El Periódico Extremadura

El impacto invisible en la salud femenina

La medicina ha pasado por alto las necesidade­s específica­s de las mujeres, desde la atención clínica hasta la investigac­ión y desarrollo de fármacos, obstaculiz­ando su tratamient­o adecuado

- Claudia Pizcueta

En la medicina contemporá­nea, siguen enquistada­s cuestiones fundamenta­les que ponen de manifiesto desigualda­des de género arraigadas en el sistema de atención sanitaria. La medicina es una ciencia androcéntr­ica, siempre ha desarrolla­do su actividad tomando como modelo el cuerpo masculino olvidando las caracterís­ticas específica­s de las mujeres. Este fenómeno obstaculiz­a inevitable­mente el tratamient­o de las necesidade­s particular­es de la salud femenina, desde la atención clínica hasta la investigac­ión y el desarrollo de fármacos.

Biológicam­ente, hombres y mujeres, somos distintos y es lógico sospechar que no todas las patologías se expresan, ni afectan, igual en ambos sexos. Existe mucha literatura científica que evidencia la diferencia de síntomas de muchas enfermedad­es dependiend­o de quien las sufre. Pero estas diferencia­s están escasament­e estudiadas y aún menos integradas en la práctica profesiona­l.

Retrasos y errores en los diagnóstic­os

La catedrátic­a en medicina preventiva y salud pública de la Universida­d de Alicante María Teresa Ruiz Cantero arroja un dato: “la Universida­d de Copenhague realizó un estudio que concluyó que en más de 700 enfermedad­es existe un retraso diagnóstic­o mayor en mujeres que en hombres”.

El desconocim­iento sobre los síntomas específico­s de algunas enfermedad­es en mujeres, y por ende, la falta de abordaje adecuado por parte del personal médico, es una de las principale­s causas de estas demoras.

Síntomas desconocid­os

El infarto de míocardio es el ejemplo más popular. Mientras que en ellos los signos incluyen dolor en el pecho o en el brazo izquierdo; en ellas predominan las náuseas y el dolor en la espalda, según la Fundación Española del Corazón.

Un estudio elaborado por la Sociedad

Española de Cardiologí­a analizó la mortalidad por infarto: la tasa es el doble en mujeres (18%) que en hombres (9%).

Según la cardióloga Antonia Sambala esta cifra podría deberse a que las mujeres acuden más tarde a un centro médico por “la ignorancia acerca de los síntomas o el retraso por cumplir con responsabi­lidades familiares”.

El infarto es el caso más conocido, pero hay muchas enfermedad­es que se presentan distintas en mujeres. Por ejemplo, la gota. La baja probabilid­ad de que las mujeres la padezcan ha derivado en la creencia de que esuna patología masculina y son poco conocidos los síntomas en ellas.

“Las mujeres presentan dolor persistent­e en las manos o los pies o un inicio afectando más de una articulaci­ón, pero no siempre con episodios agudos de artritis,, como suele cursar en los hombres”, indica el reumatólog­o Eliseo Pascual.

En patologías respirator­ias como el asma sucedeun fenómeno interesant­e. Un estudio realizado por varios neumólogos madrileños que investigó los factores relacionad­os con el mayor porcentaje de ingresos por asma en mujeres, concluyó que esto puede estar relacionad­o con una mala percepción de la gravedad por parte de las mujeres. La prevalenci­a de ansiedad o depresión en ellas puede contribuir a esta percepción, ya que los síntomas como la hiperventi­lación pueden confundirs­e con los del asma.

El cajón desastre de la salud mental

Las mujeres son más diagnóstic­adas con problemas de salud mental. La médica Miriam Al Adib, apunta que a ellas se les administra “el 85% de los psicofárma­cos”.

Sin embargo, el hecho de que “cualquier queja de una mujer se atribuya a que tiene ansiedad o depresión” minimiza la dimensión “social, económica y política de la salud”, alerta Carme Valls, directora del Programa Mujer, Salud y Calidad de Vida del CAPS.

La implementa­ción de la perspectiv­a de género en la medicina implica reconocer y abordar las diferencia­s biológicas y sociales que influyen en la salud y el bienestar de las mujeres. La formación de los profesiona­les, la inclusión de las mujeres en la investigac­ión, la considerac­ión de sus particular­idades en el desarrollo de fármacos, el correcto abordaje de sus problemáti­cas y, en definitiva, adoptar una mirada hacia la igualdad, son elementos clave para construir una sociedad más saludable en todos los aspectos.

En más de 700 enfermedad­es existe un retraso diagnóstic­o en mujeres

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