Cómo no ser delincuente vial
La Policía Local lleva 17 años impartiendo cursos a condenados por delitos contra la seguridad vial A ★ través de charlas intenta concienciarles y cambiar su actitud al volante para que no vuelvan a delinquir
Miguel -nombre ficticio- tiene 47 años y no tiene carné de conducir. No se ve capaz de sacárselo. Sin embargo, lleva toda la vida conduciendo y ya le han pillado siete veces dándose a la fuga. Es uno de los condenados por delitos contra la seguridad vial que el pasado viernes terminó uno de los talleres Taseval que imparte la Policía Local de Plasencia.
El intendente, Enrique Cenalmor, explica que la Policía Local de Plasencia es «la única de España» que imparte estos Talleres de Seguridad Vial. Comenzó hace ya 14 años, en virtud de un convenio firmado por el ayuntamiento, la Fiscalía de Cáceres e Instituciones Penitenciarias.
Lo habitual es que imparta dos cursos al año, cuando haya un grupo de condenados que opten por esta opción para conmutar parte de la pena. Según Cenalmor, pueden pagar la multa que les impongan, hacer trabajos en beneficio de la comunidad o este curso. Muchos eligen el taller porque «las multas son bastante elevadas», por encima de los mil euros.
En su lugar, el curso se desarrolla a lo largo de dos meses, todos los viernes, de nueve a dos, en el parque de tráfico de Plasencia, donde se dan también clases teóricas y prácticas de seguridad vial a niños. Lo gestiona el Departamento
de Seguridad Vial de la Policía Local.
Un aspecto que destaca Cenalmor es que muchos condenados viven en pueblos de las comarcas y acudir a Plasencia para el curso es mucho más factible que irse a Cáceres, donde no todos los años se han impartido los talleres.
En este último, han participado tanto condenados que están cumpliendo penas de prisión y salen de la cárcel para asistir al cur
so como otros que ya fueron juzgados. Algunos proceden de Cáceres, Aldeanueva de la Vera, Navas del Madroño, Torrejoncillo y muchos otros son de Plasencia.
Controlar el instinto
La casuística que les ha llevado al curso es muy variada. Miguel no es el único que se ha dado a la fuga alguna vez. También hay otros condenados por tener el permiso de conducir retirado; en cuatro casos por haber superado la tasa de alcoholemia permitida; por conducir bajo los efectos de las drogas o por exceso de velocidad. Uno de los alumnos dio más de 1,70 de alcohol en un control y otro conducía a 190 kilómetros por hora. Iba desde San Sebastián hasta Navas del Madroño. Un tercer alumno iba a 160 kilómetros por hora en una carretera convencional con el máximo permitido de 90. Explica que su madre le había llamado porque su abuela se estaba muriendo. «Hay que controlar ese instinto de correr, tú no vas a operar a tu abuela», le dice el intendente.
Cenalmor trata en su charla de que ellos mismos analicen las causas de su conducta infractora, muchas veces motivada por «la influencia del ambiente en el que te relacionas», e incide en el mensaje de que «hay que ser consciente de que hay que respetar las normas». Sobre todo porque «lo peor es causar daños a terceras personas».
Los alumnos le dan la razón y es un paso adelante porque lo que persigue este curso es concienciarles y que cambien su conducta, de forma que no sean infractores reincidentes.
Un matrimonio está en el curso porque el marido le dejó el coche a la mujer, sin carné. «Primera y última», dicen. Miguel también asegura que «ya no» se dará más a la fuga.
Un alumno sin carné se ha dado siete veces a la fuga y otro iba a 160 km/h por una carretera de 90