Redes sociales asesinas
El peligro de las redes sociales debería ser, a estas alturas, conocido por muchos y me refiero a los bulos y fake news que pueden circular como la pólvora simplemente a golpe de un clic. Esto, unido a la imaginación libre y desmesurada de quien recibe un mensaje, puede llegar incluso a matar a una persona, no en el sentido literal claro, pero imagino el shock que le produciría a cualquiera recibir ese mensaje y escuchar ese runrún de que tal persona que aparece en un vídeo está muerta y esa persona eres tú.
Es lo que ha pasado en Plasencia. Un vídeo, con una persona desvanecida en el suelo y herida y, junto a ella, otra que llega a decir que no le encuentra el pulso, ha dado la vuelta a la ciudad y ha desencadenado en el convencimiento de que el herido había muerto. Ese supuesto muerto también ha recibido el vídeo y no ha dudado en hacerse en chequeo médico y en acudir a la comisaría para esclarecer lo ocurrido.
¿Cómo saber realmente si había muerto o no? Ahí el criterio personal es fundamental. Hay dos opciones, o dejarse llevar por la marea y la masa y dar por bueno lo que dice la mayoría o tener espíritu crítico, e incluso la curiosidad suficiente como para buscar fuentes de información más veraces que un vídeo o un rumor mil veces extendido.
En estos casos, no tengo ninguna duda de que la principal fuente son los medios de comunicación. Si algo tan grave no ha salido en los medios, como poco debería hacernos dudar. Hoy por hoy, prensa, radio y televisión siguen siendo los garantes de la veracidad, aunque por desgracia, no todos y aquí también hay que hacer un ejercicio de selección importante. Diría, como me enseñaron en la facultad, que lo mejor es consultar en varios medios porque unos y otros pueden tener intereses que desvirtúen la noticia. Cuantos más veamos, mejor.
Así pues, infórmense en los medios, no a través de mensajes mil veces compartidos. Es una recomendación que deberíamos trasladar a todo aquel que ya posea un teléfono móvil porque los más vulnerables a este tipo de informaciones son los menores. Los adultos deberían estar ya curados de espanto y dudar antes de dar por buena alguna que se hace viral. La bombillita con la palabra bulo debería encenderse en situaciones como esta. Sigue faltando mucha información y formación sobre las y ya hemos visto que pueden ser