguno a Olmo o a Xavi Simons. Minutos después Vinicius, totalmente desconectado del partido, soltaba un sopapo a un alemán que se quedó en amarilla mientras los teutones exigían la roja para el brasileño por golear al defensor en el cuello. Expulsión que habría sido perfectamente entendible ante el irresponsable brote de furia del madridista.
/A la hora de partido el Real Madrid no había disparado a puerta y la presión en la salida de los alemanes mantenía en suspense a un Bernabéu que se mantenía callado. Hasta que Kroos robó una pelota y desató un contragolpe en el que Bellingham tuvo paciencia para conducir esperando el desmarque de Vinicius, al que sirvió en profundidad, y el brasileño abrió el marcador.
Pero el Leipzig, lejos de derrumbarse, se fue arriba y dos minutos después empataba en un centro de Raum cabeceado a gol por Orbán, lo que devolvía el suspense al marcador y la inquietud a la grada. Era noche de sufrimiento. El partido se rompió y los visitantes acumularon media docena de remates peligrosos con un disparo en el descuento al larguero de Dani Olmo. Pero el gol no llegó, el Madrid sobrevivió.