Juzgan a cuatro personas por uno de los mayores alijos de droga
Se enfrentan a penas de hasta 12 años y multas millonarias por tráfico y blanqueo
Las defensas niegan las acusaciones y solicitan la absolución de los encausados
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por la Policía Nacional en la capital pacense en los últimos años -9 kilos de cocaína y 2,5 de heroína- quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Badajoz. Cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, se sentaron en el banquillo como presuntos autores de los delitos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales.
La fiscalía pide para el principal encausado 12 años de prisión por ambos cargos, además de multas que suman 4,5 millones de euros. Para el otro varón, al que señala como subordinado del `cabecilla', solicita 9 años de prisión por tráfico de drogas y una multa de 4 millones de euros. Mientras las dos mujeres procesadas, esposa e hija del primero, se enfrentan a 6 años de cárcel y una multa de 120.000 euros cada una por blanqueo de capitales.
Las defensas, por su parte, negaron cualquier vinculación de sus clientes con el alijo hallado en una parcela de Los Rostros de Santa Amalia, aledaña a la del principal acusado, así como que se dedicaran a distribuir droga a otros traficantes para su venta a pequeña escala ni que los bienes inmuebles, vehículos, viajes y fiestas que celebraron fueran costeados con dinero procedente de esta actividad ilícita y puestos a nombres de terceros para ocultarlo.
Los cuatro fueron arrestados en agosto de 2022. Los dos hombres están en prisión desde entonces. La Policía Nacional les seguía la pista desde hacía meses. Sus teléfonos estaban intervenidos y se habían establecido vigilancias y seguimientos. En una de las salidas del presunto cabecilla y su subordinado de su parcela de Los Rostros en el coche del primero, ante los indicios de que llevaran droga, fueron interceptados por los agentes, que los detuvieron, tras una persecución en la que, incluso, hubo una colisión con un vehículo policial. En el momento del arresto, el subordinado arrojó dos bolsas, una con cocaína y otra con heroína (unos 100 gramos cada una, según los agentes).
Ambos señalaron que la policía no les hizo señales para que le dieran el alto y que huyeron porque lo único que vieron fue «a un hombre con tatuajes bajarse de un coche con una pistola». Sin embargo, los agentes aseguraron que llevaban todos los indicativos y que pese a sus órdenes para que parara, el conductor hizo caso omiso.
Tras los arrestos, se registraron la parcela y una casa de Bravo Murillo, donde residía el principal acusado con su mujer y sus hijos. En la finca, según los policías, se percataron de que, tras un gallero, había una alambrada pisada lo que les condujo al gallinero donde se encontró la droga, que estaba en bolsas en un recipiente de plástico, con una vieja carretilla encima.
El principal acusado, que fue el único que contestó las preguntas de todas las partes -el resto solo a sus abogados- aseguró que sus ingresos procedían de su trabajo como tratante de gallos de pelea y de caballos, negó que la droga fuera hallada fuera de su propiedad y señaló, como ya hizo su defensa, el abogado José Duarte, que en un radio de 500 metros de su parcela la Policía Nacional había investigado «al menos a 14 personas en los últimos tiempos» por su supuesta vinculación al tráfico de sustancias estupefacientes. «Mío no es lo que se encontró», insistió.
Sin embargo, los investigadores aseguraron que, por la maleza que había, no era posible acceder al gallinero si no era por la parcela del supuesto `cabecilla', desde la que existía una vereda hasta este lugar que denotaba el trasiego de un lado a otro.
En su declaración, el principal encausado desvinculó a su esposa de sus negocios y de la compra de hasta 5 bienes inmuebles -aunque reconoció que estaban a nombre de ella y de sus hijos-, ya que dijo que esta solo se dedicaba a cuidar a la familia. Su mujer afirmó lo mismo.
El subordinado, según relató, trabajaba para el principal acusado, al que ayudaba a cuidar los animales, y reconoció que el día que fue detenido había consumido una elevada cantidad de droga. Asimismo, señaló que la heroína y cocaína que le incautaron era para consumo propio, ya que consumía de 2 a 3 gramos al día.
SOLICITUD DE NULIDADES / En el turno de diligencias previas, las defensas pidieron la nulidad de los autos judiciales que autorizaron las intervenciones telefónicas y el registro de la parcela donde se halló la droga, por -argumentaron- acceder a la misma sin permiso judicial. Esto hubiera supuesto anular el procedimiento, pues de ellos se derivan las principales pruebas de cargo.
La fiscalía se opuso al entender que el auto de las escuchas estaba suficientemente motivado y no vulneraba los derechos de los acusados, y que en el registro, los agentes actuaron de «buena fe» y tuvieron el consentimiento del dueño de la finca. El tribunal sostuvo el mismo argumento para no admitir las solicitudes de nulidad.