El Periódico Extremadura

Recordando el 11-M

- Francisco Martínez Bulnes

El 11M estará siempre en el recuerdo y en la memoria colectiva de este país por muchos años que pasen. Suele asociarse a una canción, a una fragancia o a una fecha estacional, un recuerdo inolvidabl­e. A mí, el recuerdo imborrable de lo que sucedió aquel infausto 11-M de 2004, me lo hace presente cada vez que oigo con insistenci­a las sirenas de bomberos, ambulancia­s y unidades móviles del Samur. Fue un sonido persistent­e que no dejó de sonar en aquella mañana de terror, tragedia y dolor por los atentados terrorista­s en la estación central de Atocha y Cercanías. Las gentes, de toda condición social, iban camino de su quehacer diario. Algunos, dormitando en sus asientos. Otros, leían; otros, escuchaban música. Todos iban ensimismad­os en sus cosas. Los trenes, que habían ido recogiendo pasajeros en sus paradas intermedia­s, iban a tope. Todo parecía normal. Nada distinto a otro cualquier dia laborable. En las mentes de unos y de otros flotaba la abstracció­n del momento. Meditaban para sí sus inquietude­s esperanzad­oras. Todos, entre las herméticas paredes acristalad­as de un vagón de Cercanías, eran ajenos a un atentado que les iba a marcar de por vida. Los protagonis­tas, anónimos protagonis­tas, estaban presos por el tiempo que marca los eternos minutos de las prisas. Hasta las mochilas asesinas pasaron desapercib­idas en un vagón repleto de viajeros con billete de ida y vuelta. Todo normal, hasta que a las 07'37h., sonó el primer zarpazo de terror y muerte en el intercambi­ador de Atocha. A las 07'39h., otro tren explosiona­ba a la altura de la calle Tellez. A las 07'40h., en el apeadero del Pozo y, a las 07'42h, en Santa Eugenia. Cinco minutos. Sólo cinco minutos de terror, miedo y muerte en los que 192 ciudadanos perdieron la vida y casi 2.000 heridos de gravedad reseñaron la fatídica fecha del 11-M de 2004. Veinte años después del brutal atentado que conmovió a todo el país, las muertes y las heridas siguen latentes en los corazones de sus seres queridos . Sólo ellos saben de ausencias. Sólo ellos saben de dolor y sufrimient­o. Sólo ellos siguen preguntánd­ose ¿por qué?

Ibahernand­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain