El lastre de ser una `isla energética' amenaza el `boom' de las renovables
España busca dos nuevas interconexiones eléctricas con Francia entre 2028 y 2030 El Gobierno quiere garantizar su construcción, pero el sector duda de los plazos
España está considerada una isla energética por sus reducidísimas conexiones eléctricas con Europa. El país arrastra un déficit secular de interconexión con Francia, muy por debajo de los objetivos marcados por la Comisión Europea para reforzar la seguridad de suministro energético del continente, la estabilidad del sistema eléctrico y la integración entre los Estados miembros. Unos objetivos que seguirán muy lejos de alcanzarse incluso con la futura construcción de nuevas redes entre ambos países que ya está en proyecto.
La baja capacidad para transportar electricidad entre ambos países condiciona de manera crucial el sistema de producción eléctrica y los precios del mercado: ser una isla energética es la razón por la que la UE permitió a España y Portugal adoptar la famosa excepción ibérica. Y de cara al futuro también puede acabar siendo un freno para el boom de energías renovables si no se cumplen los plazos previstos para activar las nuevas líneas internacionales programadas y que deberían estar listas entre 2028 y 2030.
España se ha lanzado en los últimos años a un despliegue masivo de nuevas plantas de renovables y se prepara para una avalancha aún mayor en los próximos. En el actual escenario de reducida demanda de electricidad de la economía española y de insuficiente madurez en el desarrollo de las tecnologías de almacenamiento de electricidad a gran escala (baterías), las interconexiones internacionales representarían una vía para dar salida a la capacidad de producción creciente de electricidad que está adquiriendo el mercado español.
Desde el sector energético se advierte de que un eventual retraso en la puesta en marcha de las nuevas redes con Francia provocaría una ralentización de la expansión de nuevas renovables para evitar más distorsiones entre oferta y demanda eléctricas. La modesta conexión actual España-Francia va a ir creciendo en los próximos años, pero con todo lo proyectado hasta ahora se seguirá sin alcanzar las exigencias de Bruselas.
Ambos países tienen diseñada la puesta en marcha de tres nuevas interconexiones, que acumulan enormes retrasos y que se han encontrado en los últimos años especialmente con las reticencias de Francia a impulsarlas. Los Gobiernos español y francés acaban de acordar la activación de una comisión bilateral para impulsar la construcción de las nuevas conexiones eléctricas y evitar más demoras. España y Francia han conseguido desencallar la construcción de una nueva conexión a través del Golfo de Vizcaya. Ahora quedan pendientes de impulsar otras dos interconexiones a través de los Pirineos, por Navarra y Aragón.
La conexión submarina se pondrá en marcha con varios años de retraso sobre anteriores previsiones. Y desde el sector energético ahora también se ve difícil que se vaya a cumplir el objetivo de tener los otros dos cables a través de los Pirineos en 2030. El Gobierno reconoce que, si no se cumplen los plazos establecidos para tener operativos los cables con Francia, previsiblemente habrá que recortar algunos de los objetivos de nuevas renovables marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta para la descarbonización y el impulso de las energías verdes hasta final de esta década.
España y Francia arrastran un déficit de interconexión muy por debajo de los objetivos de la Comisión Europea