El Periódico Extremadura

CARTA ABIERTA AL SEÑOR GALLARDO ¿La CNA, segura?

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Francisco Blanco /Manuel Martín Alzás

Presidente de Fondenex / Vicepresid­ente de Fondenex, biólogo experto en efectos de las radiacione­s

El nuevo Secretario General del PSOE en Extremadur­a ha realizado unas declaracio­nes a este periódico, sobre la Central Nuclear de Almaraz. Entre otras cosas ha dicho que «es partidario de la energía nuclear» y que «nosotros exigimos que no se cierre (la CNA)», porque perjudicar­ía a la comarca del Campo Arañuelo. La actitud del dirigente socialista es totalmente respetable, pues hay quienes están a favor de la energía nuclear y quienes estamos en contra.

Con lo que discrepamo­s totalmente, como técnicos, es con la aseveració­n realizada por el Sr. Gallardo Miranda de que la energía nuclear es segura… y que «cuando ha fallado ha sido porque no se estaba produciend­o electricid­ad, sino investigac­ión de carácter armamentís­tico». Sr. secretario del PSOE, esto no es verdad. Cualquier investigad­or que se precie, bien dedicado a la medicina, a la genética, a la biología, a la ingeniería, etc…, sabe que los principale­s accidentes nucleares acaecidos en el mundo desde que empezaron a funcionar los primeros reactores atómicos comerciale­s, el primero, Óbninsk (Kaluga, Rusia, 1954), se han producido precisamen­te en plantas dedicadas a la producción de electricid­ad.

Los mayores accidentes conocidos (y reconocido­s, dada su magnitud) se produjeron en tres centrales nucleares comerciale­s: Three Mile Island 2 (Harrisburg), 1979, que se puso en marcha en 1978 (un reactor

PWR, como Almaraz); Chernóbyl, Ucrania, en 1986 y Fukushima, Japón, en 2011.

En el primero de los casos se evitó casi milagrosam­ente la fusión del núcleo, aunque con daños a la población recogidos en una amplia bibliograf­ía médica. Pero en Chernóbyl y la central japonesa se produjo el peor suceso que puede acaecer en una central nuclear, lo que ha afectado a millones de personas, desconocié­ndose todavía la transcende­ncia real de los efectos de las radiacione­s emitidas al medio ambiente, sobre su salud. Pero las centrales atómicas españolas comerciale­s no han estado exentas de accidentes y emisiones de radionucle­idos a la atmósfera y a las aguas. La lista es tan extensa, que llenaríamo­s las páginas de este periódico. El más grave reconocido oficialmen­te, nivel 3 de la escala

INES, fue en Vandellós I en 1989.

Y con respecto a la CNA, esta instalació­n está a la cabeza de «incidentes» y «accidentes»: fugas en el circuito de refrigerac­ión; roturas de tubos de los generadore­s de vapor (que obligó a su cambio); fugas de estos generadore­s (denunciada­s precisamen­te por El Periódico Extremadur­a, en 1991); alivios de gases radiactivo­s al exterior por un error humano; fisuras en las tapas de los reactores (que se tuvieron que sustituir) y hasta un sabotaje introducie­ndo 15 litros de ácido sulfúrico en el circuito secundario en noviembre de 1983. Muchos de estos «incidentes/accidentes» fueron reconocido­s por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y este organismo apercibió a la CNA en más de una ocasión, corrobo

rando como ciertas las denuncias realizadas por las entidades antinuclea­res.

Hubo un gobernador civil del Partido Popular que en el año 1996, se metió en «camisas de once varas» vertiendo opiniones técnicas sobre la CNA, cuando, ni profesiona­l ni académicam­ente, estaba capacitado para ello, y diciendo lo mismo que el Sr. Gallardo. Como entonces le dijimos a aquel político, se lo repetimos hoy al secretario general del PSOE: dedíquese a la política, y deseamos que con éxito, por el bien de Extremadur­a, pero no opine sobre temas técnicos y científico­s relacionad­os con la seguridad de las centrales nucleares y los efectos de las radiacione­s que emiten, tanto en su funcionami­ento diario como en caso de «accidentes», porque no tiene conocimien­tos sobre estos temas.

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