Corrupción
En el reciente viaje por Brasil y Chile, el señor Sánchez ha hecho unas declaraciones sobre el desgraciado caso Koldo. El presidente afirmó que es «un caso concreto de corrupción que se ataja y se corta de raíz. Antes había una corrupción institucionalizada». Y efectivamente, para corroborarlo me limitaré a algunos de los episodios protagonizados por socialistas o propiciados por ellos, en los últimos meses: A principios de febrero del año pasado se destapa la trama Pichel en Santiago, caso de corrupción que consistía en cerrar alquileres con empresas participados por los propios concejales del PSOE. El caso de los contratos otorgados por Ximo Puig a su hermano. Las operaciones policiales contra la compra de votos con candidatos del PSOE detenidos. Justo 48 horas antes de la celebración de los comicios de mayo el secretario de organización del PSOE andaluz, es detenido porque se le considera inductor de secuestro de un concejal con intención de silenciar un caso de corrupción urbanística. El caso Mediador, este conectaba a empresarios y políticos y empresarios, que inyectaban dinero a cambio de todo tipo de favores.
Comprenderán por qué estoy totalmente de acuerdo con la frase del señor Sánchez sobre que antes del caso Koldo había una corrupción institucionalizada. mañana, sonó el primer zarpazo de terror y muerte en el intercambiador de Atocha. A las 7.39 de la mañana, otro tren explosionaba a la altura de la calle Tellez. A las 7.40 horas, en el apeadero del Pozo y, a las 7.42, en Santa Eugenia. Cinco minutos. Solo cinco minutos de terror, miedo y muerte en los que 192 ciudadanos perdieron la vida y casi 2.000 heridos de gravedad reseñaron la fatídica fecha del 11-M de 2004.
Hoy, veinte años después del brutal atentado que conmovió a todo el país, las muertes y las heridas siguen latentes en los corazones de sus seres queridos. Solo ellos saben de ausencias. Solo ellos saben de dolor y sufrimiento. Sólo ellos siguen preguntándose ¿por qué?