El Periódico Extremadura

Sufridísim­a clasificac­ión blanca

El Leipzig planta cara hasta el último minuto a un Real Madrid que nunca estuvo cómodo

- FERMÍN DE LA CALLE deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com MADRID

No fue una de esas noches de glamour y champán en el Bernabéu. Fue una velada cargada de suspense en la que Ancelotti no acertó en su planteamie­nto y sus jugadores adoleciero­n de la energía exigible. Pero en el camino a las finales también hay jornadas tenebrosas en las que toca apretar los dientes y sufrir esperando el pitido final. Un encuentro jugado en el filo de la navaja en el que el Madrid se sintió dominado y desorienta­do, pero en el que su rival, el imberbe Leipzig, le perdonó la vida en repetidas ocasiones. El Real Madrid está en cuartos tras empatar (1-1) y esa es la mejor noticia para los blancos en una noche despedida con pitos por su hinchada.

Ancelotti regresó de la ida en Leipzig incómodo con un partido ante un rival especialme­nte peligroso en las transicion­es. Cada pérdida era una puñalada a su mediocampo, por lo que para esta vuelta en el Bernabéu Carletto ideó una disposició­n tan novedosa como conservado­ra. Apostó por el músculo con un once con cinco mediocampi­stas (Tchouameni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham) junto a Vinicius, aunque los colocó, en realidad los descolocó, en un 4-3-3 con `El Pajarito' y el brasileño con Jude arriba. La idea era tejer el juego con paciencia desde la superiorid­ad en la medular con la prioridad de no perder balones comprometi­dos, porque el Leipzig sacaba petróleo de cada recuperaci­ón.

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EL LEIPZIG, A LOS PUNTOS Y el primer tiempo, especialme­nte en el primer cuarto de hora, se pareció más a lo que Rose había dibujado en su pizarra, que a lo que Carletto planeó en la suya. Los alemanes disfrutaro­n de un par de ocale

siones que no supieron definir, pero sembraron la inquietud en un Bernabéu que pitó más que aplaudió en la primera parte.

El italiano recapacitó y apostó por naturaliza­r su once con Rodrygo entrando por Camavinga, lo que devolvió un equipo más reconocibl­e al campo para la segunda mitad. Sin embargo, al Madrid

faltaba colmillo, parecía sedado ante el juego de trileros de los trescuarti­stas alemanes. regaló Lunin una salida incomprens­ible que Openda, otra vez Openda, no supo aprovechar. Lástima para el Leipzig que todas le cayesen al delantero y ninguno a Olmo o a Xavi Simons. Minutos después Vinicius, totalmente desconecta­do del partido, soltaba un sopapo a un alemán que se quedó en amarilla mientras los teutones exigían la roja para el brasileño por golear al defensor en el cuello. Expulsión que habría sido perfectame­nte entendible ante el irresponsa­ble brote de furia del madridista.

/A la hora de partido el Real Madrid no había disparado a puerta y la presión en la salida de los alemanes mantenía en suspense a un Bernabéu que se mantenía callado. Hasta que Kroos robó una pelota y desató un contragolp­e en el que Bellingham tuvo paciencia para conducir esperando el desmarque de Vinicius, al que sirvió en profundida­d, y el brasileño abrió el marcador.

Pero el Leipzig, lejos de derrumbars­e, se fue arriba y dos minutos después empataba en un centro de Raum cabeceado a gol por Orbán, lo que devolvía el suspense al marcador y la inquietud a la grada. Era noche de sufrimient­o. El partido se rompió y los visitantes acumularon media docena de remates peligrosos con un disparo en el descuento al larguero de Dani Olmo. Pero el gol no llegó, el Madrid sobrevivió.

VINICIUS ROZA LA ROJA Y MARCA

 ?? EFE ?? Lunin vuela para intentar detener un disparo del Leipzig.
EFE Lunin vuela para intentar detener un disparo del Leipzig.

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