El Periódico Extremadura

Cáceres Pasión monumental

La Semana Santa cacereña, Fiesta de Interés Turístico Internacio­nal, se desarrolla en un entorno Patrimonio de la Humanidad cuya oferta gastronómi­ca seduce a miles de viajeros todos los años

- JUAN J. VENTURA caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com CÁCERES

Cáceres es Pasión. También es `quejío', saeta, recogimien­to, túnica, costal (simple o doble), mantilla, horquilla, capuchón, entrega generosa y desinteres­ada… Y no son sentimient­os pequeños, ni circunscri­tos a una franja de edad concreta. La devoción de los cacereños es amor monumental y universal, tanto como el entorno en el que se desarrolla su Semana Santa. No es una exageració­n decir que quien no conoce la gran semana cacereña, desconoce una de las más originales formas de rememorar la Pasión de Jesucristo, en la que tan importante como las cofradías y sus imágenes es el entorno donde tiene lugar esta liturgia con rango de Fiesta de Interés Turístico Internacio­nal desde 2011. No es para menos.

Desde el Sábado de Pasión hasta el Domingo de Resurrecci­ón 17 cofradías y hermandade­s hacen profesión de su fe repartida en 24 estaciones de penitencia con 54 pasos con imágenes de Cristo, Vírgenes o escenas de la Pasión. Las hermandade­s recorren la ciudad antigua de Cáceres en la mayoría de las ocasiones, espacio Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pocas ciudades pueden presumir junto con Cáceres de esa doble condición de Interés Internacio­nal y entorno protegido. Por si eso no fuera poco, aún hay mucho más. Continente y contenido rivalizan en excelencia con imaginería del siglo XVII (18 pasos) y del XIV (Cristo de las Indulgenci­as, Santo Crucifijo de Santa María, Santísimo Cristo del Humillader­o y Nuestro Padre Jesús de la Expiración de la Arguijuela). Las hermandade­s también destacan por su solera, con fundacione­s datadas en los siglos XVI y XV.

Una devoción singular

Todas las cofradías de la Semana Santa cacereña merecen una visita a su templo en el casco histórico y detenerse en su historia e imágenes titulares, pero hay una devoción en especial que atrae a miles de viajeros a Cáceres, y que es conocida en todo el mundo: El Cristo Negro, una talla medieval sobrecoged­ora cuya salida en procesión rezuma sobriedad. Al son de la esquila y el tambor con la caja destemplad­a sale a la medianoche del Miércoles Santo la Muy Solemne, Venerable y Pontificia Cofradía Hermandad Penitencia­l del Santo Crucifijo de Santa María de Jesús. Ese es su nombre

completo, pero todos la conocen como el Cristo Negro.

Aunque el año pasado su recorrido pasó por el barrio judío cacereño, este 2024 vuelve a su itinerario tradiciona­l, en el núcleo central de la ciudad monumental, que incluye espacios emblemátic­os como la Concatedra­l de Santa María, el Arco de la Estrella, adarve de la Estrella, adarve de Santa Ana, adarve del Padre Rosalío, Puerta de Mérida, calle Ancha, San Mateo, Cuesta de la Compañía, San Jorge, Cuesta del Marqués, adarve del Cristo, Obras Pías de Rocco, Arco del Socorro, calle Tiendas, plaza de Santa María y recogida en la concatedra­l.

Las calles se saturan de devotos y viajeros que quieren ver de cerca esta imagen de 600 años de antigüedad y tallada en madera traída de África, a la que se atribuyen no pocos milagros y hechos sorprenden­tes. Cada año la ciudad antigua de Cáceres se queda pequeña para recibir a su Señor, flanqueado por cofrades con un sobrio hábito benedictin­o con capucha y cíngulo. El público contempla en un silencio sepulcral el paso de esta imagen, pues los cofrades hacen un riguroso voto de silencio y anonimato. Solo las saetas rompen una noche mágica en la que solo se escucha el golpear de las horquillas de los hermanos de carga.

La Semana Santa cacereña también goza de otras muchas cofradías que realizan procesione­s espectacul­ares. Desde La Burrina, el Domingo de Ramos, hasta el Encuentro, el Domingo de Resurrecci­ón, Cáceres y su entorno monumental son una invitación a recorrerlo.

Además, este año podrá contemplar­se la restauraci­ón de las imágenes de la Virgen del Sagrario, Oración en el Huerto, Virgen de la Encarnació­n y Señor de la

Columna, entre otras muchas.

Mucho que ver y que comer

Y ya que estamos en un entorno Patrimonio de la Humanidad, qué mejor que conocer sus excelencia­s culturales, especialme­nte el Museo de Helga de Alvear, el Museo de Cáceres, Casa Pedrilla y Casa-Museo Guayasamín, el Museo de la Concatedra­l de Cáceres, subir a la Torre de Bujaco o visitar el Centro de Divulgació­n de la Semana Santa, en la Cuesta de la Compañía, ideal para una toma de contacto global con esta Fiesta de Interés Turístico Internacio­nal.

Cáceres no se puede conocer en su total dimensión sin probar su gastronomí­a, tan monumental como su entorno. La oferta de la que fuera Capital Española de la Gastronomí­a en 2015 y enclave de restaurant­es de renombre internacio­nal es espectacul­ar, con menús específico­s para la Semana Santa con exquisitos potajes y bacalaos, y una selección de dulces única (torrijas, perrunilla­s, roscos de vino y bollos de Pascua). Lo mejor es visitar alguno de sus conventos con torno y probar sus productos elaborados con esmero. La experienci­a será solo comparable a un éxtasis místico.

Los restaurant­es cacereños ofrecen en sus cartas estos días platos propios de Semana Santa

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EL PERIÓDICO Devoción El Cristo Negro sale de la Concatedra­l de Santa María en la madrugada del Miércoles Santo. ▷
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▷ cuaresma con bacalao, almejas y trigueros de restaurant­e Miga.
Propuesta Judiones de ▷ cuaresma con bacalao, almejas y trigueros de restaurant­e Miga.

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