La reivindicación de Pau Carreño
El alero del Cáceres es señalado decisivo por su técnico ante el Menorca tras casi no jugar en Logroño
A Arturo Álvarez le quedó un sabor especialmente amargo tras la derrota del pasado miércoles ante el Rioverde Clavijo. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad caía en Logroño perdiendo nueve puntos de ventaja en los últimos 3:16 y el técnico, al comprobar la planilla, el técnico se dio cuenta de que solo le había dado 19 segundos a uno de los jugadores a los que más aprecia en el vestuario: Pau Carreño.
Nunca se sabrá qué hubiera pasado en la última jugada con él en pista. El caso es que es probablemente su mejor defensor exterior, pero Txemi Urtasun anotó con cierta comodidad una bandeja ante Greg Gantt y el partido volvió a irse al pairo. Tanto se arrepintió de no haberle dado más protagonismo que cuatro días después, ante el Hestia Menorca, Álvarez puso a Carreño de titular. Y el jugador respondió a esa confianza completando un notable partido en lo que es su especialidad: anular al rival.
El entrenador le dio gran parte del mérito de que el visitante Eric Demers completase una histórica --por lo negativo-- actuación: 0 puntos y ningún acierto de los 16 tiros que lanzó, buena parte de ellos defendidos por Carreño. Hubo algo parecido a una disculpa cuando Álvarez destacó individualmente al alero catalán
en la rueda de prensa posterior al choque.
Sin mucho ya que pelear a nivel clasificatorio, puede ser el momento de los secundarios, o más bien de los meritorios como Carreño, considerado un `soldado' fiel y solidario, dispuesto
siempre al papel más ingrato por el papel del colectivo. Sus medias son oscuras (3,2 puntos, 1,1 rebotes y 0,5 asistencias en 13 minutos), pero si se va un poco más allá, a los porcentajes de tiro, sí puede sacarse la lectura de que es bastante fiable cuando se deci
de a mirar a canasta (64,3% en tiros de dos y 32% en triples).
¿Tendrá continuidad en los últimos partidos? Dependerá de los rivales y de las propias circunstancias, pero no del esfuerzo del jugador, que se ha mantenido siempre alto.