Del LOL al POV: así es el lenguaje de los jóvenes de la Generación Z
Expertos en lingüística y sociología analizan cómo las redes sociales y los anglicismos han influido Estudian su creatividad y heterogeneidad, así como su habilidad para generar frases nuevas
Le pillé stalkeándome en Instagram porque se le escapó un like, pero literal que es mi crush». Este es el tipo de frase que podría escucharse perfectamente en una conversación entre jóvenes en los pasillos de un instituto o las zonas comunes de una universidad, y es que, en el dinámico mundo del lenguaje, las nuevas generaciones juegan un papel fundamental en la creación y evolución de expresiones que reflejan su identidad, sus valores y su forma de comunicarse.
La Generación Z, el grupo de jóvenes nacidos a finales de los 90 y principios de los 2000, no es una excepción. Su forma de expresarse, marcada por la influencia de las redes sociales, la música, el inglés y las nuevas tendencias culturales, se ha convertido en un rompecabezas para los más mayores y un objeto de estudio para lingüistas y sociólogos. Para comprender mejor este fenómeno que ha inundado el vocabulario de nuevos conceptos, el profesor titular en la Universidad de Alicante Xose Padilla, está dedicando sus últimos estudios a analizar el lenguaje de los más jóvenes.
Para Padilla, el lenguaje de la Generación Z posee tres características fundamentales: es creativo, modalizante y no homogéneo. «Es creativo porque tiene la habilidad de generar y comprender frases nuevas utilizando un conjunto limitado de reglas gramaticales, modalizante porque es aquel que una comunidad o individuo utiliza para interpretar y representar el mundo que les rodea y no homogéneo porque varía con el tiempo», explica el profesor de la Universidad de Alicante, quien dedica su estudio a la comparación: «En mi último trabajo estamos analizando las diferencias entre mi lenguaje juvenil, el que había entre finales de los 80 y principios de los 90 y el que encontramos ahora.
Por ejemplo, una de las cuestiones que han cambiado —según añade— son las fuentes que se usan para adquirir este lenguaje, es decir, de donde vienen las palabras o expresiones que utilizamos». «En los 80, se caracterizaba —agrega el experto— porque la fuente de las expresiones de los más jóvenes provenían del lenguaje
de la delincuencia o de los gitanismos de la calle. Por ejemplo, el verbo molar, que comenzó a utilizarse en ese momento era un gitanismo que se convirtió en expresión por la influencia de las películas», apunta Xose Padilla.
Hoy en día, según el profesor de la Universidad de Alicante, los jóvenes cuentan con dos posibles fuentes principales de adquisición de expresiones: la música, especialmente el reguetón o el trap, y el lenguaje que surge de las redes sociales, como TikTok e Instagram. «La música latinoamericana o anglosajona ha dado lugar a la adopción de término y expresiones procedentes del lenguaje afroamericano como «bro» o «hermano» y, por otro lado, las redes sociales han introducido una gran cantidad de anglicismos, abreviaturas y acrónimos que reflejan la rapidez con la que las tendencias cambian en este entorno digital», apunta Padilla.
Además, este lenguaje se distingue por el uso de abreviaturas, siglas y acrónimos, así como por la incorporación de términos propios de los memes, como «POV» o «LOL», que ha pasado del ámbito digital al lenguaje oral de los jóvenes. «Este lenguaje tiene características como el uso de abreviaturas, como `LIT' que se refiere a la palabra `literal', siglas que acaban convertidas en acrónimos como `POV', que proviene de la expresión anglosajona `Point of View', o `LOL', que se refiere a `Laugh out Loud'. Estas dos últimas tienen la característica añadida de que provienen del meme y han pasado de algo que podía ser una viñeta cómica a usarse como parte del lenguaje oral», apunta Padilla.
Pero el lenguaje juvenil va más allá de las palabras y expresiones. También está estrechamente vinculado a la moda y la cultura popular. Palabras como «canis» o «cayetanos» no solo describen un estilo de vestimenta o comportamiento, sino que también reflejan la identidad y pertenencia de los jóvenes a ciertos grupos sociales. «Ahora los pijos de toda la vida son cayetanos y ser choni ya no se ve como algo despectivo sino como un adjetivo meramente descriptivo de una forma de vestir, ha perdido la connotación negativa. Y no es que no conozcan el término pijo, sino que esta es su forma de decirlo como generación», asegura Padilla al respecto.
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DURAN MESES Además, estas expresiones son altamente dinámicas aunque efímeras. Como señala Padilla, «las expresiones antes prevalecían durante décadas, pero ahora estos vocablos apenas duran meses o semanas». «La velocidad con la que las tendencias cambian en las redes sociales influye directamente en la evolución este tipo de lenguaje, haciendo que los jóvenes estén constantemente creando y adoptando nuevas expresiones y por eso son tan difíciles de seguir en ocasiones», dice.
Liberto Carratalá, profesor e investigador en el Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante, señala que «ser joven ya es un motivo suficiente para tener una cultura propia que no busca diferenciarse de los demás, pero sí a buscar una forma de expresar su identidad de una forma única». «Todas estas expresiones o palabras que utilizan no son nuevas ni se las han inventado, pero el uso que le dan y en contexto en el que las utilizan es distinto al que los adultos tienen concebido para ese término y por eso es tan llamativo», asegura el sociólogo.
Esta transformación lingüística se manifiesta en la vida cotidiana de los jóvenes, ya que trasladan el lenguaje propio de las redes sociales a sus interacciones cara a cara. Esta forma de trasladar el lenguaje de las redes a su vida presencial la que refleja la auténtica influencia de la cultura digital.
Carratalá advierte sobre el riesgo de «empobrecimiento del vocabulario». «El uso de estas palabras puede hacerte perder riqueza de vocabulario, esas generaciones tienen 20 y pocos, en nada tendrán 30 o 40 y hablarán igual. Lo importante es que entiendan que entre ellos pueden utilizar expresiones como `servir coño', pero que eso no se puede trasladar a un contexto, por ejemplo, de clase de la universidad», apunta Carratalá. Además, el acrónimo «PEC», abreviatura de «Por El Culo», es un ejemplo más de la inventiva de esta generación. Es muy recurrente y se utiliza para expresar un gusto exagerado o satisfacción desbordante por algo.