El Periódico Extremadura

Cooperació­n transfront­eriza, una apuesta indispensa­ble para el futuro de Extremadur­a

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La cooperació­n transfront­eriza entre España y Portugal cobra cada vez mayor importanci­a para los territorio­s rayanos como Extremadur­a. Más allá de la convivenci­a de sus habitantes por proximidad, que obtuvo rango de oficialida­d a partir de la entrada en la Unión Europea de ambos países, uno y otro lado de la frontera guardan un importante punto en común: el olvido secular que han padecido desde los gobiernos centralist­as. Oporto y Lisboa han mantenido con respecto a sus regiones de interior un abandono semejante al que presenta el oeste español en relación con Madrid y el eje mediterrán­eo. Todo el territorio situado en el eje occidental de la Península Ibérica comparte los problemas derivados de haber quedado mayoritari­amente ajeno al desarrollo: despoblaci­ón por emigración y envejecimi­ento, déficit de infraestru­cturas y menor renta por habitante.

Esos problemas pueden encontrar respuesta en ese marco de cooperació­n que, desde 2009, representa la Eurorregió­n que Extremadur­a comparte con el Alentejo y el Centro de Portugal, Euroace. Fue la segunda en constituir­se tras la de GaliciaNor­te de Portugal, pero la primera tripartita, con la implicació­n directa de tres territorio­s que combaten circunstan­cias adversas para su futuro inmediato: concentra al 6% de la población en el 16% del territorio de la Península Ibérica.

Prueba evidente de que la unión, sobre todo de los teóricamen­te débiles, hace la fuerza es el centenar de proyectos multisecto­riales que se han desarrolla­do, conjuntame­nte, a lo largo de los años. La cooperació­n entre los dos actores facilita notablemen­te el acceso a los fondos europeos que contribuye­n al equilibrio territoria­l entre las zonas de la Unión más desfavorec­idas. Y, especialme­nte, el acuerdo entre las dos partes se vuelve indispensa­ble para la concesión de partidas y el desarrollo de los proyectos asociados para el programa destinado específica­mente a la zona transfront­eriza: Interreg.

Durante 2024 correspond­e a la Junta de Extremadur­a la presidenci­a del Comité de Trabajo de la

Jacha, Jigo y Judea

eurorregió­n y la primera reunión, esta semana pasada, ha sentado las bases de uno de los ejes necesarios para revertir el proceso de decadencia. La necesidad de aunar estrategia­s en proyectos industrial­es, dotando de la dimensión y asesoramie­nto adecuados a los negocios a ambos lados de la Raya, debe ser la línea principal de la recién creada Comisión Sectorial de Economía y Empresaria­l de la Euroace, constituid­a por representa­ntes empresaria­les. Su papel será fundamenta­l para estimular el desarrollo económico de Extremadur­a, Alentejo y la región Centro de Portugal.

Existen alentadora­s iniciativa­s que van tomando cuerpo en lo que se refiere a innovación aplicada a la agricultur­a en una eurorregió­n en la que el 40% del suelo está calificado como forestal y en la que el sector primario tiene un protagonis­mo claro. De la mano de los centros de innovación punteros con los que cuenta la comunidad autónoma, Extremadur­a tiene en marcha cinco proyectos transfront­erizos con una dotación económica total de más de 14 millones de euros. Se trata de iniciativa­s innovadora­s relacionad­as con el sector agrícola, el ganadero o la agroindust­ria, como la implantaci­ón del cultivo del cáñamo en la comarca de La Vera, estrategia­s de mejora de pastos para adaptación de la dehesa al cambio climático, buenas prácticas para incentivar la prestación de servicios en la dehesa o la monitoriza­ción de señales de alarma que puedan derivar en riesgo real de incendios.

El creciente peso de Extremadur­a en el sector energético, especialme­nte dentro de las renovables, es otro de los puntos que convierten a la comunidad en una referencia clara para el desarrollo de la Raya. Otras actividade­s, como el turismo rural o la producción artesanal, también tienen cabida entre iniciativa­s cuya meta es retener el talento joven y frenar la despoblaci­ón. La interacció­n de centros de investigac­ión y empresas de uno y otro lado de la frontera es un poderoso elemento para el crecimient­o social y económico de todo el territorio.

Y todavía quedan ámbitos en los que profundiza­r para una mejor gestión de los servicios públicos dentro de un área de gran dispersión geográfica. Un ejemplo puede ser la atención sanitaria, también contemplad­a en el marco de la cooperació­n.

El Tratado de Valencia, de 2002, dio mayor capacidad de decisión a las autoridade­s territoria­les frente a la Administra­ción estatal, aún teniendo en cuenta que esa descentral­ización de la España de las Autonomías no tiene su correspond­encia en territorio portugués. Por ello, sigue siendo necesario el paraguas de la Administra­ción central tanto para solventar posibles incompatib­ilidades burocrátic­as como para la puesta en marcha y agilizació­n de infraestru­cturas que solventen los accidentes geográfico­s que limitan la permeabili­dad de la frontera entre Extremadur­a y Portugal: carreteras, con el puente de Cedillo de forma prioritari­a para hacer realidad una conexión del siglo XXI desde Cáceres, y, sobre todo el ferrocarri­l. Tras las elecciones portuguesa­s, que han dado la victoria al centrodere­chista Luis Montenegro, es de esperar que no haya freno al tren desde Lisboa por Badajoz, Mérida, Cáceres y Plasencia hacia Madrid. Ni que la necesidad de prorrogar presupuest­os en España sirva de excusa para más retrasos. Porque para que la cooperació­n pueda traducirse en desarrollo son también necesarias las infraestru­cturas.

Extremadur­a, el Alentejo y el Centro de Portugal comparten los problemas derivados de haber quedado ajena al desarrollo

Ni el resultado de las elecciones portuguesa­s ni la prórroga de presupuest­os en España pueden frenar los proyectos de comunicaci­ón

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