Borona Bistró es mucho más que un Sol: es una historia de amor
De Víctor Corchado y Rocío Rey logra el reconocimiento de la Guía Repsol en una semana en la que el torero Jairo Miguel y la influencer de Malpartida Isabel Agúndez cumplen años mientras el actor Claudio Portalo triunfa en Málaga
Cáceres vuelve a estar de enhorabuena porque encuentra otra vez en la gastronomía el foco mediático que ha convertido nuestra ciudad en una caja de hacer dinero para el sector del turismo. Fue buena idea la del gobierno municipal de Elena Nevado que tuvo como resultado la declaración de la ciudad como Capital Española de la Gastronomía en 2015. Desde entonces, los reconocimientos no han parado y ahora Borona Bistró, el restaurante de la calle Antonio Silva (muy pronto se marcharán a General Ezponda donde estuvo la mítica Furriona) que regentan Víctor Corchado y Rocío Rey, acaba de ser galardonado con su primer Sol de la Guía Repsol. Con ello, ya son seis los establecimientos en la capital cacereña que disponen de esta distinción: Atrio (con tres Soles y tres estrellas) y Eustaquio Blanco, Homarus, Javier Martín y Torre de Sande, con uno, sin olvidarnos de Versátil, con otro Sol y otra Estrella, que está en Zarza de Granadilla y es de visita obligada.
Víctor y Rocío han sido noticia esta semana puesto que ya tienen el Sol en sus manos. Lo tocan, lo re tocan, lo acarician, lo achuchan. Lo hacen mientras atienden a este diario en su restaurante tras jornadas maratonianas de felicitaciones, llamadas, mensajes en las redes, que por algo están en el foco de la alta cocina española.
Hace tan solo dos años y medio que Víctor Corchado y Rocío Rey se embarcaron en su restaurante de Antonio Silva, en aquel lugar que muchos cacereños recordarán porque allí estuvo la fábrica de Patatas El Gallo, una de las más icónicas de Cáceres y que luego se fueron a Las Capellanías. En realidad este reconocimiento de la Guía Repsol comenzó a fraguarse hace 13 años cuando Víctor y Rocío se conocieron. Su historia de amor fue paralela a su trayectoria profesional.
Víctor comenzó a estudiar Historia («pero hice la carrera en La Madrila», dice entre risas al recordar aquellos dulces años de la Movida Cacereña cuando el ocio se imponía a los libros). Así que no tardó en colgar esos hábitos para colgarse un delantal. Era muy joven, 18 años apenas, y rápidamente se puso a estudiar Cocina, Dirección de Cocina en la Escuela de Mérida y luego repostería en el País Vasco con los mejores. De vuelta, hizo prácticas en Atrio, no pudo haber encontrado mejor lugar que el relais&chateaux de Jose Polo y Toño Përez, reyes del Olimpo de la gastronomía.
Prácticas en Atrio
Tres años después, Rocío, sumiller y enóloga, también hizo prácticas en Atrio. Las casualidades de la vida hicieron que Víctor, ya concluido su paso por el restaurante, telefoneara un día para que le recomendaran a alguien que le pudiera ayudar en un nuevo proyecto: la puesta en marcha de hoteles de alto standing. Corchado tenía el encargo de abrir uno en Menorca. Le hablaron de Rocío. Quedaron en el aeropuerto menorquín: el flechazo fue instantáneo.
Ahora saborean las mieles del éxito. «Estamos muy contentos. Empezamos a prepararnos, a formarnos y a vivir experiencias para luego poner en pie un proyecto con solvencia», narra Víctor, que cuenta así cómo pusieron en marcha su primer restaurante en propiedad. El galardón es también un premio a Cáceres: «Para la ciudad supone sumar un sol más, un reconocimiento a nuestra oferta, que se basa en el recetario tradicional cacereño desde un punto de vista contemporáneo. Nuestro menú habla de lo que somos y con este reconocimiento se genera un valor añadido para la ciudad. Y nuestro restaurante habla de la ciudad y la hace crecer».
Víctor Corchado nació en 1985 en Malpartida de Cáceres, «y no en Malpartida de Plasencia porque yo soy de Malpartida de Cáceres, de la `jincaura'», aclara con otra carcajada. Rocío Rey es cordobesa de Montilla (1986) y juntos forman ese tándem perfecto que ya los ha colocado en la cima.
Y es que la vida son historias de superación. Octubre de 2017. Cáceres, calle Pintores. Claudio Portalo recitaba poemas de Miguel Hernández; en el suelo, su sombrero rojo, ya con monedas, y un cartel que rezaba `Estudiante de teatro sin recursos, también se aceptan libros'. Entonces hacía tres semanas que Pintores se había convertido en su particular teatro al aire libre, justo desde el día en que se vio en números rojos y una sonrisa lo lanzó a la calle. Hacía dos años que se había venido desde su Badajoz natal a Cáceres para cumplir su sueño de ser actor e ingresar en la Escuela Superior de Arte Dramático.
Hoy vemos a Portalo nada menos que en el Festival de Cine de Málaga, donde acaba de presentar dos películas. La primera, `El cielo de los animales', dirigida por Santi Amodeo y que protagoniza junto a Raúl Arévalo, Manolo Solo, África de la Cruz y Paula Díaz. La segunda, `Las noches rotas', dirigida por Valentino R. Sandoli.
Y todo ello en una semana en la que Isabel Agúndez, `la influencer' de Malpartida por su participación activa en las redes ha cumplido 73 años. También ha soplado las velas Jairo Miguel de Cáceres. 31 años los del diestro cacereño de larga trayectoria en los ruedos.
Sueños cumplidos, resultado de un trabajo diario que convierten a Cáceres en una ciudad en la que un sol es más que un sol, es también una historia de amor.