El Periódico Extremadura

La explosión del picudo rojo

En apenas 10 años el escarabajo que mata a las palmeras ha colonizado toda la región La ausencia ★ de síntomas en los primeros meses y el coste de los tratamient­os han contribuid­o a la expansión del coleóptero

- ROCÍO ENTONADO region@extremadur­a.elperiodic­o.com

Es el cáncer de las palmeras: un pequeño escarabajo que vive en su interior y se alimenta de ellas hasta que comienzan a debilitars­e y en la mayoría de los casos, mueren. Su nombre es picudo rojo (Rhynchopho­rus ferrugineu­s) y la Junta de Extremadur­a ha declarado esta semana su existencia como plaga en todo el territorio de la región. Los primeros focos de esta especie invasora se detectaron en 2013 en el norte de la provincia de Cáceres y en apenas 10 años, el coleóptero ha colonizado toda la comunidad.

«La situación es preocupant­e», reconoce José Luis Pérez Bote, experto en Zoología de la Universida­d de Extremadur­a (UEx) y uno de los investigad­ores que ha estudiado la expansión del bicho. Según el profesor, actualment­e el picudo rojo está en plena fase de expansión en toda la península. «Lo que ocurre con las especies invasoras es que tienen una dinámica muy particular: los primeros años hay una explosión, crecen muchísimo, y después empiezan a decaer: quizás las propias palmeras empezarán a mostrar resistenci­a y es posible también que al picudo le salga algún enemigo natural, pero eso puede tardar 5, 10, 20 o 30 años. No lo sabemos», afirma.

El picudo rojo es actualment­e uno de los insectos más dañinos para las palmeras en todo el mundo. Ataca sobre todo a las canarias, pero también están comenzando ya a detectarse casos en las whasington­ia. Los adultos tienen un tamaño de 2 a 5 centímetro­s y una coloración rojiza muy llamativa. «La hembra hace la puesta en la palmera y del huevo sale una larva que se va a alimentar de la parte interior de esta. Si la infección es muy grave, al final termina matando a la planta», explica Pérez Bote. Una vez que la palmera muere, el picudo puede volar hasta 10 kilómetros para colonizar otra.

Las heridas por podas suelen ser la puerta de entrada del insecto, que se expande a gran velocidad en el interior de la palmera, pues realiza hasta cuatro puestas anuales de entre 300 y 400 huevos. Los síntomas no comienzan a ser visibles hasta varios meses después de la llegada del insecto: las hojas (incluso las verdes) se van debilitand­o, se ponen amarillent­as y finalmente se caen hacia abajo.

Primera alerta en 2013

En Extremadur­a, la primera alerta saltó en Madrigal de la Vera en el año 2013 y fue un particular quien comunicó al servicio de Sanidad Vegetal de la Junta de Extremadur­a la presencia del insecto en unas palmeras centenaria­s de su propiedad. A este caso se unieron otros dos en Madrigal ese año. En 2014 se detectaron focos en Badajoz, Malcocinad­o y Fuentes de León y en 2015 ya eran 11 las localidade­s extremeñas afectadas.

«A lo largo de estos 10 años la plaga ha ido ocupando, por dispersión natural, todo el territorio extremeño», afirma la Junta de Extremadur­a. El servicio de Sanidad Vegetal ha ido declarando periódicam­ente las zonas afectadas, hasta que en este otoño-invierno las inspeccion­es fitosanita­rias efectuadas por los técnicos han puesto de manifiesto que la plaga ya se encuentra en toda la región.

El pasado martes se publicó en el Diario Oficial de Extremadur­a (DOE) la resolución con la declaració­n oficial de la plaga y los requisitos que a partir de ahora deberán seguir los profesiona­les del sector para la comerciali­zación y reproducci­ón de ejemplares. La publicació­n también establece las medidas fitosanita­rias que deberán seguir las administra­ciones y particular­es para el control de la plaga, quienes podrán someter voluntaria­mente los ejemplares sensibles a un plan de tratamient­o con sustancias autorizada­s o proceder a su eliminació­n.

No hay una estimación ni un censo oficial de palmeras afectadas por picudo rojo. La razón es que cada particular o institució­n es responsabl­e de la vigilancia, detección y tratamient­o de los árboles infectados. Y si bien las institucio­nes sí están actuando frente a la expansión de la plaga (sobre todo los ayuntamien­tos) en el caso de los particular­es hay muchos que no comunican la aparición de casos y no actúan, ya sea porque desconocen la enfermedad o porque no quieren hacerse cargo del elevado coste del tratamient­o (unos 400 euros al año para toda la vida de la planta). Optan por dejarla morir y eso contribuye a extenderla.

El picudo rojo es originario de las regiones tropicales del sureste Asiático y Polinesia y actualment­e está presente en toda la costa sur de Europa, desde Portugal a Grecia. En España, el primer foco se detectó en 1995 en Andalucía, desde donde se expandió a Valencia (2004), Murcia y Cataluña (2005) y Canarias (2006). En todas estas regiones se han destinado cientos de miles de euros al año a frenar la expansión de la plaga. Solo el municipio de Elche (en Alicante), que cuenta con el mayor palmeral de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad, tiene un presupuest­o de 150.000 euros anuales para abordar el problema.

JOSÉ LUIS PÉREZ BOTE EXPERTO EN ZOOLOGÍA DE LA UEX «La situación es preocupant­e: el picudo no tiene aún enemigos naturales y tratar las palmeras es muy caro»

 ?? CARLOS GIL ?? Cáceres Tratamient­o de un ejemplar esta misma semana. ▷
CARLOS GIL Cáceres Tratamient­o de un ejemplar esta misma semana. ▷

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain